Capítulo 26

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Pesadillas (parte 2)


Jennifer (actualmente)

Si hay algo que me jode más, es ver como Hannia contraataca mis ataques. Si que la he subestimado bastante. Tengo a Dave quejándose las veinticuatro horas del día de que sea él quien se lleve los golpes.

—¿Quieres dejar de quejarte? Trato de pensar —le grito ya harta de sus quejas.

—El maldito ojo y la nariz todavía me duelen —sigue quejándose Dave.

—Pues ve donde un jodido médico y deja de joder —camino de un lado para otro, comienzo a alterarme, se que lo que hizo en la prueba de porristas fue un comienzo, así que debo buscar otros métodos.

—¿Por qué siento que no te importo en absoluto, cariño? —me habla en con su tono ablandado, iluso cree que estoy enamorado de él.

—Siento que te lo mereces por bocón—espeto molesta— Hannia esta a un paso de descubrirnos y quien sabe que cosas sabrá de nosotros.

—Lo de Kate fue culpa tuya ¿okey? —me enfrenta, se atreve a levantar la voz.

—Cuida tu lengua Dave, ¿O es que quieres otro moretón en tu bello rostro? —basta con solo decir eso para que Dave retrocediera y tomara asiento— Nada nos asegura que ya sabe algo sobre lo que le paso a Kate realmente.

—Aun así debes tener cuidado, bebé — asco, eso es lo que siento cuando Dave se pone empalagoso conmigo, se supone que es un desgraciado como yo, me siento en la misma banca que el tomando mi debida distancia— Relájate un poco Jenn.

Sin decir nada se acerca a mi, aleja mi pelo de mi cuello y comienza a besarlo, me mantengo inmóvil sin hacer ningún gesto, una leve punzada en el estomaga me viene cuando Dave comienza a tocarme más allá de la pierna y los pechos, empiezo a pensar en mis pesadillas quiero detenerlo, pero él no sabe que es lo que me paso y tampoco quiero que lo sepa.

Hace que me recueste sobro la baca arqueo el cuello dándole acceso a este, empieza succionar levemente, empieza a desabrochar su pantalón y sube mi falta, introduce su miembro dentro de mi, y dejo que lo haga.

No siento nada, me desconecto del mundo fácilmente, puedo oír los jadeos de Dave, yo apenas parpadeaba, mis labios se entreabran Dave estampa un beso en ellos, pienso en James, es mi único pensamiento para sobrellevarlo todo.

[...]

Sin duda la cárcel no es precisamente mi lugar favorito en el mundo, pero debo venir aquí por lo menos una vez al mes a visitar a otra culpable de lo que me paso.

Camino por los pasillos custodiada por un par de hombres altos, policías. Llegamos a una puerta, la sala de visitas, me quito las gafas de sol y me las guardo en mi bolso, un policía abre la puerta y hago una seña de agradecimiento, camino por el lugar atrayendo la mirado de algunos presos.

Los ignoro a todos, se siento en una de las mesas vacías a esperar que traigan a mi madre, mantengo el semblante serio en todo momento, una puerta que esta al fondo se abre y aparece de ella Cindy Bárdales.

—Hola, mamá —saludo cuando toma asiento frente a mi, con su respectiva ropa naranja, lleva el cabello trenzado y la cara pálida, su cabello... rojizo.

—Hola, querida —me saluda, embozando una sonrisa de boca cerrada— ¿Cómo has estado? 

—Mejor —contesto evitando mirarla fijamente— ¿Y tú?

Invisible [ Libro #1] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora