09 - Te amo Malcolm

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ELEONOR

Son alrededor de las once de la noche, Malcolm duerme y yo me escabullí de su cama para poder comenzar a preparar el pastel de cumpleaños para él. Es increíble que él vaya a cumplir veinticuatro años y yo pueda celebrarlos con mi novio.

¡Por el Dios del Olimpo! Estamos en octubre y el otoño se hace muy presente, o al menos eso alcanzo a ver desde las ventanas del piso. Hemos pasado más de cinco meses juntos y me ha encantado poder conocerlo más a fondo y en todos los ámbitos posibles.

Es una persona increíble que se merece todo lo bueno del mundo, es dedicado a sus estudios, paga las facturas a tiempo siempre, es ordenado, tiene un gran corazón y siempre me hace unos deliciosos desayunos.

Pero esta vez me toca a mí consentirlo.

Vuelvo a colocar el vídeo de YouTube mientras busco los ingredientes para hacer el pastel, en estos meses he avanzado mucho en la parte personal y eso me alegra mucho, hace mucho tiempo que mamá no llama y eso me alegra porque comprendió que debe darme mi espacio para poder crecer.

Huevos... Leche... Harina... Mantequilla... ¿Qué mierda más?... chocolate.

Le pongo pausa al vídeo mientras busco la batidora y me arrepiento al instante porque hago un desorden en la preciada cocina de mi novio.

—¡Mierda! ¡No, no, no! —la masa sale disparada para todos lados ensuciando.

Tengo el cuerpo lleno de masa de pastel y la cocina no es muy agradable de ver. Suspiro y veo en mi celular la hora ¿no puede ser tan tarde o sí?

Doce de la noche, genial. ¡Me lleva Hades!

Tratando de no morir por frustración y enojo, vuelvo a reunir los ingredientes para poder hacer la masa del pastel una vez más.

—La segunda es la vencida, hermosa frase de fracasado —gruño y vuelvo a reproducir el vídeo de YouTube.

***

Claramente la segunda no fue la vencida, fue la número cinco, pero igual se realizó la intención. Que el pastel quedara quemado por fuera no era parte del plan, pero con un poco de glaseado se pudo arreglar. Es... como maquillar las cosas.

En situaciones desesperadas, soluciones desesperadas.

Me levanto de la silla del comedor con cara de mapache drogado por no haber dormido nada en toda la noche y voy hasta la habitación de Malcolm, él sigue durmiendo como una roca, me he dado cuenta de eso las veces —o todas desde que somos novios— que duerme como roca.

Puede pasar un terremoto y él ni se da cuenta que queda bajo el edificio caído.

Me acuesto a su lado y comienzo a darle caricias en su cabello con la intención de despertarlo, él se remueve bajo las sábanas estirando su brazo para rodearme y acercarme a su cuerpo.

—Buenos días, cariño —hablo bajito.

—Buenos días a mi loro favorito —ríe con su voz ronca y me deja bajo su cuerpo llenándome la cara de besos—. ¿Qué tal dormiste?

—Feliz de saber que despertaría a tu lado para desearte un feliz cumpleaños, cara ácida —le digo acariciándole el rostro definido—. Feliz cumpleaños amor mío.

Ríe y deja constantes besos en mi cuello.

—¿Se te quemó el pastel verdad? —dice riendo, yo me libero de su abrazo para sentarme a su lado con sorpresa—. Se siente el olor a quemado, loro.

—¡Pero me esforcé! ¡Hasta le puse glaseado! —rio indignada y divertida.

Malcolm se levanta de la cama y yo solo puedo admirar su delicioso cuerpo de chef, se estira y me dice que me levante porque ordenará las sábanas revueltas. Termina de acomodar las almohadas y se voltea a verme.

Me da un sonrisita y yo giro el rostro haciéndome la enojada, aunque muera por reírme.

—Ya, ya, ya. No te enojes loro —me aprisiona en sus brazos haciendo que mi mejilla de con su pecho—. La intención es la que cuenta y yo estaré más que encantado de poder probar tu pastel, Eleonor.

Mi nombre dicho por él me derrite totalmente.

Descruzo mis brazos y le correspondo el abrazo colocando mi barbilla en el centro de su pecho. Admiro su belleza, tanto interna como externa. Sus ojos brillan de felicidad y la sonrisa que me da me llena el pecho con una alegría inexplicable.

—Te prometo que te gustará cuando lo pruebes, lo quemado quedará en el olvido —aseguro.

—Todo lo que tú hagas con amor para mí estoy seguro que lo amaré.

Amaré una palabra con mucho peso. Tal vez lo dice de forma indirecta pero el sentimiento es correspondido, yo también lo amo.

—¿Y si te mato por amor también lo amarás?

—¡Deja de matar los momentos románticos!

—Nunca, amor.

Amor De Cuarentena✔ [Mer]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora