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*Narra _________*
Al entrar vimos que era una sala muy grande, apenas iluminada. Altísimas columnas de piedra talladas con serpientes enlazadas se elevaban para sostener un techo. Se oyó un silbido y Harry y yo sacamos nuestras varitas. Empezamos a caminar. Al llegar al último par de columnas, vi una estatua, tan alta como la misma cámara, era un rostro, con una barba larga y fina que le llegaba casi hasta el final de la amplia túnica de mago, donde unos enormes pies de color gris se asentaban sobre el liso suelo. Y bajo de él estaba Ginny.

—¡Ginny! —dijimos y corrimos hacia ella.

—¡No estés muerta! —dijo Harry—. ¡Por favor, no estés muerta!

Dejamos las varita a un lado, y le dimos la vuelta a Ginny. Tenía la cara tan blanca. Pero no estaba muerta.

—Creo que aun no esta muerta —dije mirando a Ginny con miedo.

—Ginny, por favor, despierta —dijo Harry.

—No despertará —dijo alguien.

Al girarnos vimos a un muchacho alto, de pelo negro, estaba apoyado contra la columna más cercana, mirándonos.

—Tom... ¿Tom Ryddle? —dijo Harry. Él asintió con la cabeza, pero yo seguía mirándolo con cierta desconfianza—.

—¿Qué quieres decir? ¿Por qué no despertará?

—¿Ella no está... no está...? —dije con un nudo en la garganta y mire a Ginny.

—Todavía está viva, pero por muy poco tiempo.

—¿Eres un fantasma? —preguntó Harry.

—Soy un recuerdo guardado en un diario durante cincuenta años.

Señaló hacia los gigantescos dedos de los pies de la estatua. Allí se encontraba, abierto, el pequeño diario negro que Harry había hallado en los aseos de Myrtle la Llorona.

—Tienes que ayudarnos, Tom. Tenemos que sacarla de aquí. Hay un basilisco... No sé dónde está, pero podría llegar en cualquier momento. Por favor, ayúdame... ¿Has visto...?

Entonce mire a Ryddle... y jugueteaba con nuestras varitas entre los dedos.

—Gracias —dijo Harry tendiendo la mano. Una sonrisa curvó las comisuras de la boca de Ryddle. Siguió jugando con la varita—. Escucha ¡Tenemos que huir! Si aparece el basilisco...

—No vendrá si no es llamado.

—¿Qué quieres decir?

—Devuélvenos nuestras varitas, las necesitamos —me iba a levantar, pero Harry me jalo para me mantuviera a su lado. La sonrisa de Ryddle se hizo más evidente.

—Gran carácter, de un buen descendiente de Slytherin —movió la varita de Harry y de un momento a otro estaba en una jaula.

—¿Que quieres decir con eso? —pregunte con cierto nerviosismo.

—Que tú, mi querida ____________, eres una descendiente de Slytherin. Bien, ahora cállate, a ti te necesitaré después —y miro a Harry—. He esperado este momento durante mucho tiempo, Harry Potter



*Narra Harry*
Mire a __________, que aun estaba sorprendida por lo que había dicho Tom. Volvía a mirarlo.

—Quería verte. Y hablarte —me dijo.

—Mira, me parece que no lo has entendido: estamos en la Cámara de los Secretos. Ya tendremos tiempo de hablar luego.

—Vamos a hablar ahora —dijo sin dejar de sonreír, y se guardó en el bolsillo las varitas—.

Una Vida Con Él - (Harry Potter y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora