Prólogo

322 23 3
                                    

Puedo decir que toda esta locura comenzó una noche fría a comienzos del mes de marzo mientras yo estaba caminando por las calles de California buscando un lugar donde refugiarme porque mis padres me habían echado de casa a mis veinticinco años.

Pero sería mentira porque mis padres me aman mucho por ser la princesita de la casa, ya que mis dos hermanos mayores no llegan ni a ser príncipes.

En fin, todo comenzó mientras yo caminaba por las calles de California mientras me dirigía a mi pizzería favorita. Entré y pedí una pizza hawaiana con muchos trocitos de piña y mientras la comía reflexioné sobre mi vida. ¿Loco cierto? Me di cuenta que a mis veinticinco años lo único que había hecho por logro propio era graduarme y comenzar a trabajar, pero ni el trabajo lo había conseguido por mérito propio, sino, por mi papá que tenía un amigo en la escuela donde ejerzo mi profesión como maestra de literatura.

Fue ahí como si mi vida se iluminara porque... ¡BAM! Un volante pegado en el pizarrón del local estaba ahí, todo tristecito, solito, mal colocado y quizás con una letra terrible. Pero el punto era que buscaba a una persona para compartir el piso donde vivía porque no pasaba mucho tiempo ahí y ya no podía seguir cubriendo todos los gastos.

¡Y eso era perfecto para mí! Probar nuevas cosas, como, por ejemplo: vivir sola. Bueno, con una persona más, pero prácticamente viviría sola.

Recuerdo que dije, o más bien grité:

—¡Gracias Dios del Olimpo que me mandas a tus divinos dioses en señal! —toda la clientela me vio con una cara de "¿y qué le sucede a ésta loca?". Me encogí de hombros mientras salía a paso apresurado de la pizzería.

¡Esto era lo que yo necesitaba! ¡Una divinidad! Fue el destino hablándome que dejara de vivir con mis padres porque era hora de volar del nido.

Así que cuando abrí la puerta de casa de un portazo mis padres se asustaron y mamá se quemó con su té y papá casi me da con su bate de béisbol, pero, igualmente les comenté mi estupenda idea de irme a vivir sola.

—¡Sí! ¿No creen que es increíble? —les dije mientras agitaba el volante en el aire enfrente de ellos—. Será increíble, yo viviendo sola como toda una adulta independiente, pero muy demente.

—¿Por qué te quieres ir? —me preguntó mi mamá lentamente, casi horrorizada por mi decisión.

—Porque ya me cansé de estar aquí, es hora que el pájaro vuele del nido —dije alegremente mientras me levantaba del sillón donde estaba sentada—. Llamaré mañana en la mañana y pagaré lo que se deba para mudarme.

Efectivamente eso hice, el tipo se escuchaba un tanto amigable y antipático, muy raro. No le di importancia, ya que estaba más entusiasmada porque me comunicó que podría mudarme la semana siguiente. Dijo que el piso donde viviríamos sería un tanto pequeño, pero era funcional, además que él casi no pasaba en el piso, por eso buscaba con quién compartirlo.

Así que... ¡Nueva vida, ahí te voy!

Amor De Cuarentena✔ [Mer]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora