Una Vida Con Él - (Harry Potter y tu)

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*Narra _________*
Hoy sería mi primera clase de Defensas Contra las Artes Oscuras con Snape y estaba nerviosa. Los chicos se fueron con Lockhart y yo fui a la oficina de Snape sin que me viera nadie. Por mi mente pasaba lo malo que tal vez me la pasaría, ya que Snape no le tenía mucho aprecio a Gryffindor.

Al llegar a la oficina de él, tomo una bocanada de aire y toque.

—Adelante —escuche que dijo y entre, él me miró—, bien solo falta que llegue uno más y empezaremos.

Lo mire desconcertada, quería preguntar a quien se refería, pero en primera no lo hice porque tal vez me contestara mal y en segunda, había tocado la puerta. Me sorprendí al ver a Draco aquí. Él me sonrió con su típica sonrisa arrogante, rodé los ojos para luego mirar a Snape.

—Bien señorita Parks y señor Malfoy —nos dijo mientras se levantaba de su silla—, empecemos —Al oír eso me dio nervios—. Cada uno en un esquita —y lo obedecimos—. Bien es hechizo el Expelliarmus —me miró, lo conocía—, es fácil es solo para desarmar el oponente de acuerdo —y ambos asentimos con la cabeza—. A las tres lanzan el hechizo 1.. 2... 3...

—Expelliarmus —dijimos los dos al mismo tiempo y de un momento a otro tenia la varita de Draco en mi mano, ahora yo sonría arrogante.

Estuvimos así por veinte minutos. Draco había podido desarmarme cinco veces, de las doce veces que practicamos el hechizo. Era divertido ver su cara de frustración, supongo que le molestaba perder ante una mujer.

—Muy bien __________ —dijo Snape, lo cual me hizo sentir rara; nos detuvimos y lo miramos—. Ahora haremos el hechizo Flipendo, que hace aturdir a su oponente, pero no muy potente —nos explico—. Bien a la cuenta de tres 1... 2... 3...

—Flipendo —volvimos a decir ambos y estaba vez sentí un golpe no muy fuerte y Draco se me acerco, podía notar que se había asustado un poco.

—¿Esta bien? —pregunto y asentí con la cabeza.

Seguimos practicando otro rato. A decir verdad cada vez me ponía más alerta, porque a Draco le gustaba jugar algo sucio, sin importarle si era una mujer o no, así que yo tampoco me dejaba.

—Bueno creo que seria todo —hablo Snape cuando sonó la campana—. Nos vemos en su otra clase.

Las siguientes clases con Snape a decir verdad no eran tan malas y si era sincera aprendía mucho con él, aunque aun me sentía nerviosa por como hablaba de los hechizos, como si de verdad amara dar las clases y ponerme retos con ellos. Sin duda de ahí saldría aprendiendo a defenderme, solo me compadecía de mis amigos, sobre todo de Harry, que Lockhart no lo dejaba en paz.

La varita de Ron, que todavía no funcionaba correctamente, se superó a sí misma el viernes por la mañana al escaparse de la mano de Ron en la clase de Encantamientos y dispararse contra el profesor Flitwick, y golpearle directamente entre los ojos, produciéndole un gran divieso verde y doloroso en el lugar del impacto.

El sábado por la mañana, sentí que alguien me movía; murmure que dejara de molestarme, pero insistieron, hasta que abrí los ojos de mala gana, era Angelina.

—Oliver me mando por ti —dijo ella, bostezo, pero ya llevaba su túnica de quidditch—. Entrenamiento —dijo lamentándose.

—Pero si todavía esta amaneciendo —me queje.

Me levante de mala mientras Angelina se iba. Me puse mi túnica quidditch, le deje un nota a Hermione, tome mi escoba y baje a la Sala Común, donde los gemelos, que igual iban adormilados bajaban las escaleras.

—Odio a Oliver —dijimos los tres al mismo tiempo.

Los tres caminamos con sueño a los vestidores, sin duda teníamos mucho sueño porque los gemelos no hablaban, hasta tuve que llevar de la mano a George, que había empezado a caminar dormido y casi se estrella con una armadura.