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Jack Conway, el hijo de un Capitán de militares más reconocido y respetado, el muchacho tenía tan solo 17 años cuando su padre decidió meterlo a Vietnam un lugar que tenía bastantes centros militares para entrenar a cada soldado o cadete.
El pequeño adolescente que era Jack Conway en ese entonces no tuvo la valentía como para poder negarse a lo que su padre le propuso, por lo cual al cabo de unos días se lo llevaron a una de las bases militares más destacadas, pues su padre no era cualquiera, el Capitán Conway quería que su hijo fuera tan respetado como el o hasta más, tenía altas espectativas de Jack y solo por que este portaba el apellido Conway, la madre de este chico tampoco se negó, por miedo y por que siente que su pequeño Jack puede llegar a ser tanto como su padre -o solo vivir en la sombra de su exitoso padre-.

Jack bajo de un gran avión, lujoso, por cierto, su padre no era cualquier tipo, las maletas de ambos fueron bajadas por cadetes recientes de el lugar, el Capitán Conway ordeno que le dieran la mejor instancia a su hijo con los cadetes entrantes tan recientes como Jack y así lo hicieron.

"La palabra de el Capitán Conway es ley"
Aquella era una de las frases que más escuchó Jack en el momento que entró en el recinto militar, sabía que su padre era importante, pero no creía que de aquella forma.

Apenas termino de ordenar sus pertenencias miro por la ventana de la gran habitación que compartaria con su pelotón y noto como un gran carro militar llegaba a la base con adolescente que se veían de su edad, estos ya traían el uniforme puesto, el pequeño e inocente Jack Conway solo iba de camisa, pantalón de tela y zapatos elegantes, se sintió avergonzado por ir de aquella forma, nisiquiera sabe si el uniforme le quedara como a aquellos cadetes, suspiro y se sentó en una cama, no quería estar en ese lugar, entonces unos gritos hicieron que volviera corriendo a la ventana con algo de intriga y lo vio.

⎯¡Mueve el puto culo cadete de mierda! ⎯Al parecer era un coronel que le gritaba a un chico recién llegado, aproximadamente de su edad, el chico era rubio, bajo, demasiado fajo y jura que a pesar de estar a aquella distancia tan lejana vio sus ojos celestes.

El hombre levanto su mano apunto de dejarla caer sobre el rostro de el flaco y pequeño chico rubio, Jack volvería a jurar que nunca corrió tan rápido en su vida, tomo mano de el hombre claramente años mayor que ambos chicos e hizo que permaneciera quieta, no golpeo al lindo rubio.

⎯¿Quien mierda te crees muchacho? ⎯El hombre hizo que Jack soltara de donde detuvo su mano, lo iba a golpear.

⎯S-Soy el hijo de el Capitán Conway ⎯Fue lo primero que dijo, lo primero que pudiera salvarlos a ambos por aquella ves.

⎯Oh, lo siento, debes ser Jack Conway ¿no? Te pareces a tu padre ⎯El hombre hablo con total tranquilidad, nadie sería capaz de faltarle el respeto a el Capitán Conway ni a su hijo. ⎯Si gusta usted puede llevar a Gustabo García a su habitación compartida.

De aquella forma Jack Conway y Gustabo García se conocieron, Jack le dijo con la mirada a Gustabo "sígueme" y Gustabo no dudo en seguirle después de todo lo salvo de una paliza.

Gustabo García, desde muy pequeño siempre fue tratado como una basura, sus padres no le tenían en cuenta, apenas y le decían "no hagas esto" "no hagas aquello", le dejaban a su suerte en esa pequeña casa mientras los adultos gastaban el poco dinero que ganaban en drogas y acciones de mala vida. El pobre rubio solo podía ver. Y alguna veces, aunque Gustabo no haga nada, le retaban gritando cosas hirientes, hasta tal punto de sacarlo de la casa por toda la fría noche. En el pueblo que vivían todo era medio igual, los niños se burlaban de él por ser bajito a una edad donde todos son de un metro setenta, pero por la falta de alimento y actividad física no logró crecer adecuadamente. Solo había un chico de pelo negro medio largo que le hablaba de vez en cuando, pero por la gente chismosa se alejó del de ojos claros por la mala fama de "sus padres" si se les puede decir así. En la escuela era todo un tema, le metieron allí para que deje de "molestar" y "hacer nada" en lo que dicen llamado hogar. Robaba para tener los materiales, pero ya se cansó de hacerlo porque no entendía ni una mierda. Y es obvio, los adultos encargados de este chiquillo nunca le dijeron nada, ni lo más básico, todo era gritos, golpes, insultos, todo menos cosas buenas.

Y llegaron a obligarlo a irse, justo venían para reclutar a jóvenes a ir a Vietnam, les vino como anillo al dedo a esos dos que se hacían llamar padres. Apenas tuvieron la oportunidad, a rastras le llevaron junto los militares, primero dudaron por el estado del chico; flacucho, bajo, aspecto no muy bueno, pero tienen que admitir que era... ¿Lindo? Pero borraron ese pensamiento apenas se les vino.

Por eso mismo le habían tratado mal, algo a lo cual García estaba medio acostumbrado, y ahora no intentaba ponerles en su lugar ya que tenían armas. A los que podía les deba un par groserías y una patada en las bolas, más bien por el impulso de protegerse. Pero ahora, tener a estos hombres armados, musculosos y con cara de culo, le dejó temblando. Y claro, fue abandonado. Todavía no lo pensó pero cuando vió la felicidad en los ojos de sus progenitores al subir al coche luego de cambiarse con mala gana y con un señor mayor pegado al culo para ver si no hacía nada, se dió cuenta de que no volvería al pueblo.

Cuando llegaron al recinto militar, lo bajaron con brusquedad, él aún estaba procesando la información que tan solo en unas horas había vivido. Y justo cuando iba a recibir un golpe, un ángel apareció para salvarlo. Sus ojos, juró haberlos sentido brillar ante tal imagen que tenía de este chico. Era obviamente más grande que él, y con su rostro algo cansado ¿Por haber corrido? Era majestuoso. ¿Lo salvó? No puede creerlo, pero una rebelde sonrisa se escapó de sus labios al pensar que si. Y como un patito atrás de su madre, lo siguió hasta llegar a la habitación.

⎯Gracias Señor Conway, p-pero no tenía que hacer eso...

⎯Soy Jack ⎯Se detuvo sonriente, estiro su mano esperando que Gustabo aceptara y así lo hizo, estrecharon sus manos de forma amistosa, la primera vez que Gustabo se sintió a gusto con alguien. ⎯No me digas señor Conway, ese es mi padre, yo solo estoy acá por que me obligaron.

El chico de cabello oscuro se veía amigable ante el rubio de ojos azules y Jack Conway se dio cuenta que realmente Gustabo si tenía aquellos ojos que vio a esa distancia tan poco cercana.
Llegaron a la habitación, ambos guardando silencio, después de todo Jack ya sabia el nombre de Gustabo.

⎯Ah... ¿Me pasas ese papel que te dan en el momento que ingresas a la base? ⎯Aquel papal traía la habitación donde correspondía hospedarse, García se lo dio a Jack y Jack sonrió al ver que estaban en la misma habitación -de un principio Jack había traido a Gustabo hasta aquella habitaciónpara apartarse de los adultos que les encanta abusar de los cadetes y golpearles- pero después de todo les tocaba en la misma habitación, quizás puedan llegar a ser amigos.

El pequeño sintió una calidez que jamás había sentido. El toque de sus manos en ese _simple_ saludo, le generó una buena vibra que recorrió desde sus falanges hasta sus pies, con la mirada bien abierta mostrando aquellos ojos celestes que brillaban por la presencia de este chico de pelo negro. Asintió a las cosas que le mencionaba, igual tenía un leve sentimiento de _miedo_.

⎯Está bien.. _Jack_ y-yo Soy Gustabo, Gustabo con b de bombón ⎯dijo con una sonrisa, y aunque el superior había dicho su nombre, no perdía nada diciendo aquella frase que tantos años había esperado en decirlo. Vaya nombre también hay que decir, sus "padres" no eran muy buenos en dar nombres al parecer.

Vietnam ⎯𝐈𝐧𝐭𝐞𝐧𝐚𝐛𝐨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora