Capítulo 17

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Despierto sudada y me siento en la cama para darme cuenta que estoy en mi propia habitación. ¿Todo fue un sueño? ¿Qué parte fue real? Siento mi cabeza como si fuera a explotar, busco mi teléfono y busco cuando fue la última llamada a Andrew…10 am, de ayer. Oh, eso fue un sueño. Busco en mi directorio a Daniel y presiono llamar.

—¿Shay?

—Daniel, ¿Algo pasó entre nosotros anoche?

—Si te refieres al beso que te robé, lo siento… fue un impulso.

Esas palabras me quitan una tonelada de encima.

—No te preocupes, solo recuerda que tengo un novio al que lo amo demasiado.

Finalizo la llamada sin dejar que me conteste y le escribo un mensaje a Andrew.

Yo: Mi amor, ¿podemos hacer Skype?

Mientras me responde voy a tomar una ducha y me coloco un vestido de flores violetas, que le encanta a Andrew. Agarro mi celular y hay un mensaje de Andrew.

Andrew: Sí mi amor, puedes llamarme cuando quieras.

Inmediatamente enciendo la laptop, espero que cargue y lo llamo.

—Amor, te ves hermosa. Te extraño tanto.

Unas lágrimas cayeron por mis ojos

—Te extraño también, ¡no sabes cuánto!

—No llores mi amorcito, te prometo que pronto voy a ir a visitarte.

—No, no solo estoy nostálgica…si no puedes venir, lo entiendo.

Limpio mis lágrimas y le dedico una sonrisa a Andrew.

—Te tengo una noticia, pero no te quería decir…era una sorpresa, pero verte así me destruye.

—Vale, dime ya. 

—Me dieron una beca para empezar clases en enero…en donde tu estudias, cariño.

Tapo mi boca con ambas manos.

—Si estás jugándome una broma te voy a matar y me quedaré viuda.

—¿Por qué te mentiría?

—¡Oh Dios! —beso la pantalla en un intento fallido por besar sus labios.

—Ese es el mejor no-beso que me han dado alguna vez. 

Reímos y luego recuerdo el sueño que tuve anoche/esta mañana.

—Andrew, tuve el sueño más extraño de todos.

—Cuéntame, cariño.

—Terminaba contigo y me iba a tener relaciones con Daniel.

—¿Qué, Daniel? ¿Todavía hablas con ese imbécil? 

—Sí. Estudiamos juntos, lo veo todos los días.

—Ese tipo no me da buena espina, no creo que deberías estar con él. Ni como amigos.

Suspiro.

—Está bien, amor.

Luego de eso, Andrew vuelve a su temperamento normal y continuamos hablando de cosas sin sentido. Finalizamos la llamada porque él tenía que dormir. Pueden joderse zonas horarias.

***

Octubre 20. El día en el que yo nací hace hoy 20 años, aun no puedo creerlo…de pequeña siempre me imaginaba como sería tener 20, como sería ser mamá y como se sentiría enamorarse…ya he marcado dos de ellas, y por los siguientes 4 o 5 años no pienso ser mamá así que marcar esa se va a tardar un montón. 

Las cosas con Andrew han mejorado mucho, aunque casi terminamos anoche…tuvimos una pelea tan grande por teléfono y luego me llamo por Skype para continuarla, él no se quiere mudar conmigo en la misma casa cuando empiece la universidad, dice que va a pasar lo mismo que pasó la primera vez, yo le digo que se recuerde mis vacaciones allá todo lo que disfrutamos y de hecho vivíamos juntos. Él es muy terco, así que yo nunca voy a ganar una pelea.

Estoy terminando de arreglar mi cabello, cuando suena el timbre.

—Voy. —grito desde mi habitación.

Tomo mi dinero para pagarle al repartidor y cuando abro la puerta todo se me cae.

—Hola. —dice Andrew cargando un ramo de rosas con muchas rosas—. Feliz cumpleaños, mi amor.

Coloca las flores en el piso y yo me lanzo hacia él. Me atrapa con facilidad y enredo mis piernas en su cintura. Lo beso como lo he anhelado los últimos meses, lo beso con desesperación y anhelo.

—Te amo, Andrew. No tienes idea de lo feliz que estoy de verte.

Tomo su rostro en mis manos y lo beso por todas partes. Luego me baja, toma las flores y las coloca en la mesa de centro.

—30 rosas. 20 años de tu maravillosa existencia y 10 de los años que hace que entraste a mi vida.

Mis ojos se llenan de lágrimas. 

—Eres perfecto para mí.

Lo abrazo y lo llevo a la habitación.

—Debes estar cansado por el vuelo. —Lo empujo a la cama—. Déjame ayudarte. 

Le quito la chaqueta, lo zapatos, los calcetines, la camisa y el pantalón. Tomo mi edredón y lo cubro hasta el pecho, en donde me inclino y deposito un beso.

—Te amo por estar aquí. Te amo porque es la única opción que tengo, contigo no hay para donde irse… te amo y no me cansaré de decírtelo ahora que puedo.

Toma mi rostro y me besa suavemente.

—Te voy a amar por siempre y siempre. Mañana tengo muchas cosas que hacer, por eso voy a aprovechar que estas aquí hoy, tan bella que me quitas el aliento… cuando algo se siente así de bien es imposible evitarlo.

Invierte las posiciones y se las arregla para tenerme solo en mis pantis. Me beso todo el cuello, mordisqueo mis clavículas y siguió bajando hasta  las sensibles puntas de mis senos. Me beso hasta el alma y más allá, intente hacer lo mismo pero no me dejó…me dijo:

—Hoy se trata de ti corazón, es tu cumpleaños.

Cuando volvió a mi boca, me besaba con desespero y necesidad, su cuerpo se frotaba contra el mío. Lo único que nos separaba era nuestra ropa interior así que nos las saque haciéndole sabes que lo necesitaba. Se deslizo dentro de mi lentamente, cuando estuvimos conectados, su presencia en mi interior era lo que necesitaba para seguir, lo necesitaba a él para vivir.

—Ha pasado tanto tiempo desde que sentí esto, que ya lo había olvidado. 

Hace un movimiento repentino y yo suelto un gemido.

—Me gusta ese sonido.

Me besa la punta de la nariz y continúa en su labor.

—Pensaba que esto no volvería a pasar…lo anhelé por tanto tiempo que me cuesta creer que sea real.

Mi respiración estaba tan acelerada, que no podía hablar. Sus manos exploraban con ternura y lentitud. Toco mis senos y yo me estremecí y exhalé con un jadeo involuntario. 

Mi espalda se arqueó y los redondos senos resbaladizos por el sudor se aplastaron contra su pecho amplio. Temblé y Andy me sostuvo mientras él llegaba a su propia liberación. Me desplomé contra él, blanda como una medusa. No sabía —ni me importaba— qué sonidos había emitido, pero me sentía incapaz de hablar con coherencia. Cuando nuestras respiraciones se estabilizaron salió de mí y me acurruco a su lado.

—Te amo como a nadie jamás he amado.

—Yo te amo como nunca imaginé que me sería permitido. Te amo y eres lo mejor que me ha pasado. Por otra década y más juntos.

Selle mi promesa con un beso y luego me acosté en su pecho, cayendo dormida tan pronto que no lo noté.

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