Capítulo 19

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Nick: parte ll

Adiós, rojita pecosa.

Dos años antes.

No he vuelto a ver a Kate desde ese día y me empecé a sentir mal, como dije ella es mi única amiga. Algo esta mal, ella jamás me hubiese hablado en ese tono aun que le hubiese hecho la peor de las bromas, Kate nunca se hubiera puesto así.

Intente llamarla dos días después del suceso pero ella solo me dijo que le diera su espacio, lo entendí porque toda mujer merecía su espacio. Los siguientes días se me hicieron eternos y grises sin tener la dulce sonrisa de mi mejor amiga y diciendo cosas positivas, era un poco pesada pero así la quería, ella igual me quería con todos sus defectos. Hoy se cumplía dos meses desde la ultima vez que la hable.

Necesitaba hablar con ella, oír su voz diciéndome que esta bien y solo esta así porque quiere meterse en su papel y sentir lo que el personaje, y como si Dios hubiese oído mi petición el sonido de mi celular me anuncio que alguien estaba llamando y era ella, conteste rápidamente.

—Kate, ¿Estas bien? —contesto muy preocupado y a la vez aliviado de que me haya llamado.

—¿Puedes venir a mi casa ahora? —contesta ella apagada, su tomo dulce y emocionado desapareció sin duda algo grave estaba pasando, algo muy grave.

—Si, iré de inmediato —no digo nada más porque ella cuelga, además no tenia nada que decir porque debía ir a verla, lo hice sin pensarlo dos veces.

Llame un taxi y le di la dirección de la casa de mi amiga, ya en el lugar le page lo que me había cobrado, no era necesario tocar la puerta porque Kate ya la había abierta, había cambiado su aspecto no era muy bueno, tenia unas ojeras muy notables, había adelgazado, se había teñido el cabello de color castaño oscuro y lo tenia mal amarrado, sus ojos ya no tenían el mismo brillo de antes estaba vacía, su piel estaba pálida como su rostro ya no se le notaban tanto las pecas se le veía agotada.

Me invito a pasar, no había nadie en su casa, ni Bruce que siempre se la pasaba aquí encerrado todo el día oyendo música. Llegamos al cuarto de Kate, ahora si no hacia falta preguntar si estaba bien porque no se le veía, se echo en su cama y con me senté en la silla de su escritorio.

—Creo que te metiste demasiado en tu papel de Kori —bromeo para tratar de animarla pero fue un error ya que su expresión fría no cambia.

Decido mantenerme en silencio, Kate esta echada boca arriba viendo el techo sin decir nada por unos minutos, quería decir algo para romper esta tortura de silencio pero ella se me adelanta otra vez.

—Nick, ¿te puede pedir algo? —su voz suena algo cansada, sigo echando de menos su tono alegre.

—Claro —respondo, con la esperanza de que me diga la razón de su tristeza.

Pero, se me acerca sutilmente. Se queda a centímetros de mi rostro y planta un beso en mis labios, mi instinto me pide que me aparte y mi conciencia me dice que esto esta mal pero yo me quedo en shock cuando ella se aparta, su expresión no cambia, mientras yo la miro con los ojos bien abiertos y sin parpadear.

—Nick —pronuncia mi nombre suavemente — quiero que... quiero que tu seas el hombre que me quite la virginidad.

¿Pero que mierdas?, ella trata de acercarse a mi otra vez pero esta vez si la aparto con brusquedad, no puedo creer lo que me acaba de pedir.

—No, Kate no, no hare eso ¿estas bien?  —suelto sorprendido y a la vez confuso — ¿por qué carajos me pides eso?.

—En mi escuela todos dicen que eres gay, y te gusta mi hermano  —habla secamente y sus ojos se empiezan a cristalizar — solo quiero desmentir eso...

Invisible [ Libro #1] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora