CAPITULO 1

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Mis ojos se nublaron por las lágrimas acumuladas en ellos.

Mi madre cada día estaba más enferma, me pase las manos por mi cabello frustrada.

No tenía trabajo mucho menos estudios y estaba sola en esta vida.

Lo único que me quedaba era ella, y se estaba muriendo con el pasar de los días.

La mire, aún dormía pero se quejaba de dolor.

Tome mi teléfono con prisa y marque a la única persona que podría ayudarme, sonó tres veces y contestaron...

— Nathalia aceptó lo que me propusiste —. Trague saliva insegura

— Ya sabés te quiero ver aquí a las ocho en punto, lleva ropa de encaje y un vestido provocador —. Mordí mis labios nerviosa

Me quede callada por un par de segundos, mi corazón quería rechazar la idea, pero mi madre me hacía cambiar de opinión.

— ¿Estas ahí Mónica? —. Su voz me hizo recapacitar

— Si, si yo estaré ahí —. Conteste

— Bueno entonces te esperare en la puerta —. Explicó

— Si, adiós —. Colgué y mire a mi madre

— ¿A donde vas? —. Preguntó preocupada, me acerque a ella y la tome de la mano

— Voy a trabajar madre, te quedarás con Paulina —. Sonreí con tristeza

— Esta bien hija que te vaya bien y cuidate mucho —. Sentí como se oprimió mi corazón

Solo asentí con la cabeza y me separe de ella, camine a la puerta y antes de salir le di un ultimo vistazo.

Una lágrima resbalo por mi mejilla y salí de la habitación.

Camine a la sala y me encontré con Paulina, me acerque a ella y le sonreí.

— Tengo que salir a trabajar, necesitó que cuides de ella y cuando regrese te pagaré todo lo que se te debe —. Ella me miro con tristeza y asintió con la cabeza

Mire la hora en mi teléfono y me di cuenta de que eran las siete, me di la vuelta, camine rápidamente a mi habitación.

Entre volando al baño, me despoje de mi ropa y deje que el agua hiciera su trabajo.

Cerré los ojos al sentir como acariciaba mi piel desnuda, salí envuelta en una toalla, camine a mi ropero.

Lo inspeccione con la mirada, a lo lejos encontré un pequeño vestido negro.

Muy pegado al cuerpo, que juraba que si me agachaba podría verse mi ropa interior.

Un escote muy pronunciado y unas pequeñas aberturas a los lados.

Lo tome entre mis manos y lo puse en la cama, saque una pequeña ropa interior negra de encaje.

Me la coloque y me quedo perfectamente, después el vestido.

Tome unos zapatos de tacón alto negros, pinte mis labios color rojo intenso y deje mi cabello suelto rizado.

Rocíe perfume en mi cuello, tome mi abrigo y tape mi cuerpo.

Camine por el pasillo con cuidado de que Paulina no me viera, escaneé todo con cautela, y al no verla por ninguna parte.

Tome rápidamente mi bolso con mis llaves y salí de la casa, tome un taxi y le indique la dirección.

Mi corazón latió con fuerza al ver que llegábamos, algo en mi decía que no entrara.

Pero ver a mi madre sufriendo me rompía aún más el corazón, a lo lejos observe a Nathalia, detuve al conductor y baje del auto.

Ella sonrió al verme y con descaro observo mi poca ropa, me detuve de golpe, mi corazón latía a mil por hora, no quería hacerlo, no quería venderme...

ME PERTENECES (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora