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Ese año, hubo una fuerte lluvia sin precedentes en la selva tropical.

La lluvia continuó durante varios días. Su Lan cerró los ojos y se quedó dormido en la oscuridad. Lin Sen tuvo que envolver a Su Lan con sus ramas como un capullo de enredaderas y cubrirlo con capas de hojas, armando un refugio.

De esa forma mantenía el calor, evitaba la lluvia, y también garantizaba que no se caiga del árbol.

Lin Sen suspiró.

Su Lan era realmente demasiado vago, de verdad vago.

Si no lo hubiera cuidado, habría muerto hace mucho tiempo.

Unos días después, dejó de llover.

Lin Sen bajó sus ramas hacia el refugio, sintió la cosita adherida a su rama en el capullo, quitó las capas de hojas con sus ramas y luego aflojó las ramas restantes.

Pero lo que encontró abrazando su rama y cubierto de hojas caídas fue a un niño de piel blanca dormido.

EL ESPÍRITU DE PEREZOSO Y LA DRÍADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora