Vivo para ti

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DUA POV.

Ya han pasado treinta y dos horas, ella no ha despertado.

Me siento abrumada.

Sueña y sueña, está inquieta por su realidad, lo puedo ver, su desesperación por despertar es mayor.

Su herida ha sanado con precauciones, pero, no por completo.

Siento un vacío dentro de mi, por no protegerla, por no estar ahí para detenerla.

¿Será que me permita entrar en su vida?
Tampoco quiero cohibirla, quiero que ella se exprese y me muestre lo que es sin miedo alguno.

Ahora estoy tomando una rápida ducha antes de irme por el resto de día y noche a la enfermería.

Tomé mi toalla para secar mi largo cabello negro, la pasé por mi rostro y por lo que resta de mi cuerpo.

Mientras me ponía el uniforme de la prisión, pensé...

¿A qué se enfrentó Angèle?

¿Por qué?

No tengo respuestas, claro que ella me dará una explicación, más le vale que sea precisa.

Ira, tristeza y esperanza.

Esas tres palabras me definen.

Ira, me mantiene enojada el hecho que ella no me haya dicho nada.

Tristeza, me remuerde que no llegué a tiempo.

Esperanza, cuando despierte mejorará, estoy segura que yo estaré para ayudarla.

Sin más, salí ya vestida del baño.

Dejé mi cabello suelto para que el viento ayudara a secarlo.

Mis pestañas están enchinadas con un toque de rimel.
Aquí en la cárcel es difícil conseguir maquillaje, tienes que juntar algunos dólares a cambio de trabajos.

Al estar afuera de la enfermería, toqué con delicadeza dos veces la puerta, a lo que respondieron.

- Si, entra.

Giré la perilla y me encontré con un castaño alto sonriente.

- ¿Cómo se encuentra? -dije dando pequeños pasos a la camilla de Elle.

Ahora está estable.
Sus pesadillas hacen que aumente su ritmo cardíaco- dijo con preocupación.

Él se encontraba sentado detrás de su escritorio en una silla giratoria leyendo papeles.

- Elle, ¿En qué te has metido? - dije en susurro acariciando suavemente su cabeza, mi esperanza no se iba.

- Dua, tengo que salir- se puso de pie y me miró dudoso con su ceja levantada.

- Yo la cuido, no pasará nada- dije con obviedad.

Asintió y se marchó.

Mi mirada permanecía en la puerta, pero, al detener mi toque se movió Angèle.

- Lo siento, me distraje un poco- dije como si ella me escuchara.

Y regresé mis caricias a su cabello, sabía que ella amaba que lo hiciera.

Noté una ligera capa de sudor en su frente, decidí limpiarla con una toalla húmeda que Erick dejo en su costado.

La pasé lentamente por la zona.

Ella tenía pesadillas.

Comenzó a agitarse, eso me preocupó, cuando su ritmo cardíaco se aceleró.

Prisoner / Dua Lipa y Angèle. Dua Donde viven las historias. Descúbrelo ahora