CAP 22

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Hola, por los comentarios he visto que nadie acertó quien interrumpió a nuestra  parejita 😅😈

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Nos quedamos en...

Él apretó sus muslos, elevando después las manos hasta la cintura, la acarició en la espalda hasta llegar a su pelo suave. Enterró los dedos entre las hebras y tiró de ella desesperadamente  en un beso apasionado.

Los dos ya estaban quemando de deseo. Sentada en el regazo de su marido, Cristina sentia las bragas empapándose todavía más mientras la punta de la erección de Federico rozaba exactamente la entrada de su feminidad. Y Federico ya estaba desesperado por entrar en su esposa y enterrarse hasta el fondo para calmar esa necesidad de tenerla en sus brazos.

El beso se volvió más exigente y él buscó los botones de la blusa de Cristina, desabrochó y tiró de la tela hacia un lado, tomando un pecho en las manos. Lo bueno es que ella estaba sin sujetador, facilitándole la tarea. No perdió tiempo y se agachó para tomar el pezón entre los dientes, primero lo mordió y luego succionó con fuerza. Cristina echó la cabeza hacia atrás, gimiendo y frotándose contra Fede Jr.

- Heyyy - alguien gritó, asustando la pareja apasionada. Sobresaltados los dos se apartaron rápidamente. - ¿Que poca verguenza es esa aquí en el jardín? ¿Por qué no se van a su habitación, eh?

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                 Capitulo 22

Aunque ya hubiera sido liberado por el médico para circular por la casa, Don Severiano se mantuvo esta tarde en la habitación por órdenes de doña Consuelo que vigilaba los pasos de su marido.

Luego él se acercó a la ventana con el fin de sentir un viento fresco, y vio a su hija sentada en las piernas de su marido, los dos se estaban besando... No, a decir la verdad ellos se estaban comiendo a besos, o más bien dicho, Federico devoraba a Cristina.

Severiano sonrió, era hermoso el amor de los dos, estaba muy feliz de por fin ver a Cristina viviendo un romance real. Finalmente la veía con un hombre, luego de haber fantaseado por un largo tiempo con ver a su hija casada, dándole nietos... Pero el tiempo pasaba y Cristina todavía había seguido soltera, hasta que él hizo el acuerdo con Federico.

Ahora todo iba muy bien, estaban casados y felices, pero no podía permitir que aquellos descarados diesen un show en el jardín para cualquier persona que pasaba por allí. Por eso había gritado, reprendiéndolos.

Desde lejos observó Cristina enderezándose rápidamente, tratando de poner la blusa en su sitio. Ella miró nerviosamente por todos lados y no vio a nadie. Severiano los miró por algunos segundos más,  asintió y luego retrocedió unos pasos. Cuando Cristina levantó la mirada, sólo vio la cortina balanceándose y supo que su padre era el que estaba allí. No lo había visto, pero sabía que era él por la voz.

C: Oh... ¡Qué vergüenza!!! - se levantó abruptamente. - Papá me ha visto así...

F: ¿Qué tiene eso Cristina? Somos marido y mujer.

C: Pero esto no está ben... - Ella caminaba de un lado a otro con nerviosismo. - Estas cosas tenemos que hacer en la intimidad de nuestra habitación.

F: Cristina, no es para tanto.

C: Un día es mamá y la nana  que nos sorprenden en fraganti y ahora mi papá... ¿Que van a pensar de mi?

Federico lamentó de estar ciego, así no podría cargarla en sus brazos y callar su boca con un beso apasionado.

Se limitó a cruzarse los brazos detrás del cuello, cerrar los ojos y relajarse mientras Cristina hablaba sola.

DOMANDO A LA FIERA Onde histórias criam vida. Descubra agora