12 de Marzo de 2024
La joven promesa de la policía, el inspector Teide, se encuentra durmiendo plácidamente en el lugar desconocido. Tras un par de horas, finalmente abre los ojos y contempla el paisaje, no recuerda nada de lo que ha pasado, solo sabe que lo último que hizo fue dirigirse a detener a la chica responsable de los asesinatos en serie que estaba investigando, la hermana del influencer que encerró en el pasado por matar a su novia.
El escenario que apareció frente a sus ojos le sorprendió, el chico de cabello castaño y ojos verdes se encontró con su reflejo en el espejo roto de lo que parecía un baño blanco muy sucio y deteriorado. Le surgieron dos preguntas en su cabeza al reflexionar su situación. ¿Qué le había pasado? ¿Y por qué le dolía tanto la cabeza?
Teide se recompuso como pudo e intentó levantarse del suelo de losas amarillentas, descubriendo en el proceso que no podía moverse. Unas esposas atadas con rudeza en las muñecas le impedían hacer cualquier movimiento que no estuviera relacionado con estar quieto en aquel lugar. El chico estaba empezando a despertar del letargo y sentirse más activo, era como si sus sentidos se hubieran apagado y ahora acabaran de despertarse de nuevo. Por las fosas nasales del inspector entró un olor a humedad persistente y un aroma a viejo y desatendido. Miró el pomo de la puerta, para comprobar si se trataba de un sitio descuidado o era un sitio abandonado a su suerte, las posibilidades de reaccionar eran diferentes dependiendo de la situación.
El pomo estaba oxidado y la madera de la puerta estaba quebrada, dejando entrever pequeñas hileras de lo que parecía una luz tenue pero intensa. Las losas del suelo estaban llenas de polvo y barro. El inspector, con los sentidos agudizados, y completamente alerta, empezó a analizar de nuevo la escena, esta vez, teniendo en cuenta, que no sabía quién era su captor, pero sí sabía que había sido intencionado. El chico se inclinó para ver más de cerca las losetas del suelo y halló algo interesante, la marca estaba grabada a la perfección. De hecho, al retirar el polvo se percató de que las baldosas antes no estaban sucias, habían estado nuevas en un pasado no muy lejano, porque la pintura bajo el polvo y las motas de barro estaba blanco reluciente. El espejo y el lavabo se encontraban en una situación similar, alguien los había roto a posta para tratar de confundir al astuto y perspicaz investigador. Lo mismo sucedía con la puerta, alguien la había roto a propósito. Teide, llamado por la curiosidad, empezó a dilucidar que de todos los elementos que se encontraban colocados en la habitación, el único que no tenía sentido era la puerta, a no ser que hubiera algo en la zona contigua a la suya que la persona que le había secuestrado quería que viera.
Con una esquina de su chaqueta limpió un poco la puerta para pegar sus ojos más cerca de la rendija por la que entraba la luz. Fue entonces cuando pudo leer en una pared en blanco un mensaje, la letra estaba en un tamaño intermedio, con una fuente muy similar al Times New Roman de los ordenadores:
"Coge el móvil cuando suene, hazlo a la segunda"
De repente el móvil del inspector sonó en su bolsillo, el sonido sonó y sonó, pero el chico no contestó, esperó a que se produjera la segunda llamada. Al descolgar el teléfono móvil, una voz distorsionada por un medio desconocido, se encontraba al otro lado del mismo y empezó una conversación:
—Buenas tardes princesa, ¿quieres el desayuno en la cama?—Teide ante el desafiante tono del captor, decidió ignorar la burla y centrarse en los sonidos por si alguno le sonaba familiar, pero no tuvo éxito, no había sonido alguno que pudiera reconocerse.
—¿Por tu tono de seriedad debo suponer que es por la tarde?—el chico le devolvió su pregunta vacía con otra pregunta sin respuesta.
Mientras el secuestrador respondía, Teide aprovechó para analizarlo todo, como siempre hacía. Si el mensaje se había cumplido al instante de verlo en la otra habitación, era porque de alguna forma podía verlo, porque era humanamente imposible calcular con semejante precisión el momento de mi reacción. Además era muy inteligente, porque había camuflado el escenario para ver si el chico era capaz de darse cuenta de los cambios.
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"El día que decidí que quería matarte"
Mystery / ThrillerUn muchacho de unos veinticuatro años, joven, moreno, con los ojos verdes, las manos callosas y el pelo enredado en miles de tirabuzones, se levanta del suelo en el que se halla tendido y una voz se escucha en un altavoz escondido en la habitación b...