Vietnam ⎯𝐈𝐧𝐭𝐞𝐧𝐚𝐛𝐨

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⎯¡Muevan el puto culo nenas! ⎯Jack Conway gritaba en plena comisaría.

Hace una semana se encontraba feliz durmiendo junto a Gustabo y esta mañana se enteró que el rubio y Horacio ya tienen suficiente dinero como para irse a su propio departamento al menos por un tiempo, recuerda perfectamente que Gustabo le dijo que no quieren seguir molestandole, Gustabo no molesta, a los ojos de Jack Conway tener a Gustabo viviendo con el era el puto cielo, pero comprende que debe de irse junto a su hermano, no puede abandonarle así como así.

⎯¡Esta mierda sera simple! ⎯Hablo con un tono autoritario el Superintendente. ⎯¡Los que vinieron a hacer sus denuncias de mierda se me puto largan! ¡Porqué al primer anormal que venga a decirme que su puta madre esta enferma lo dejo paralítico a hostias! ¿Quedo claro?

Y apenas termino de hablar vio como una cantidad absurda de personas comenzaban a irse de comisaria.

⎯Me voy a mi despacho Volkov, que ningún anormal me vaya a molestar. ⎯Ordenó Conway y cuando estaba apunto de irse Volkov contesto.

⎯¿Nisiquiera ese par de anormales que vienen entrando a comisaría? ⎯Conway se dio vuelta soltando un suspiro.

Sabía a quienes se referían, después de todo Gustabo y Horacio se crearon una reputación en comisaria, todos los conocían, tanto por sus bromas de mierdas como por ser "consentidos" de Conway, nisiquiera eran consentidos, sino que Conway les trataba de manera decente.

Los hermanos tenían varios temas que tocar esta vez, a eso se debe su llegada a comisaría tan repentina, aunque Gustabo iba de vez en cuando para relajar el ambiente al rededor de Conway, no piensen mal, solo le daba mimos y hablaban tranquilamente de temas triviales. Escucharon los gritos estruendosos que te dan miedo desde afuera, en la vereda antes de llegar a la escalera, y la gente empezó a correr hacia afuera, eso les hizo reír, divisando a los dos hombres que les traen como dos garrapatas.

Jack Conway y Viktor Volkov.

Horacio se adelantó, saludando amigablemente al ruso, este como siempre tenía una mirada seria, cosa que a Horacio en vez de intimidarle, le hacía más tierno todavía. Saludó al Súper Intendente al escuchar un refunfuno por parte de este, y cuando llegó Gustabo las cosas se calmaron de tal forma que su propia aura de agresividad se vió apagada envuelta en una de rositas y corazones,...amor.

⎯Buenas tardes Conway, Volkov. ⎯asintieron al mismo tiempo en modo de saludo y el ruso agregó un "Priviet". ⎯Tenemos cosas que hablar, nada malo. ⎯quería tomar la mano de Conway para ir juntitos hasta su despacho, pero aún había gente y le daba algo de vergüenza.

⎯Pues vamos, no hay porqué esperar. ⎯alentó el cabeza pequeña, viendo la emoción en el rostro del que ahora lleva una cresta morada, le queda bien, y cada semana cambia de color, mentiría si dijera que no le queda bien, pero mejor se lo guarda para otro momento, esto le está llegando a confundir.

Los cuatro fueron al despacho del Súper-prepotente y se colocaron en sus respectivos lugares. Ordenando su cabeza comenzó a hablar el mayor de los hermanos.

⎯Bien, como ya sabrán conseguimos dinero trabajando en una tienda, antes éramos basureros. ⎯miró a su hermano y una risa se les escapó, tienen muchas anécdotas de cuando eran recolectores de basura. ⎯Ahorramos lo suficiente como para comprar un piso decente, y... Queremos pedirle otra cosa...⎯se puso algo nervioso, y no solo él, Horacio también, ahora le tocaba hablar a él, decir lo que siempre a querido decir y demostrar que sabe sobre todo esto. Tomó una bocanada de aire y en su rostro se reflejaba el nerviosismo y la alegría de poder por fin cumplirlo.

⎯¡Queremos ser policías!

Jack estaba cruzado de brazos escuchando lo que Gustabo hablaba con un fingido disgusto en su rostro, quería mostrarse molesto, pero no puede, con Gustabo simplemente no puede. Entonces el grito de Horacio lo desconcertó.