Capítulo 4: Emociones

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Sebastián me mira con un cierto misterio en sus ojos. Yo en cambio lo miro embobada mientras él se sienta en mi cama. Luego de eso, levanta una mano.

-La llave- Me dice con una pizca de seducción en sus palabras.

-Ahhh, ¿Qué llave? - "¿En serio Melody? ¿Qué llave? No se te ocurrió nada más para decirle que esa tontería" Dice mi subconsciente enfadada - Y que quieres que le diga, O claro, aquí está. O y una cosa ¿Qué abre esta llave? Es que mi SUBCONSCIENTE, que no me deja EN PAZ, y yo queremos saberlo. Dije pensándolo. "Pues podrías preguntarle eso, no te parece".

En mi cabeza se estaba luchando entre sí le digo eso o, mejor, me quedo callada y solo le doy la llave. Entre tanto Sebastián vuelve a decir

-La llave, por favor. La que te di hace un par de noches- Esta vez me lo dice con cierta amabilidad. Yo me tomé de valor y le pregunté. - ¿Por...por qué tengo que devolvértela? Y ¿Qué es lo que abre esta llave? ¿Qué esconde? - Al decir esa última frase, Sebastián se levanta de la cama y da dos pasos hacia delante. Está enfrente mío. Automáticamente, todo el valor que había reunido se me va dejando solo nerviosismo a su paso.

-Haces demasiadas preguntas. Te lo volveré a preguntar. ¿Dónde está la llave? - Al oír eso, me tiemblan las piernas y solo se me oye decir.

-Es... está en la mesita de noche- Él me mira con satisfacción. ¿Qué? ¿Acaso esto era un juego del que yo había perdido? No me lo podía creer.

Sebastián busco en la mesita de noche la llave y la encontró sobre ¿Un libro? Mierda. Ya sé que libro es.

- ¿La culpa es tuya? ¿En serio? Pensaba que eso solo les gustaba a las crías de 12 años, pero al parecer estaba equivocado- ¿Qué me quiso decir con eso?

- No es para tanto, es solo que me gusta leer. Nada más- Dije mirado para otro lado. 

- Ya, claro. Por cierto, muy bonita tu habitación- Dijo mientras paseaba por toda mi habitación, hasta que se dio cuenta de que en la mesa del escritorio tenía una fotografía de él jugando al fútbol. Por suerte, él se estaba moviendo mucho, así que no se le puede ver muy bien.

En ese entonces, mi obsesión por él estaba a otro nivel (Pero en plan bien), le sacaba fotos, pero me sentía mal y las borraba al instante. Hasta que un día, Bella y Raúl, me dijeron que ya me estaba pasando la mano con tantas fotografías. Así que "reorganice" las fotos, entrenamientos y todo lo que tenía que ver con Sebastián, pero se me pudo olvidar esa foto. Dios... ¡¡¡Mátenme!!!!!

Sebastián no me dice nada. Guarda la llave en el bolsillo del pantalón y ¿Se va?

- ¡Espera!... ¿Ya te vas? - Por favor que se quede, por favor que se quede...

-Sí. Mis padres se estarán preguntando donde estoy-

-Ya... claro... entonces... tu familia viene a cenar con nosotros, ¿no? - Le digo ruborizada

-Así es-

Cuando dice esa frase, oímos una voz que provenía del salón. Era mi madre, que decía dónde estaba.

- Ya voy mamá- Le dijo en las escaleras. Y no dándome cuenta de que el "guapísimo acechador" de hace unos días, me está tendiendo la mano bajar con él, por las escaleras. Estoy literalmente en una nube.

Bajamos por las escaleras de mármol, hasta llegar al salón. Ahí, la primera que veo fue a mi madre, que estaba llevando su vestido rojo encajado que le quedaba muy bien. En los pies, unos tacones de infarto. Estaba guapísima.

-Cariño, veo que ya has conocido a Sebastián- Dice mi madre agarrando una copa de vino que Cecil nos había puesto. Yo me desagarro de los brazos de Sebastián, malamente. Luego de eso, él coge la mano de mi madre y le da un beso, haciendo que mi madre se ruborice.

The fault is yoursDonde viven las historias. Descúbrelo ahora