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Bertholdt caminaba junto a Reiner por los extensos pasillos de la facultad. El azabache acompañaba a su mejor amigo debido a que este tenia que hablar un tema aparentemente “Importante” con Galliard.

Bertholdt tan solo esperaba que Marcel no se encontrara con él; él castaño podría ser intenso en cuanto se le metía un asunto en la cabeza y claramente no quería hacer realidad ese imposible sueño de llevar a aquella rubia al festival que seria en tan solo dos días.

Reiner notó el rostro de preocupación en su amigo por lo que palmeo su hombro sabiendo en el embrollo que se había metido al contarle que Marcel estaba enterado de sus sentimientos por la rubia.

— Deberías de tomarlo como una ayuda —propuso el de ojos miel con una sonrisa —Marcel te esta apoyando y quién sabe...tal vez hasta te ayude.

El de lentes coloco su peor cara de terror
—Imaginatelo, Marcel contando atrocidades y que Annie quedase traumada. No Reiner, no es una bonita fantasía como lo pintas —declaró abrumado pensando en que el castaño puede hacerlo, lo creía capaz.

— Yo insisto en que hay muchas chicas que quieren un poco de Berth para ellas —mencionó con coquetería en su tono.

Bertholdt llevó sus grandes palmas a su rostro ante el comentario, un sonrojo apareció en sus morenas mejillas. En eso sintió como Reiner jaloneaba de la manga de su abrigo haciendo que voltease.

— Lo encontré —murmuró casi inaudible. El de lentes recorrió todo el lugar hasta llegar a una pareja en medio del campus, pasaban increíblemente desapercibidos por todas esas personas pero no a la vista de ellos.

Observo el perfil del mas alto, se trataba de Galliard y su contraria era nadie más que la pelirroja de actitud rebelde de la cafetería, Ginger. Miró con suma impresión como el rubio mantenía un leve sonrojo en sus mejillas mientras hablaba con toda la calma en la faz de la tierra con la chica, quien se encontraba al igual con sus mejillas rosadas.

Por un momento se había sentido algo especial al apreciar los sonrojos de la chica con adorables pecas en sus mejillas al estar en la cafetería, tal parece que no es la diferencia, ella podía tener un sonrojo con todos no solo con él.

Reiner levantó su vista hacia su mejor amigo quien rápidamente había corrido su mirada con algo de pena en ella, pena propia cabe decir. El rubio mordió su mejilla internamente, no creía que Galliard lo haría en verdad y tampoco que Bertholdt podría sentirse mal ante la escena.

Finalmente el rubio dio un apretón de manos con la pelirroja quien sonrió suave, algo totalmente extraño en ella pero lo había hecho, los dos tomaron caminos contrarios eso hasta que Galliard se percató debido al azabache de gran altura, que Reiner se encontraba en ese mismo lugar. Bertholdt forzó una leve sonrisa mientras el de ojos ámbar se acercaba a ellos.

— Hey  —saludó el de ojos ámbar ya ubicado frente a los mas altos.

—Veo que i-invitaste a G-Ginger —comentó Bertholdt con una casi inotable sonrisa.

Galliard elevó una ceja —Me dijiste que invitarias a Annie, ¿O no es así? —habló con algo de dureza. De alguna forma le molestaba aquella pregunta, es como si le hubiese turbado el hecho de haberla invitado —Además es parte de un estúpido trato con él imbécil a tu lado.

Reiner se sobresalto ante su nombramiento, el azabache frunció el entrecejo y retiro sus lentes
—¿Es en serio?, esa pobre chica se sentirá como un juguete o algo parecido —musitó abrumado ante la situación. Galliard elevó una ceja con burla en su expresión.

Acomodó su bufanda y soltó una risa llena de sarcasmo —Veo que tú querías invitarla ¿Es ese el caso? —preguntó —Si es así, deberías mejor ver como invitar primero a la que en verdad te interesa y luego pruebas con peces mas gordos como lo es esa chica.

Reiner frunció el ceño molesto ante el comentario del más bajo, había sido un golpe bajo para el azabache quien solo se preocupaba por la moral de su nueva amiga, al enterarse que todo había sido parte de una simple jugarreta, no tenia sentimientos encontrados o algo por el estilo por esa pelirroja. Tan solo era ese simple detalle.

— Creo que lo mejor seria irme a descansar — comentó con una sonrisa forzada —Buenas noches, Galliard, te veo después Reiner.

Y sin más dejó al duo, empezando a caminar rumbo a su habitación. Se encontraba cansado mentalmente ¿Y si Annie nunca notaba su existencia? Seria mejor rendirse de una vez, después de todo no es como si algún día le fuese a hablar por una extraña obra del destino.

“Lo mejor seria no ir” pensó con sus ojos verdes resguardando gotas saladas. Colocó su bufanda a la altura de sus labios, quería llorar, todas las palabras que azotaban su cabeza destruían su autoestima y todo debido a lo dicho por Galliard y ni se diga por la rubia de ojos azules quien nunca le presto atención.

“Soy un estorbo e inútil. No sirvo ni para iniciar una estúpida platica” sumido en sus pensamientos no se había percatado de la pequeña presencia frente a él.

— Berth —habló la enérgica voz de quién reconocía como Gaby, una pequeña de primer año, prima de su mejor amigo.

El azabache pasó el dorso de su mano por sus ojos sonriendo a la pequeña —Hey Gaby, ¿No deberías estar ya en tú habitación? —cuestionó colocando sus manos en los bolsillos.

La morena se alzo de hombros y sonrió —Tal vez, solo iba por algo de té para Falco, planeamos algo este fin de semana. Después de todo no iré al festival, él se encuentra con gripe —explicó la chica hablando de manera rapida pero entendible—¿Tú iras?

—¿Sin pareja? haré el ridículo —soltó una risilla mientras la castaña le miro con confusión.

— Creí que tenias novia, Reiner me presentó a una pelirroja y sabes, todo ese día estuvo hablando de ti y tu perfecto rostro ojos y esas cosas —relato elevando su mirada acariciando su mentón. Bertholdt le vio con asombro y un sonrojo en sus mejillas.

—¿Pelirroja dices?

Los orbes de la menor se abrieron en sorpresa y sus labios desaparecieron formando una fina linea en su lugar, sabiendo que tal vez lo habia echado a perder —Si...me tengo que ir —habló percatándose al fin que soltó demás —Ese té no se servirá solo —sin mas se echó a correr, sabia que lo había arruinado en grande.

The Beginning || Bertholdt HooverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora