23: Amelia

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El sonido de las sirenas era fuerte en aquella noche oscura, varias patrullas e incluso unas camionetas blindadas y un gran número de policías acordonaban un lugar de donde salía otros policías y entre ellos había un niño abatido que estaba inconsciente después de todo lo que había ocurrido. Todo era oscuridad para ese infante que lentamente comenzó a abrir los ojos, todo era brillante, eso le parecía extraño porque sus despertares eran la completa penumbra de su habitación.

— Hola. Al fin despertarte. — Escuchó la voz de una mujer, era un tono diferente al que comúnmente escuchaba. En ese momento los ojos de aquel chico se abrieron de repente observando alterado todo a su alrededor con miedo al no saber donde se encontraba. — Debes de estar confundido, tranquilo estás en un lugar seguro. — Una mujer con una bata blanca estaba delante del chico quien con una sonrisa se acercó al joven que solo la miraba con seriedad. — Mi nombre es Amelia Williams soy psiquiatra y estoy aquí para hablar contigo y dar un diagnóstico. ¿Podrías decirme tu nombre? — Preguntó la mujer, pero no recibió respuesta de parte del chico que simplemente se quedó callado sin mostrar emoción alguna, solo movió su rostro un poco para después recostarse y mirar al techo. — ¿No vas a hablar? Habla conmigo, hablemos. —

— Si puedo hablar, pero solo cuando tengo permiso puedo hacerlo, si no te contesté antes es porque necesitaba tu permiso. — Dijo de inmediato el chico mirando detenidamente a Amelia con una mirada sin emoción, a la mujer en ese momento le parecía extraño y confuso la actitud del chico.

— ¿No tienes miedo? ¿No tienes dudas? ¿No te preguntas del lugar dónde estás? ¿Por qué estás tan calmado? — Los ojos del chico volvieron al mirar al techo unos segundos en silencio, para después volver a mirar a la psiquiatra quien entendió un poco la dinámica. — Responde mis preguntas por favor. —

— No tengo miedo, no tengo dudas, no tengo porque preguntar solo obedecer y no lo sé, simplemente no hay nada. — Amelia seguía más que confundida de lo que estaba pasando con ese chico, simplemente estuvo haciendo preguntas y hablando con él. Pero en todo ese rato no hubo ni un momento en que su rostro se hubiera movido o que hubiera alguna señal corporal o sónica que demostrara alguna emoción, simplemente era como un robot sin emociones, solo programado para obedecer, sin voluntad, sin vida.

— ¿Qué te hicieron niño? — Preguntó sin pensar.

— Me hicieron una serie de pruebas físicas, pero sobre todo mentales con el objetivo de descubrir una forma de programación mental y conocer lo secretos de la mente humana desde la raíz de esta. —

— Responde ¿Cuál es tu nombre? —

— Nombre... Es la forma que la sociedad identifica a un individuo a través de una palabra específica que se elige por los progenitores desde el nacimiento del individuo, en mi caso he sido llamado paciente beta, pero hace mucho también era llamado: Robert... Robert McLauren. — Amelia se quedó petrificada al saber que aquel chico rescatado era el hijo de Russell y Eve McLauren, aquellos dos grandes investigadores que fueron sus maestros. Una vez terminada su platica con aquel chico, unos oficiales vieron a la mujer para saber su diagnostico ya que ellos querían al chico para testificar y hacerles preguntas acerca de lo que había pasado en el lugar donde vivía con sus padres y donde era sometido a experimentos peligroso.

— Ese chico fue expuesto a algo demasiado peligroso, su mente no está para nada bien. Tal vez sea un daño irreparable que ni con todo el medicamento del mundo que pueda recetarle se curara, es como una marioneta, solo se moverá conforme los hilos se muevan. No tiene voluntad alguna. No puedo dejar que ustedes le hagan un interrogatorio menos sin saber lo delicado de su mente. — Comentó la mujer con determinación en su voz. — Yo mandaré los documentos a la fiscalía y a las autoridades correspondientes para dar mi veredicto acerca de Robert y su estado mental. — Fue lo último que dijo antes de sacar a los oficiales de su oficina. Los días pasaron y las platicas con Robert se volvieron cotidianas cada día, a pesar de todo su salud física no estaba tan mal, solo tenía un poco de descompensación debido a su dieta diaria.

Trio de Amor  (LGBT)  ~ 2da Temporada: Próximamente ~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora