The Beginning || Bertholdt Hoover

ocho

Ginger acomodaba su gorro entrando al pasillo donde se encontraba la habitación de su rubio amigo quien le esperaba con los nervios a flor de piel.

Ginger miraba cada puerta en el pasillo buscando el número perteneciente a la pieza de Reiner, aunque buscando aquello encontró uno de los muchísimos anuncios promocionando el festival del que solo quedaba a distancia de un día siendo ya un viernes.

» —¿Entonces iras conmigo o no? —cuestionó un poco desesperado el rubio — Los dos sabemos que Bertholdt no te invitara, quiere ir junto a Annie y eso —se alzó de hombros restándole importancia al asunto.

Ginger enarco una ceja — Sé que te lo pidió Reiner, su cara en estos momentos me lo dice todo —aclaró dirigiendo su vista de forma disimulada al rubio a espaldas del de ojos ámbar.

— Es una especie de trato, lo sepas o no, me comprometí a preguntar, no interesa tu respuesta.

La pelirroja lo pensaba, quería ir junto a su amor platónico pero todas las posibilidades se perdían en el frío viento que posteriormente hacia presencia en el ambiente. Conectaron sus miradas llenas de seriedad y curiosidad.

— Iremos, está bien — se alzó de hombros la de ojos verdes. Galliard dio un suspiro —Juntos pero claro esta que no como una pareja.

El rubio asintió, la llevaría pero aun tendrían libertad de hacer lo que se le de la gana en el festival, justo como él quería pero Reiner y Marcel habian sido específicos. Pero qué haría si ella asi lo quería, agregando que seria una total molestia estar con alguien que apenas conoce y no estaba muy seguro si le caía bien.

— Me gusta la idea —se limitó a murmurar con latente indiferencia en su tono.

El de ojos ámbar ofreció su mano a lo que ella sonrió levemente aceptando así el tipo de trato que habían hecho al estrecharla de igual manera. Así Galliard no quedaba incumpliendo el trato que el rubio había ofrecido.«

Dio un suspiro al recordar lo vivido la noche anterior, en verdad era como el dilema de una telenovela o algo parecido, aunque sabia que tan solo exageraba la cosas puesto que con la actitud de Galliard le quedo más que claro que no buscaba algo amoroso con su persona.

Ya frente a la puerta del rubio, tocó un total de dos veces para luego limitarse a girar la perilla y entrar. Encontró a Reiner colocándose una camiseta, se encontraba con medio torso desnudo sin embargo no era algo nuevo para ella.

— Oye, debes esperar a que te abran no entrar cuando se te de la gana —regañó el de ojos marrón.

La pelirroja dejo su abrigo en el perchero junto a su gorro quedando con una blusa manga larga, se deshizo de sus botas y sus pies quedaron con unos calcetines color negro de lana. Camino hasta el sofá mas grande en la habitación para así tirarse quedando acostada y sus piernas colgadas en el brazo del sofá.

— Como sea —inquirió alargando la "a". Miró hacia el techo — ¿En que se supone que la has liado? —cuestionó en la misma posición y un tanto tranquila.

Reiner se ubicó a un costado de ella tragando así saliva, ¿Como decirle que su prima le habia dicho una indirecta muy directa a su mejor amigo sobre su aparente atracción? Es difícil contar con lo explosiva que podría llegar a ser.

El rubio soltó un suspiro ahogando los miedos que habían en él. Cometería suicidio en ese mismo momento, pero tampoco le iría bien si ella se enteraba por medio de segundas personas o aún peor, por parte de Bertholdt.

— Mira, Ginger yo... —cerró sus ojos mordiendo su labio inferior. Analizando cuidadosamente lo que de sus labios saldrian.

— Braun, dejate de rodeos. Si la cagaste solo dilo y listo —gruñó la de pecas cambiando su posición en el sillón quedando sentada con las piernas cruzadas mirando hacia Reiner con su ceño fruncido.