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⎯No es mi- ah.. bueno capaz si lo es. ⎯carraspeó junto a una risa algo sonora de Horacio, le pegó en el hombro haciendo que se tambalee pero no se caiga, era para callarlo. Este asintió rápidamente dejando de reírse. Realmente no se esperaba que esto pasara al llegar a esta ciudad, y eso que no se quedarían tanto tiempo, unos meses capaz y luego cambio de lugar.

A los dos les pareció muy raro que se vaya así de la nada, pero no indagaron mucho, cada quien tiene cosas que hacer...capaz la reciente información que recibió o algo por el estilo.

⎯¿Harás omelette? Los tuyos son los mejores. ⎯dijo algo emocionado, eso solían desayunar y siempre era delicioso y no se cansaban. Gustabo estaba algo difuso, buscando con la mirada a Jack.

Gustabo y Horacio ya habían comido, como si estuvieran en su casa, al menos Gustabo le tenía una gran confianza a Jack, pero Horacio no, aunque Horacio hace lo que Gustabo le dice y confía ciegamente en su "hermano".

⎯Deberías ir a ver a el Superintendente, ya se tardo demasiado, mientras yo lavo estas cosas ⎯Dijo Horacio terminando de levantar las cosas y mirando con una sonrisa al rubio.

Conway, por su parte, se había metido en su habitación, se quito la corbata y la dejo tirada, también desabotonó los primeros tres botones de arriba, estaba nervioso, demasiadas emociones juntas, demasiadas cosas que pasaban a la vez y se sentía en las nubes con el regreso de Gustabo, también tenía miedo, demasiado miedo de ver como nuevamente el amor de su vida
se iba, por que sabe perfectamente que llegará un punto donde Gustabo se irá de la ciudad junto a su hermano, después de todo ya le dijo que están de paso. Conway noto como la puerta se abría lentamente y se asomaba una cabellera rubia, el se encontraba sentado en una esquina de la cama, viendo como Gustabo se colaba a su habitación.

Gustabo estaba indeciso entre entrar o no, se quedó unos segundos en la puerta de la habitación mentalizando lo que diría. Se fijó dónde estaba Horacio, asegurando algo que no tenía claro pero sí lo sabía, extraño. Entró despacio, susurrando el nombre del mayor entre la tenue habitación, estaba aterdeciendo, y eso hizo que la figura medio tensa y flotante, le dejó con cierta sorpresa sintiendo de nueva cuenta sus mejillas y ahora todo su cuerpo en un estado tibio.

Carraspeó. ⎯¿Todo bien Jack? ⎯preguntó en un hilo de voz, acercándose a paso lento, queriendo y a la vez no -por la vergüenza- ver el cuello medio abierto y los cabellos negros desordenados, joder, hace mucho no le ve así y sigue teniendo el mismo efecto, o más. Llegó hasta la cama y se sentó en la orilla, sin estar completamente cerca del mayor, no quería incomodar, aunque hace un momento estaban besándose, esa inseguridad de hacer algo que el otro no quiere seguía a flor de piel.

Y con un leve nerviosismo Conway fue el que se acercó a Gustabo dejando descansar su cabeza en el hombro de el menor.

⎯Si no tienen donde pasar la noche pueden quedarse, hay dos habitaciones más o pueden compartir una ⎯Sugirió ignorando completamente la pregunta de Gustabo, después de todo, hasta ahora todo esta bien para el mayor, solo quisiera no alejarse nuevamente de Gustabo. ⎯Te extrañe... ⎯Susurro y cerró sus ojos esperando cualquier tipo de reacción por parte de Gustabo.

El rubio respiró hondo, sacudiendo su cabeza lentamente con una sonrisa boba en su rostro, no se estaba burlando, estaba nervioso y demasiado feliz, después de mucho no se sentía así. Lo de las habitaciones le comentará a Horacio después, seguro que dice que sí a todo, viendo el departamente por fuera ya le compró, entonces no sería difícil convencerle, sería mucho mejor que dormir en un callejón, o un motel de los bajos dónde nadie sabe qué mierda hay en la cama.

Gustabo en un movimiento lento, alzó con sus manos la mandíbula de Jack, se estaba sonrojando de la ternura al verlo así, parecía un perrito... El fuerte y serio Jack Conway, viéndolo como cuando eran apenas adolecentes. No aguantó y se acercó algo apresurado a los labios, pero no era un beso fogoso, eran piquitos dejados por los labios, comisura de estos, nariz y mejillas. Acercándose cada vez más, y su diestra ahora pasó por el cuello del pelinegro, una vez se quedó sin aire, con una sonrisa pícara se abalanzó a un costado, cayendo los dos al colchón, frente a frente, muy cerca, soltó unas leves risas mirando con aquellos ojos azules ahora llenos de cariño.

