EL ESPÍRITU DE PEREZOSO Y LA DRÍADA

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Lin Sen yacía con el corazón roto en la mesa junto a Su Lan, mirando su encantadora cara dormida.

No debo gustarle.

Lin Sen pensó en las escenas de dos personas viviendo juntas en la selva tropical. Cuanto más pensaba en ello, más incómodo se sentía y suspiró.

¿Por qué un hermoso árbol milenario debería convertirse en un espíritu cultivado?

Solo cuando te conviertes en un espíritu cultivado estarás triste. Era mejor antes de convertirse en un espíritu cultivado. Es suficiente si tienes el sol en la cabeza y el agua debajo de tus pies.

Su Lan de repente abrió un poquito sus ojos y dijo ansiosamente: A... mi... también... me... gustas... estoy... feliz... feliz... tú...

Lin Sen estaba mareado por el repentino impacto de felicidad. No podía creerlo: Me acababa de confesar, entonces ¿por qué te quedaste dormido?

Su Lan levantó lentamente la mano para cubrirse la cara: Yo... solo... quería... acostarme... en... la... mesa... porque... me... sentía... tímido... tímido... me... acosté... y...

Lin Sen: ...

Su Lan se sonrojó: Yo... no... quería... y... no... esperaba... que... al... acostarme... simplemente... me... quedara... dormido... yo... ahora... estaba...

Temiendo que Su Lan se durmiera nuevamente, Lin Sen inmediatamente levantó la barbilla de Su Lan, presionó sus labios contra los suyos, los frotó suavemente y luego los presionó con fuerza.

Vio a humanos en la televisión estar muy cerca.

La cara de Su Lan está aún más roja y quiere esconder la cabeza entre sus brazos: Oye... Sí...

Lin Sen lo detuvo apresuradamente: No te acuestes más, te duermes tan pronto como te acuestas.

Su Lan sonrió lentamente, levantó lentamente la mano y palmeó suavemente a Lin Sen en la cara, diciendo: Tú... tus... hojas... están... rojas...

Lin Sen guardó silencio por un momento y dijo: Cariño, esto se llama cara.