CAP 06

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(...)

Cristina continuó perdida en sus pensamientos, en su mente  no dejaba de pensar en Federico y en la lencería, fue entonces cuando la dependienta le llamó por su nombre que ella volvió a la realidad.

C: ¿Eh? lo siento, me distraje - Cristina trató de justificarse.

Dep: No hay problema. Apuesto a que imaginó a su prometido viéndola con estas piezas…

C: ¡No! No... yo… yo estaba pensando que mi madre está esperándome – le devolvió la pieza a la chica - ahora me voy, de verdad no voy a llevar nada.

Dep: ¿Está segura? Su novio perderá de verla así...

Federico no iba a perder nada, él nunca la iba a ver en ropa interior - Pensó Cristina.

C: Mi novio no se preocupa por eso…

Dep: Entonces debes comprarlo por usted misma. Imagínese cómo se sentirá más femenina, más viva, seductora, segura de si misma... - la chica realmente no se rindió, de verdad deseaba hacerla comprar algo.

Cristina pensó... pensó y pensó.

C: Está bien, me quedo con este conjunto - tomando las piezas de la mano de la chica.

Dep: ¡Muy bien, buena elección! Le puedo mostrar algunas piezas más…

...

Cristina se quedó tan entusiasmada que finalmente se decidió por llevar varias piezas. Enseguida regresó junto a su madre.

Cons: ¿Y estas bolsas? - Preguntó doña Consuelo.

C: Solo un par de cosas sin importancia – dijo rezando para que su madre no le pidiera para ver las cosas.

Cons: Ah... ¿entonces vámonos? – dijo Consuelo.

Pagaron la factura y se fueron hacia el coche dejando las bolsas en el asiento trasero.

C: Mamá, ¿de dónde salió todo el dinero para pagar por todo lo que compramos? – Preguntó Cristina ya acomodada en el asiento del conductor.

Cons: Severiano me dio esta mañana. Creo que todavía se guardó de esa  tierra que vendió.

C: Sólo creo que no deberíamos haberlo gastado en cosas sin importancia – habló ya arrepentida de haber comprado tanta ropa interior para ella. - Necesitamos el dinero para los gastos de la hacienda.

Cons: Ya Cristina, deja de quejarte. Vas a casarte y obviamente las cosas que compramos son necesarias. Además Federico estará a cargo de las tierras y luego la prosperidad que teníamos vuelve de nuevo,  como siempre ha sido.

C: Yo me encargo de eso mamá, siempre me he ocupado de todo y siempre lo hice muy bien. Sólo que entonces  aparecieron estas plagas y la producción cayó. Pero después de la boda voy a pagar la hipoteca y me voy a librar de Federico. ¡Que se vaya al infierno, no lo necesito!

Cons: Ya deja de hablar así de tu marido.

C: ¡Él no es mi marido!

Cons: Pero será muy pronto.

C: Argh!!! Sólo en el papel.

Cons: ¿Qué?

C: Nada, nada, mamá.

Cons: Hmmm... Bueno, mejor poner tu atención a la carretera, olvídate un poco de Federico.

C: ¡No estoy pensando en él!

Cons: Por supuesto que lo estás. Mírate, estás nerviosa, enojada. Vas a terminar causando un accidente.

Cristina abrió la boca para protestar pero se detuvo, su madre tenía razón. Así que siguió conduciendo esta vez en silencio, hasta que en un punto de la carretera el coche se detuvo inesperadamente.

DOMANDO A LA FIERA Onde histórias criam vida. Descubra agora