⎯Me siento como el yo de 18 joder... Ya estamos mayorcitos para actuar así eh ⎯dijo aquello, aunque era de broma obviamente, le fascinaba estar así y sentirse así.

⎯Ojalá hubiéramos podido hacer esto a los 18 ⎯Comento Conway pasando una de sus manos por la mejilla de Gustabo, se acerco tanto que comenzaron un beso lento, suave, lleno de cariño, los labios de ambos iban a un compás.

Pasaron unos segundo y Gustabo ya estaba sobre el regazo de Conway, aún seguía siendo un beso lento, tranquilo, nada de segundas intenciones, ambos aguantaban las ganas de continuar, después de todo es el primer dia que se ven luego de años, demasiados años.
Sus labios se separaron y se miraron a los ojos, Conway recostado levemente sobre la cama y Gustabo sobre su regazo, una escena demasiado comprometedora.

Estar en el regazo de Jack por primera vez era algo que lo dejó muy tonto, solo pensaba en los besos de este hombre en todo momento, probar aquellos labios con dulzura, amor y en el fondo aunque iba creciendo, el deseo. Poder compensar todos esos meses perdidos en estar ocultando esas ganas inmensas de chocar sus labios contra las del contrario, esos labios que a pesar de no ser muy carnosos, para él eran perfectos, el sabor a nicotina en su lengua le hizo sentir extraño, de buena forma. Gustabo con la boca entre abierta fue una vez más a los labios de Jack, nervioso por lo que quería comenzar a hacer, dejándose llevar por el momento ignorando completamente las cosas externas, su campo de visión se redujo a Conway, solamente eso.

Los dedos pálidos de Gustabo pasaban por los hombros anchos del pelinegro, mientras movía con algo más de insistencia sus labios, queriendo que cierto músculo comience una nueva sensación. Su boca soltaba casi imperceptibles suspiros que se perdían en la boca de Conway, jugando temeroso con sus lenguas, algo de asquito le agarró primero pero rápido le consumió el que sea Jack quien esté tocando su sin hueso. Su rostro está como un tomate.

Empezó a moverse, sus caderas se movían torpes encima del regazo del mayor, no estaba seguro de si lo hacía bien, sabe que no es gran cosa tampoco, pero por algo se empieza, y ahora el calor aumentaba considerablemente.

⎯Jack.⎯cuando se separaron por la falta de aire otra vez, suspiró el nombre del susodicho con cierto aire pesado. Siguiendo con los movimientos, y las manos de Conway en su cadera, haciéndole estremecer, mirándose con demasiada ternura, deseo que te da diabetes.

⎯¿Perla? Uy- ⎯aguantó su risa el de cresta, mirando por un momento la escena y un rubio apresurado en salir de la vista de su hermano ahogando grititos. El menor salió de allí, algo avergonzado, pues ver a su hermano así le es algo muy... Raro, demasiado raro, pero no lo culpa, él también se vió en esas escenas la verdad, y a veces peores.

Demasiadas cosas para la cabeza de Conway, primero comenzaron con tiernos besos, de un momento a otro Gustabo estaba sobre su regazo moviendose y ahora el chico de la cresta entró como si nada a la habitación encontrándolos de aquella forma.

⎯Joder, por una mierda... ⎯Susurro Conway poniéndose de pie mirando de reojo a Gustabo. ⎯Pueden ir a elegir la habitación que quieran, siéntase como en su puta casa, yo ire a darme una jodida ducha...

Y si, Conway necesitaba una ducha y bastante larga, necesitaba procesar todo el solo y tranquilo. Luego de decir aquello deposito un corto besó en la mejilla de Gustabo y se metió al baño que hay dentro de aquella habitación, después de todo era el Superintendente, podía darse el lujo de tener un baño privado y otro para visitas. Ahora Conway se encontraba en su tina remojando su cuerpo en agua tibia y tranquilo, pensando simplemente en Gustabo, sin poder sacárselo de la cabeza.

Eran las 22:32

Vietnam ⎯𝐈𝐧𝐭𝐞𝐧𝐚𝐛𝐨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora