Trio de Amor (LGBT) ~ 2da Temporada: Próximamente ~

20: Desilusión

A pesar de la larga platica que tuvieron los tres chicos, al final del día no pudieron llegar a ninguna resolución al problema de Robert. Darío Rivero se sentía mal de dejar ir al chico con más dudas que respuestas y para Maximilian Wells era lo mismo, no se sentía a gusto dejando ir a Robert, así como así, pero debido al trabajo del presidente Philippe, después de algunas compras de regalos y comer, ambos fueron llevados al aeropuerto para regresar a California después de 3 días de estar afuera para atender el favor que le había pedido Samuele Montesco a su primo.

Al abordar el chico inexpresivo no dejaba de mirar su foto con Samuele y Anthony, además de sus demás fotos con toda la gente que conoció en el desfile de modas.

— Estás muy atento a tus fotos. — Comentó Philippe algo divertido de ver a su asistente embobado en su celular.

— Nunca había conocido a tanta gente en un día. Todos fueron muy amables y atentos conmigo a pesar de ser un raro. —

— Tu no eres un raro. — La gran mano del presidente comenzó a revolver el cabello oscuro de su asistente. — No vuelvas a llamarte, tu eres normal a tu modo. — Eso fue lo que respondió el presidente regalándole una sonrisa al chico quien de cierta manera se sintió bien en escuchar que era aceptado. Las horas pasaron y el vuelo se prolongó un rato más, cuando llegaron a Napa eran las 2 de la mañana y de un taxi ambos hombres bajaron afuera del edificio donde vivía el asistente.

— Muchas gracias por traerme, a pesar de que en si no hice nada en todo el viaje. ¿Para qué me llevó? Ahora me lo pregunto. — Comentó el joven extrañado.

— Te mentí diciéndote que era por trabajo, no te mentiría si te digo que fue para que pasaras mas tiempo conmigo que con Neil o Thomas... Pero muy en el fondo, creo que la verdadera razón es porque quería que descansaras un poco de nosotros tres. Tanto soportar nuestros coqueteos puede ser cansado incluso para ti, la verdad pienso hablar con ellos para darte tu tiempo y lugar como persona, ya que estoy seguro de que lo que menos queremos es que nos odies. — Philippe sonrió y fue que Robert bajó un poco la mirada.

— Yo jamás los odiaría, a ninguno. — Comentó, pero el presidente sin dejar su sonrisa puso su mano derecha en el pecho del chico.

— Algún día, tarde o temprano, tu corazón deberá elegir un camino. Y sin importar cual elija, solo espero estar a tu lado para ver lo que eres. — El asistente miró el rostro de su presidente quien parecía tranquilo, tierno, algo que jamás había visto antes, en los meses que llevaba a su lado, siempre mostraba un lado extrovertido, despreocupado e incluso infantil. De repente Robert sintió un tierno beso en su frente provocando un leve sonrojo en su rostro. — Te amo, Robert. —

— Está raro. — Dijo de la nada el chico, Philippe comenzó a reír levemente poniendo su mano en la cabeza de su asistente.

— Solo te muestro un poco de la verdadera madurez que tengo. Soy un viejo, así que no deberías sorprenderte de que los años me hayan educado con dureza. — Los rostros de ambos estaban cercanos, sin embargo, el hombre de cabello casi platinado se alejó dando dos golpecitos en el hombro de su empleado. — Descansa, mañana tenemos mucho que trabajar. —

— Si, lo veo en un rato. — Contestó viendo como su jefe se subía al taxi y el auto arrancó. En ese momento las palabras de Philippe comenzaron a girar en su cabeza. — Cuando tenga que elegir un camino... Alguno de los 3. — La duda que seguía latente. ¿Cuál iba a ser su elección si por los tres tenía el mismo sentimiento? Era confuso, porque de cierta forma ni siquiera sabía como se sentía el amor de verdad, ya que desde que sus padres cambiaron el recuerdo de lo que es amar y ser amado se fue borrando con los días que pasaban en aquella habitación donde experimentaban con el paciente beta.