Vietnam ⎯𝐈𝐧𝐭𝐞𝐧𝐚𝐛𝐨

O4

Pasaron varias semanas... Para la mala suerte de nuestro chiquillo rubio, al no tener a Jack a su lado aunque sea en horas de descanso le pasaba factura, era como no tener ese incentivo de hacer las cosas. Intentaba comer pero algunas veces tiraban su bandeja pero no más allá de eso puesto a que la amenaza llegó a todos, cosa que causó que lo mirasen con el ceño fruncido y puede ser que con algo de envidia. De alguna forma se siente aliviado al no recibir golpes que dificultaban aún más su desempeño en los entrenamientos. Los que menos le gustaba eran los de lucha, pero la verdad que todo le costaba, se culpaba por ser tan debilucho e inservible, las palabras le llegaban como estacas desde que estaba en aquella choza llamada casa, pero era solamente por no alimentarse bien...

Su cansancio aumentaba y aumentaba con cada día que pasaba. Su vista, de tanto esfuerzo en vano al hacer estos ejercicios que para muchos son fáciles, se empezaba a nublar, quería tirarse en el suelo y quedarse allí dormido. Sus brazos dolían, todo su cuerpo dolía y ni siquiera era de golpes, no está capacitado para hacer estas cosas. Pero era solo un día más, tiene que aguantar, y parece que pronto terminará entonces no vale quejarse, ni siquiera en voz baja.

Pero algo que siempre lo mantenía "estable" era pensar en Jack Conway, en cómo lo abrazó aquella vez, sentir esos brazos rodearle con cuidado, ese calor que buscaba inconsciente, la respiración tranquila del pelinegro, totalmente diferente a la suya que estaba alterada. Y ese calor que lo hace estremecer cuando se instala en el pecho, oh...  Y escuchar sus latidos del corazón fue una melodía, el aroma del chico, todo... Pero todavía dudaba..¿Porqué lo hacía? ¿Porqué defender a alguien como él?... Borraba esas preguntas carraspeando. Volviendo a la realidad donde le esperaba su infierno.

Jack estaba demasiado ocupado entrenando, su musculatura aumentaba, a sus 17 años traía un cuerpo bien desarrollado, no exagerado, pero se veía un par de años mayor.
Paso semanas sin poder hablar con Gustabo, quería tan solo saludarlo y preguntarle como se encontraba, pero no podía, solo lo miraba desde lejos sin poder acercarse, estaba demasiado ocupado como para hacerlo, hasta estaba durmiendo en otro lugar, una habitación apartada y privada, pero solo sería por unas semanas, eso le dijo su padre.

El Capitán Conway y su hijo se encontraban caminando por un largo pasillo que daba a la sala de armas -El padre de Jack piensa que este debe desempeñarse bien en las armas-, entonces surgió un tema de conversación cuando el mayor vio que su hijo observaba por el gran ventanal a un chico rubio que apenas podía con los ejercicios, García, Jack Conway estaba mirando a Gustabo García.

⎯Me agrada que te preocupes por García ⎯Hablo el capitán haciendo que Jack escondiera su sonrisa. ⎯Otros capitanes y coroneles están opinando que te di una muy buena educación, eso deja nuestro apellido en alto, sin hablar que tu desempeño es excelente, si sigues así quizás haya un futuro para García aquí.

Eso provocó que Jack se sintiera en paz, lo que más quiere es que Gustabo este bien y le juro que daría lo mejor de el para cuidarlo.
Eran las 18:30 cuando Jack terminó con su entrenamiento, se dio una ducha y salió al patio viendo como los pelotones seguían entrenando con agilidad, excepto... Gustabo, el estaba que ya no podía mantenerse de pie y como nadie le prestaba atención -Solo Jack- logró salir de ese entrenamiento sin ser visto. Jack no lo dudo, de inmediato lo siguió.

Cuando el de cabello oscuro llego a la habitación donde se fue Gustabo vio como lloraba sobre su cama, sentado sin parar de llorar, esta era la primera vez en semanas que se veían...
Jack se sentó junto a el y lo volvió a abrazar.

⎯Tranquilo... ⎯Le susurro al oído y por instinto tomo una de sus manos juntando estas y entrelazando sus dedos. ⎯Ya estoy de vuelta...

Gustabo se sobresaltó un poquito al sentir de repente unos brazos pasando sobre su pequeño cuerpo, pero al instante reconoció de quién se trataba. Lo extrañó muchísimo. Su llanto no paró, tampoco era muy fuerte, las lágrimas caían mojando los mofletes carmesí del chiquillo, se veía cansado, su cuerpo entumecido, pero ahora se haya entre los brazos de Jack, y eso le calma como no tiene idea. Algo tembloroso entrelazando sus dedos. Soltando sus sollozos intentando parar de llorar.