Capítulo 31

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Nuestros últimos momentos juntos
(parte uno)

Presente

Alex

Lleve pensando en esto hace días y quiero hacer las cosas bien esta vez. Justo ahora me encuentro esperando afuera de la escuela de Hannia, algunos alumnos ya empezaron a salir y me miraban, más que todo las chicas pero yo solo esperaba a una.

Traía conmigo la moto que me regalo mi padre cuando cumplí los dieciséis. Una que otra chica intentaba acercarse, pero de pronto la vi a ella, llevaba el cabello suelto y vestía unos pantalones semi ajustados, con una blusa corta de tirantes que dejaba al descubierto sus hombros y que le cubría el ombligo, ella sonreía mientras hablaba con su amigo, él estaba de la mano con otro que lo miraba con mucha admiración, parece ser su novio.

Ella me miró, y se quedo quieta ahí, parada. Todos la miraban extraña, yo le sonreí y se acerco a mi corriendo y me abrazo, no me espere esa reacción, pero aun así, la abrace y la cargue. Su aroma era muy agradable, olía a dulces, su cabello se enredo un poco en el abrazo.

—¿Que haces aquí? —me pregunto ella después de dejarla en el suelo .

—Vine por ti —le toco la nariz y tengo que mirar hacia abajo para mirarla a los ojos. Estábamos creando una escena muy rara frente a todos— quiero que me acompañes a un lugar.

Ella me da una mirada entre sorprendida y confundida. Puedo leer todos sus pensamientos con tan solo mirarla y ya en el sol pude confirmar que sus ojos no son del todo negro, era de hecho un color café oscuro, muy oscuro.

—No te secuestrare, lo juro —contesto haciendo que sonría.

Soy adicto a su sonrisa.

—Okey —accede y mira la moto— ¿sabes conducir?

—No, solo use mis alas de ángel, cargue la moto y la traje hasta aquí —respondo con mucho sarcasmo con las manos en los bolsillos de mis pantalones, ella solo ríe— sí, si conduzco.

Hannia asiente, yo me acerco a la moto para así encender el motor, le hago una seña a la chica para que suba y ella lo hace con mucha facilidad. Nos ponemos en marcha después de unos segundos, a propósito aumento la velocidad para que Hannia se sostenga en mi, amo la manera en como ne abraza su pone su cabeza en mi espalda, puedo sentir su sonrisa sin necesidad de verla, eso también me hace sonreír. 

Me siento como un idiota muy feliz, el sol no es tan fuerte, el aire fresco choca sobre mi rostro este mismo hace que el cabello de Hannia se enrede. El camino no se me hace muy largo, ya que a la velocidad que voy es rápida. Nos alejamos de la ciudad, llegamos a un lugar que parecía mas bien un campo desde donde se veía la ciudad, estaciono la moto en un lugar cercano.

—Llegamos —le hago saber a Hannia, ella mira con mucha admiración el lugar— ¿Te gusta?

—¡Es hermoso! —exclamo Hannia sin poder creerlo— no puedo creer que viví toda mi vida en esta ciudad y no supe de este lugar.

—¿Es en enserio? —cuestiono con sorpresa— yo solo viví aquí un año y lo descubrí.

Ella me mira algo confusa, supongo que no debí decir eso. Cada vez me pongo más nervioso por tener que decirle esto a Hannia. No se como Taylor me convenció de hacer esto, esa no es regla de un Weaver.

—Ven Hannia —la atraigo hacia a mi y hago que se siente en el césped junto conmigo, y la abrazo— observemos por un momento el cielo.

Se que lo dije sonó algo estúpido pero ella me obedeció mirando hacia el cielo, copie su acción echándome en césped segundos después ella hizo lo mismo, voltee disimuladamente a verle, su perfil era muy bonito, su naricita era tan tierna, sus pestañas largas y dobladitas incluso entreabrió sus labios y pude observar sus dientes de conejito, sus orejitas eran pequeñitas ¿acaso todo de ella era pequeño?

Invisible [ Libro #1] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora