"El novio de Dong Sicheng" - YuWin/Winyu

Nuestro Pasado (1)

Corea del Sur, Seúl.

Hace 4 años atrás...

Rodó los ojos con fastidio escuchando las palabras que ya se sabe de inicio a fin, prefería mil veces escuchar las quejas de su papá antes que las de Hansol.

¿Si me escapó, me verá?

Asintió a su propio pensamiento, y inhaló un poco de su cigarro.

—Préstame atención, Sicheng. —riño Hansol, autoritario.

—¿Pará qué? Ya me se de memoria lo que estás diciendo. —burlo desinteresado.

Últimamente su padre Kris y él han tenido demasiado peleas por su comportamiento "Rebelde", para calmar las cosas en casa decidieron mandarlo al psicólogo de la universidad.

Mucha mierda.

Hansol se frotó las sientes, estresado por su presencia.

Llevaban una semana en las consultas y no habían dado el gran paso con la comunicación.

—¿Sabes algo? Siéntate aquí en mi escritorio y no hagas nada. —señalo el lugar con una mueca amargada.

—Con gusto. —respondí.

Pensó que el mayor le seguiría hablando, pero por alguna razón este solo se quedó en  silencio, observándolo. Alzó una ceja y expulsó humo del cigarrillo, para después devolverle la mirada a Hansol con más concentración.

Él es consiente de su mal comportamiento en estas semanas, sus familiares y amigos cercanos intentaban hablar con él, siempre había sido un chico tranquilo y callado.

—Quédate acá, ahora vuelvo. —por alguna razón Hansol sonrió con lo que parecía astucia.

Cuando Hansol se retiró de la habitación se dió el gusto de husmear con la vista a su alrededor, el lugar era cálido y reducido, con poca mueblería y un computador.

—¿Quién mierda eres? —la voz dulce y un poco gruesa, lo devolvió a la tierra.

Buscó con la mirada inútilmente, hasta que dió con el computador.

En la pantalla de este se encontraba un chico con varios moretones en la cara y ceño fruncido.

Era hermoso, tenía cabello castaño con ondulaciones pequeñas, rostro delgado, nariz definida, labios gruesos y mirada penetrante.

Una completa belleza, claro, ignorando los moretones y la mara cara que le hacía competencia a la suya.

—Soy la reencarnación de Leonardo da Vinci ¿No te jode? —pregunto de manera sarcástica.

—Me jode, no creo que Leonardo haya tenido una reencarnación con expresión de mocoso traumado. —al parecer el desconocido no era de los que se quedaban callados.

—No hables mucho, parece venir de una pelea callejera ¿Eres criminal acaso? Parecer de los que causan problemas por diversión. —comentó, queriendo crispar al otro con mis palabras.

—¿Y eso acaso te importa? Busca una vida y sigue tu cuento de hadas, niño rico.

—¿Tienes envidia? Eres solo un miserable, ya desearías tú, estar donde yo estoy.

—¿Yo? ¡Si te ves más miserable que yo! —afirma con seguridad—. Con solo ver tu ojos, puedo ver tú estado tan lamentable.

—¡Estás loco! —gruño con furia y suspiró con pesadez. Estoy peleando con un idiota por llamada, realmente estoy mal de la cabeza—. Lo que sea, solo cállate.