Capítulo X

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No vais a ver un capítulo tan largo como este 😶‍🌫️ Compensación por el anterior 🫶🏻

10 - Regresar a donde somos felices

Queríamos evitar volver a cometer el error de ir a un lugar sin saber sus costumbres. No queríamos volver a casa llenos de lodo.

Montados en el ferry nos dirigíamos a una isla dónde nos esperaban dos días geniales. Además, para evitar escuchar nuestras quejas, Kaoru nos invitó con él a su posada.

Aquello era otra cosa, aquello era muchísimo mejor que la última vez.

Cada uno se dirigió a su habitación, eran tres individuales y dos dobles ya que no disponían de más. Era temporada alta y habían muchos turistas.

A Miya y a mi nos tocó compartir habitación bajo la excusa de que éramos los pequeños y podíamos hacer el sacrificio de no tener una propia. No nos importó demasiado.

—¿No sabes abrir puertas o que? —me dijo a la tercera vez que pasé la tarjeta por la manilla electrónica.

—Cállate te lo pido —la calor que hacía no ayudaba y estaba empezando a sudar.

Cuando por fin pude, se me resbaló la manilla y no se abrió la puerta. Después de que Miya se riese de mi durante diez minutos, la abrió.

Había mucha iluminación, una cama gigante y todo tenía una estética muy mediterranea. Era genial.

Wow —me lancé sobra la mullida cama.

—Deberíamos ponernos el
bañador, estarán  esperando abajo —dijo Miya sacando su bañador de la maleta.

Entró al lavabo y salió pocos minutos después.

—¿Maya pasa algo? —me dijo Miya cuando ya llevaba diez minutos encerradaen el baño. Sonó preocupado.

—¡No! —grité frustrada intentando atarme el bañador —Vale, creo que ya —cuando solté los cordones se desataron los nudos —Que mierda.

Del otro lado de la puerta podía escuchar a Miya riéndose.

—¡No te rías! Esta mierda no quiere ponerse bien —me puse una camiseta, desistiendo, y salí del baño lanzando el bañador en alguna parte de la habitación.

—No puede ser tan complicado, talvez no sabes hacer nudos. —dijo mirando el bañador. —Sobre todo lo se por como te atas los zapatos.

—¡Pues pónmelo tu si tanto sabes! —n ese momento no medí mis palabras, pero Miya no pareció darse cuenta.

—Bien. —respondió tranquilo.

Lo miré acusadoramente buscando la trampa. Terminé volviendo al baño para ponerme la parte de arriba del bañador y salí agarrando los cordones para que no se cayese.

Me acerqué a Miya, quien estaba sentado en la cama, y me quedé de espaldas a él.

Escuché como se levantaba y sentí sus dedos deslizándose por mi espalda, apartándome el cabello. Me recorrió un escalofrío por la columna.

—No es tan complicado —dijo mientras ataba las dos cuerdas que rodeaban mi cuello y despues las otras dos. —Te lo dije —alardeó.

Para finalizar, antes de que pudiese darme la vuelta, dejó un beso en mi hombro.

Al girarme, Miya se había apartado y terminaba de meter las toallas en la bolsa que nos llevaríamos a la playa.

Mi rostro estaba completamente rojo.

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