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*Narra Harry*
Todos nos seguían mirando, aun después de que Malfoy gritara. Segundos fueron para que llegara Filch.

—¿Qué pasa aquí? ¿Qué pasa? —miró a la Señora Norris y se echó atrás, llevándose horrorizado las manos a la cara— ¡Mi gata! ¡Mi gata! ¿Qué le ha pasado a la Señora Norris? —se fijó en mi—. ¡Tú! ¡Tú! ¡Tú has matado a mi gata! ¡Tú la has matado! ¡Y yo te mataré a ti! ¡Te...!

—¡Argus! —Había llegado Dumbledore, seguido de otros profesores. En unos segundos, pasó por delante de nosotros y sacó a la Señora Norris de la argolla. —Ven conmigo, Argus. Ustedes también, Potter, Parks, Weasley y Granger.

— Mi despacho es el más próximo, director —le dijo Lockhart—, nada más subir las escaleras. Puede disponer de él.

—Gracias, Gilderoy.

La silenciosa multitud se apartó para dejarnos paso. Así que fuimos tras él; McGonagall y Snape también fueron. Los cuatros nos mirábamos de reojo, pero no dijimos nada, ni cuando entramos al despacho. Dumbledore dejó a la Señora Norris sobre la pulida superficie y se puso a examinarla, acercó la punta de su nariz larga y ganchuda a una distancia de apenas dos centímetros de la piel de la Señora Norris. Examinó el cuerpo de cerca con sus lentes de media luna, dándole golpecitos y reconociéndolo con sus largos dedos. La profesora McGonagall estaba casi tan inclinada como él, con los ojos entornados.

Snape estaba muy cerca de ellos, con una expresión peculiar, como si estuviera haciendo grandes esfuerzos para no sonreír. Y Lockhart rondaba alrededor del grupo, haciendo sugerencias.

—Puede concluirse que fue un hechizo lo que le produjo la muerte..., quizá la Tortura Metamórfica. He visto muchas veces sus efectos. Es una pena que no me encontrara allí, porque conozco el contrahechizo que la habría salvado.

Los sollozos sin lágrimas, convulsivos, de Filch acompañaban los comentarios de Lockhart. Dumbledore murmuraba extrañas palabras en voz casi inaudible. Golpeó a la Señora Norris con su varita, pero no sucedió nada; parecía como si acabara de ser disecada.

—...Recuerdo que sucedió algo muy parecido en Uagadugú, una serie de ataques. La historia completa está en mi autobiografía. Pude proveer al poblado de varios amuletos que acabaron con el peligro inmediatamente —finalmente, Dumbledore se incorporó.

—No está muerta, Argus.

—¿Que no está muerta? ¿Y por qué está rígida?

—La han petrificado

—Ah, ya me parecía a mí... —dijo Lockhart.

—Pero no podría decir como... —siguio Dumbledore.

—¡Pregúntele! —dijo Filch y me señalo.

—Ningún estudiante de segundo curso podría haber hecho esto —le dijo con calma Dumbledore—. Es magia negra muy avanzada.

—¡Lo hizo él! ¡Ya ha visto lo que escribió en el muro! Él encontró... en la conserjería... Sabe que soy, que soy un... ¡Sabe que soy un squib!

—¡No he tocado a la Señora Norris! —me defendí—. Y ni siquiera sé lo que es un squib.

—¡Mentira! ¡Él, junto con ella —señalo a ____________—, vieron la carta de Embrujorrápid!

—Si se me permite hablar, señor director —hablo Snape—, Potter y sus amigos simplemente podrían haberse encontrado en el lugar menos adecuado en el momento menos oportuno; sin embargo, aquí tenemos una serie de circunstancias sospechosas: ¿por qué se encontraban en el corredor del piso superior? ¿Por qué no estaban en la fiesta de Halloween?

Una Vida Con Él - (Harry Potter y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora