CAPÍTULO 7 - Conversación

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(Caleb y Nahia)    

                            ***

— ¿Por qué mi hermano no ha regresado? — Nahia caminaba de un lado para otro. Inquieta.

Su hermano llevaba más de 15 minutos de haber entrado a aquel bosque que por un momento de tanto mirar hacia esa dirección sentía que el mismo se ampliaba en su expansión y se hacia más profundo, como si el mismo tuviera vida propia y estuviera alejando a Caleb de ella y su familia, llevándolo a perderse y nunca más volver.

Esos pensamientos torturaban a Nahia de tal forma que sus pasos de un lado a otro aumentaba y su desesperación la llevaba a entrelazar sus manos y frotar ambas manos, una contra la otra. 

Caleb a los pocos minutos salió del bosque un poco molesto por las ramas que se encajaban en su ropa. Nahia se había perdido tanto en su propia preocupación que dejó de ver el bosque mientras su imaginación la torturaba y no se percató de que su hermano estaba caminando a lo lejos en dirección a casa sino hasta que lo vio salir de entre los árboles.

— Ahí estás. — suspiró. Verlo la hacía sentir tranquila. — ¿Por qué demoraste tanto? — le reclamó, mientras Caleb se acercaba más a ella cruzando los arbustos.

— No lo hice. ¿O sí? — preguntó sarcásticamente mientras sonrió.

— Lo hiciste. — Nahia le devolvió la sonrisa y le dió un empujón en el pecho.

— Auch — quejó. — Ya basta pequeña bestia. — bromeó.

Ambos empezaron a reír.

Aunque Nahia no podía evitar sentir su corazón latir con alivio de tener a Caleb otra vez junto a ella, y definitivamente tenía que estar paranoica para pensar en esa locura de que el bosque se estaban llevando a su hermano. Se dirigieron luego hacía la puerta para entrar a casa.

— El conejo blanco. ¿Lo conseguiste? — preguntó Nahia.

— No. — lamentó. — Pero encontré algo mucho mejor. — sonrió.

— ¿Y que encontraste? — lo miró ansiosa por la respuesta que Caleb estaba a punto de decir.

— Encontré...

— Aquí están. — interrumpió su madre. Salió por la puerta con su traje de baño amarillo de una sola pieza y un poco holgado para ocultar sus kilos demás, tenia una mariposa en su hombro derecho y otra cerca de su cadera en la izquierda, lista para tomar un poco de sol como dijo. — ¿Que hacían?

— ¡Madre! — exclamó Nahia al ver a su madre. — Te ves tan sexy. — guiñó.

— Pues le... Le dábamos un vistazo a la piscina y al patio — explicó Caleb. — Y es muy bonito.

— ¡Lo es! — Fabiola miró la piscina emocionada. Coincidió con lo de dijo Caleb. Era muy hermoso. Ella parecía una niña, a punto de meterse a la piscina.

— Por cierto madre. — dijo Nahia. — ¿Está listo el...?

— Si. — Su madre sabía que sus hijos tendrían hambre. — Sólo tienen que servirse. — se sentó en una silla larga blanca mientras veía a sus hijos entrar. Con sus lentes oscuros.

Caleb y Nahia rodaron sus ojos.

— ¿Que pasa? — Se acomodó para iniciar su bronceado. — Ya están grandes para servirse solos.

— Si mamá como digas. — dijeron ambos con fastidio.

Tanto Nahia como Caleb se apresuraron por entrar mientras reían. Luego se sirvieron como dijo su madre para empezar a comer en el comedor.

— Woow. — exaltó Caleb mientras comía su ensalada de pollo. — Hicieron un gran trabajo con las decoraciones. — observaba cada detalle.

— Obvio hermanito. — asintió Nahia mientras probaba su ensalada. — ¿Quién crees que fue la cabeza de esto? — miró a Caleb son su mirada de "Fuí yo, quien más?"

— Lo sé, lo sé. — Caleb ya sabía quién fue. Su madre no era de decorar. Bruno menos. — Es mucho mejor que nuestra casa en Londres.

Nahia bajó la mirada. Caleb notó nostalgia en sus ojos al verla.

— ¿Lo extrañas? — Caleb bajó la cuchara que iba directo a su boca que tenía un poco de pollo y lechuga.

— ¿Qué crees?

— Creo que sí.

— Así es. — volvió a mirar a Caleb. — No sabes cuánto. Extraño a mis amigas del colegio aunque dejaron de hablarme. La cuál no tuve explicaciones para decirles que me iba para siempre. Dejé a mi mejor amiga la única que se quedó conmigo por más rumores que habían en el estúpido pueblo.

Caleb se sintió triste al escucharla. Sintió culpa. Pensó que debido a él su familia perdió lo que amaba, sus amigos, sus trabajos, etc...

— Te entiendo. — Asintió.

— ¿Tú a quien dejaste atrás?— preguntó Nahia.

— También a mi mejor amigo.— Caleb no tenía muchos amigos en Londres. La mayoría lo juzgaba. No porque era gay, no lo sabían. Si no porque era muy callado, extraño según ellos. Pero Román no lo hacía. No lo juzgaba. Porque lo entendía perfectamente. El tampoco sabía que era homosexual, pero Caleb sabía que no le molestaría al saberlo.

— Entiendo. ¿Y tu otro amigo? — preguntó. Nahia no sabía nada aún de la relación entre Izan y su hermano. Tampoco sabía aún que era gay. Hizo la pregunta con preocupación de como se lo tomaría Caleb, pensó que lo iba a molestar.

— Eh... — se formó un nudo en la garganta de Caleb. No sabía que decir. No quería decir que era su amigo porque le mentiría a Nahia, pero de todas formas le ha mentido desde mucho, ya que no le ha dicho que le gusta los hombres. Tocar el tema sería fuerte para él, y si es fuerte para él no se imaginaba a su hermana sabiendo lo que es. — No quiero hablar de eso ahora.

— Caleb. — Nahia tomó su mano y la apretó un poco, queriendo demostrarle su apoyo incondicional. — No puedes no decir nada para toda tu vida. En algún momento tienes que soltar esos sentimientos que tienes. — sabía que Caleb le dolería hablar de Izan por su muerte. Pero ella quería saber más.

— No lo entenderías. — Caleb soltó su mano. Quería contarle a Nahia. Pero el miedo lo superaba.

— De acuerdo. — Nahia al ver cómo su reacción, de momento no quería seguir con eso. — Bueno cambiando de tema. ¿Piensas hacer amigos aquí?

Caleb sintió un alivio pequeño al escuchar a su hermana cambiar de pensamiento. — No lo sé. No quiero encariñarme con alguien para luego mudarnos de nuevo y decirle adiós. ¿Y tú?

— Quiero, pero temo lo mismo que tú. Supongo que habrá que esperar. Tampoco le diremos a la persona que quiera ser nuestro amigo que no. Volvernos odiosos no es de nosotros.

— Tienes razón. — asintió. — Pero no debemos encariñarnos de todos modos.

Ambos se propusieron lo mismo. Aunque, ninguno de los dos sabía que le tendría el destino escrito para sus tiempos de estadía en aquel pueblo donde sólo tenían un día de haber llegado.

No sabían como sería todo a fin de cuentas y menos que sorpresas les prepara la vida para un más adelante, así que habría que esperar haber si lo cumplían su objetivo propuesto por ambos en aquella conversación.

                                 
                                 ***

Nota del autor: Hola!!! Cómo están? ¿Creen que Caleb y Nahia mantengan su palabra? ¿Creen que Caleb algún día le diga a su hermana su orientación sexual? ¿Que piensan?

Bye!!!

Caer Al Vacío                        [EN PROCESO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora