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Pasaron como cinco días, todo muy normal, sorprendentemente los trataban "bien", Jack y Gustabo hablaban cuando estaban en la habitación, pues cuando estaban fuera era para entrenar y ser instruidos en diferentes actividades. A Gustabo le costaba bastante, pues su físico no era muy bueno, ni su estado, su cuerpo se cansaba rápido, a consecuencia de esto le gritaban más fuerte a él y varios le reprochaban lo debilucho que es. Igual, no podía estar mucho con Jack, puesto a que este es hijo de el Gran Capitán Conway, y muchos le veían con mala cara al estar junto a él como si fuera una garrapata, y es que solo Jack le trataba bien...

Jack era admirado de una forma que jamás espero, por cadetes que llevaban años ahi, personas que decidieron quedarse, etc. Jack no quería eso, el quería irse a casa y ver a su madre, quería que dejaran de maltratar a su único "amigo"; Gustabo. Tan solo lo veían de aquella forma ya que era hijo de un Capitán reconocido y todos lo sabían, hasta el lo sabía.

Era día viernes, la cena era a las 08:00 pm, exactas, quien llegara un minutos después quedaba fuera y sin cenar.
Jack claramente llego a la hora que debía y Gustabo, a Gustabo lo tenían castigado limpiando baños de cadetes que decidieron quedarse más de lo correspondido, lo castigaron ya que no fue capaz de mantenerse corriendo en pie por treinta minutos a una velocidad que claramente el no podía.
Los padres de Gustabo lo enviaron ahí solo para deshacerse de el.
A Jack Conway lo enviaron para que tomara el primer año como cualquier otro -ya que el servicio solo duraba un año y si quieres luego te vas- y para que luego se quedara ejerciendo, tal como su padre.

Todos cenaban con tranquilidad, Jack Conway no, estaba preocupado por Gustabo.
Terminaron todos de cenar y ya era hora de que los nuevos tales como Jack se fueran a sus camas a descansar, mañana las 05:00 am debían de estar en pie comenzando con entrenamiento, pues este servicio era por un año completo sin descanso y nada de irse a casa los fines de semana.

El chico de cabello oscuro llego hasta la habitación que compartía con el pelotón y se encontró a Gustabo sentado en su cama con un rostro de pena, Jack no quiere que este pase penas y esta seguro de que el chico tiene hambre. Se sentó junto a el en silencio y saco de su bolsillo una servilleta entregandosela a Gustabo, claramente la servilleta tenía algo, Jack Conway le llevo escondido a Gustabo un pan y un trozo de carne.

⎯Fue lo único que pude sacar sin que lo notaran ⎯Esperaba que Gustabo estuviera feliz con aquello.

Su mirada viajó lentamente hacia la puerta que se abría dejando ver a el único chico que lo trata bien, una pequeña sonrisa apareció de nueva cuenta, solo aparecía cuando Jack estaba cerca. Apenas y pasaron días, y siente que su cuerpo está por colapsar. ¿Una mejora? No la siente, está cansado, y al comer suele hacerlo rápido sin querer y su estómago no aguanta expulsando lo que comió. No le dijo a Jack, claro que no, no quiere meterlo en sus problemas que solo le llevarán a algo malo con la reputación que tiene. Pero lo intenta, poco a poco. No estaba acostumbrado, ese es el tema. Y luego de limpiar el baño mugroso, se le quitó todo el hambre la verdad.

Pero no se negó a lo que le trajo Jack. Obvio que no, aunque no le hayan dicho, bueno, si le dijeron pero de mala manera; ser agradecido te puede salvar de muchas cosas. Aprendió bien, y su culo salió a salvo varias veces. Asintió con un "gracias" y su sonrisa pequeña. Tomó la servilleta con comida.

⎯Luego la como... Limpiar el baño me quitó todo el apetito ⎯confesó el pequeño rubio, rascando su nuca con algo de nerviosismo. Mirando solo de reojo al pelinegro. Tiene que admitir que es muy guapo, y hasta intimidante, pero no le diría... Aún tiene cierta desconfianza, pues nunca nadie le había tratado de esta manera.

⎯Entonces ya ve a dormir, los cadetes ya llegaran, no quiero que esos idiotas te molesten ⎯Jack se habia adelantado y salió corriendo a la habitación a ver a Gustabo, los demás estaban fumando como todas las noches.

Y era así, Gustabo era la burla de todo el pelotón, solo por que era más bajo, más pequeño y menos fuerte, se reían de el, lo molestaban y solían quitarle las cosas, paraban siempre que Jack Conway se los ordenaba, solo por que era hijo de ese capitán tan intimidante.

⎯Espero que ya mañana puedas desayunar tranquilo ⎯Sonrio y se levanto de la cama. ⎯Buenas Noches Gustabo.

Luego de decirle aquello se fue hasta su cama y comenzó a cambiarse de ropa, se pondría su pijama, era reglamentario dormirse con un pijama y era igual el de todos.

⎯Si... Será lo mejor ⎯dijo en un murmullo, dejó con cuidado la comida en la única mesita que tenían, vió cómo Jack se empezaba a cambiar, y sus ojos _sin querer_ vieron la espalda bien formada, aunque sea un chico de 17, ya estaba con más músculos que algunos de mayor edad, sintió sus mejillas calientes y desvió la mirada. Levantándose de la cama para buscar su ropa y también ponerse el pijama. Sus brazos cansado desabotonaron la camisa, botón por botón, hasta el último, dejando esta en un costado para que a la mañana siguiente pueda tomarlo con facilidad. Luego se quitó el pantalón, y sus oídos se agudizaban al escuchar la ropa del contrario también ser retirada, y una picazón en las manos le hizo reír por alguna razón. Sacudió su cabeza alejando aquellos pensamientos que no entiende. Poniéndose el pijama entero.

Terminó, colocándose bien en la cama, puede ser que sea mejor que la suya de cuando vivía con sus padres. De alguna manera agradece salir de ahí, pero aquí... _puede llegar a ser su nuevo infierno_.

⎯Buenas noches Jack.

■ ■ ■

Era un día más, los despertaron con gritos e insultos a todos y cada uno de los cadetes, alertando y hasta asustando a más de uno. Incluído Gustabo que despertó respirando alterado y con los ojos bien abiertos, puede ser una reacción normal pero esto le pasaba casi todos los días que pasaba en esa casa de mierda. Su padre le gritaba y golpeaba la puerta de su polvorienta habitación que como podía la mantenía más o menos limpia, para despertarlo y hacer el desayuno, apenas y dormía bien en esa incómoda cama, para luego ser despertado a golpes. Pero bueno, un día más aguantando. Como pudo se levantó de la cama, algo apurado claro, desayunaban y luego irían a alguna actividad seguramente, sábado, joder, era su día de descanso antes, pero ahora ni eso. Estos días serán duros... Bueno, todo este año será horrible.

Vietnam ⎯𝐈𝐧𝐭𝐞𝐧𝐚𝐛𝐨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora