Después de la cena Federico pidió hablar en privado con Cristina y los dos fueron al despacho de Severiano. Ella entró delante de él que cerró la puerta sin que ella se diera cuenta.
C: No puedo creer que papá me quiera obligar a casarme con un tonto como tú. - Cristina se volvió hacia él.
F: Pues trata de conformarte conmigo o de lo contrario te vas a morir una solterona.
C: Mejor quedarme sola que casada con un... un... conquistador barato como tú. ¿Por qué no te casas con Raquela por ejemplo y me dejas en paz?
F: ¿Acaso eso son celos? ¿Estás celosa de la criada? - Preguntó con una sonrisa.
C: Por supuesto que no. Imagínate... - le dio la espalda. - Puedes acostarte con quien quieras.
Él se acercó por detrás.
F: No es lo que parece... - le habló al oído.
Cristina se estremeció y quería alejarse pero él la sujetó y ella se quedó de pie con la espalda contra el pecho de Federico. Se sentía tan bien así apretada contra ese cuerpo... Pero notó algo duro en las nalgas y se alejó asustada.
C: Deja de tocarme - dijo con voz temblorosa respirando profundamente. - Tenemos que ajustar algunas cosas en este matrimonio.
Se alejó tratando de mantener una cierta distancia entre ellos, así no se arriesgaría a lanzarse en los brazos de él.
Cristina no lograba entender que era lo que le estaba pasando. En un momento quería ahorcar a Federico y en el momento siguiente deseaba agarrarlo y besarlo. Respirando agitadamente agitó la cabeza.
F: Sé de todo lo que vas a hablar y desde luego no estoy de acuerdo con cualquier cosa. - Federico refunfuñó.
C: Yo no he dicho nada a ún. ¿Me dejas hablar?
F: Por favor...
C: Bueno... Este será sólo un matrimonio de conveniencia, solo estaremos casados en el papel, no creas que tendrás derechos sobre mí. No habrá beso, no habrá... eh... este...
Cristina tartamudeaba y no pudo completar la frase.
Federico sólo se reía de su nerviosismo.
F: ¿Me estás diciendo que no tendremos una noche de bodas? ¿Que no haremos el amor? ¿No vamos a dar nietos a Don Severiano? - le Preguntó con sarcasmo.
¿Cómo él podía hablar tan abiertamente ese tipo de cosas? - pensó ella
C: Sí... Es eso...
Él se echó a reír.
F: ¿De verdad crees que estaré de acuerdo con esta idiotez? - acortó
la distancia entre ellos y de pronto Cristina se vio atrapada entre el escritorio y el cuerpo de Rivero. - ¿Voy a casarme con una mujer hermosa y no podré tocarla? ¡Eso es un pecado!La respiración de Cristina empezaba
a alterarse y para aumentar el calor que ella sentía , con un dedo Federico dibujó una caricia de la mejilla de ella hasta el cuello y volvió por el mismo camino. Se detuvo en la boca de la mujer acariciando el labio inferior con el pulgar.F: Tienes una boca maravillosa y estoy con muchas ganas de probar tu sabor - se inclinó acercándose más a ella.
Cristina no se movió, tampoco trató de detenerlo. Tal vez fuera la curiosidad de saber lo que era ser besada. Sí, eso era todo, era una simple curiosidad. - pensó ella.Federico finalmente la besó, al principio sólo fue un roce de labios. Sus ojos se encontraron mientras sus labios se despegaban. Fue el toque más increíble que había sentido y Cristina quería más, quería que durara más tiempo.
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DOMANDO A LA FIERA
ChickLitElla, una mujer de genio difícil, es determinada, fuerte pero en su interior tiene sus debilidades, ella guarda un secreto que la impide entregarse al amor, por lo que a la altura de sus cuarenta a ños ella sigue siendo soltera y virgen. Él, un homb...