CAP 03

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Después de la cena Federico pidió hablar en privado con Cristina y los dos fueron al despacho de Severiano. Ella entró delante de él que cerró la puerta sin que ella se diera cuenta.

C: No puedo creer que papá me quiera obligar a casarme con un tonto como tú. - Cristina se volvió hacia él.

F: Pues trata de conformarte conmigo o de lo contrario te vas a morir una solterona.

C: Mejor quedarme sola que casada con un... un... conquistador barato como tú. ¿Por qué no te casas con Raquela por ejemplo y me dejas en paz?

F: ¿Acaso eso son celos? ¿Estás celosa de la criada? - Preguntó con una sonrisa.

C: Por supuesto que no. Imagínate... - le dio la espalda. - Puedes acostarte con quien quieras.

Él se acercó por detrás.

F: No es lo que parece... - le habló al oído.

Cristina se estremeció y quería alejarse pero él la sujetó y ella se quedó de pie con la espalda contra el pecho de Federico. Se sentía tan bien así apretada contra ese cuerpo... Pero notó algo duro en las nalgas y se alejó asustada.

C: Deja de tocarme - dijo con voz temblorosa respirando profundamente. - Tenemos que ajustar algunas cosas en este matrimonio.

Se alejó tratando de mantener una cierta distancia entre ellos, así no se arriesgaría a lanzarse en los brazos de él.

Cristina no lograba entender que era lo que le estaba pasando. En un momento quería ahorcar a Federico y en el momento siguiente deseaba agarrarlo y besarlo. Respirando agitadamente agitó la cabeza.

F: Sé de todo lo que vas a hablar y desde luego no estoy de acuerdo con cualquier cosa. - Federico refunfuñó.

C: Yo no he dicho nada a ún. ¿Me dejas hablar?

F: Por favor...

C: Bueno... Este será sólo un matrimonio de conveniencia, solo estaremos casados en el papel, no creas que tendrás derechos sobre mí. No habrá beso, no habrá... eh... este...

Cristina tartamudeaba y no pudo completar la frase.

Federico sólo se reía de su nerviosismo.

F: ¿Me estás diciendo que no tendremos una noche de bodas? ¿Que no haremos el amor? ¿No vamos a dar nietos a Don Severiano? - le Preguntó con sarcasmo.

¿Cómo él podía hablar tan abiertamente ese tipo de cosas? - pensó ella

C: Sí... Es eso...

Él se echó a reír.

F: ¿De verdad crees que estaré de acuerdo con esta idiotez? - acortó
la distancia entre ellos y de pronto Cristina se vio atrapada entre el escritorio y el cuerpo de Rivero. - ¿Voy a casarme con una mujer hermosa y no podré tocarla? ¡Eso es un pecado!

La respiración de Cristina empezaba
a alterarse y para aumentar el calor que ella sentía , con un dedo Federico dibujó una caricia de la mejilla de ella hasta el cuello y volvió por el mismo camino. Se detuvo en la boca de la mujer acariciando el labio inferior con el pulgar.

F: Tienes una boca maravillosa y estoy con muchas ganas de probar tu sabor - se inclinó acercándose más a ella.
Cristina no se movió, tampoco trató de detenerlo. Tal vez fuera la curiosidad de saber lo que era ser besada. Sí, eso era todo, era una simple curiosidad. - pensó ella.

Federico finalmente la besó, al principio sólo fue un roce de labios. Sus ojos se encontraron mientras sus labios se despegaban. Fue el toque más increíble que había sentido y Cristina quería más, quería que durara más tiempo.

DOMANDO A LA FIERA Onde histórias criam vida. Descubra agora