Después de varias horas entrenando sonaron las trompetas que indicaban la hora de comer. De vez en cuando se decían nombres para que se transformaran y trajeran comida del bosque que tenían al lado para no ir a comprar a la ciudad, que estaba a varios kilómetros.
-Coronel Kael, se le espera junto a la Teniente Usura y Katrina. Se les unirá el Capitán Purdar. -Kael asintió y ordenó a Vikens que se llevara a los Sargentos a su mesa habitual. Kael corrió hasta donde solían soltarles para correr al bosque y se detuvo de golpe al oler un olor que no les gustaba nada a los Homo-Catus, o HK, el olor de los Homo-Canis. Gruñó. El olor no era reciente, pero después de comer se iría a avisar al Teniente General Houmus. Cuando llegó Katrina, Usura y Purdar ya estaban allí. Purdar era un puma joven, recién era adulto. Su pelo era rojizo y sus ojos eran grises. Era bastante guapo, pero muy tímido y callado.
-Coronel. -Les saludaron todos. Kael asintió y se transformaron. Un guepardo, un puma, un leopardo de las nieves y un tigre. Echaron a correr y en seguida captaron un olor de ciervos y jabalíes, reciente. Kael hizo una señal con la cola para que Purdar fuera a por el ciervo y Usura y Katrina a por los jabalíes. Kael asintió y desapareció entre la maleza. Corrió y pegó algunos saltos sobre rocas, evitando el pequeño río que pasaba por la montaña que había al lado del campamento. Cuando llegó al lado opuesto de donde estaban sus compañeros se paró a olfatear el aire con la boca entreabierta. Cerró los ojos y captó un olor muy fuerte a Homo-Canis. Entonces, antes de que pudiera abrir los ojos algo embistió en su latera. Gruñó y desenfundó las zarpas cuando se levantó vio un lobo gigante de color negro. Kael gruñó se lanzó a por él sin pensarlo dos veces. El lobo se agacho y Kael cayó al suelo. El lobo aprovechó para saltar sobre su espalda, pero Kael dio una coz con sus zarpas traseras con las uñas desenfundadas, rasgándole parte de la barriga. El lobo retrocedió aullando de dolor. Kael se abalanzó contra él, clavándole las uñas en los omóplatos y mordiendo su cuello, sin llegar a la yugular. El lobo se desvaneció, destranformándose. Era un chico joven, un adolescente de espalda ancha y facciones angulosas. Tenía los ojos tan negros como el carbón, al igual que sus ojos. Tenía una cicatriz que cruzaba su hombro derecho hasta su lateral izquierdo, en su cintura. Kael se destransformó también, negando con la cabeza lo cargó en la espalda. Suspiró, en boxers trotó hasta donde se reunió con sus amigos. Todos bufaron cuando olieron al lobo, destransformándose. Cuando llegó al campamento y todos lo vieron sin camiseta, lo miraron fijamente. Luego llamó a Katrina y Usura.
-Vosotras dos, llamar al Teniente General Houmus. -Ellas asintieron mientras Purdar dejaba la comida en las mesas. Las presas iban pasando de mesa en mesa. Era extraño ya que las pocas presas que habían no estaban mutadas, y eso las hacía únicas, aun que no estaban en peligro de extinción ya que se regeneraban más rápido de lo normal. Llegaron a un gran horno y allí las cocinaron. También comían algo de verdura pese a ser carnívoros.Pasó una media hora cuando Katrina y Usura llegaron detrás de un lince. Kael se puso en pie, Vikens le había prestado algo de ropa, algo bastante raro en ellos, pues se llevaban muy mal. Kael no era desagradecido, por lo que le dio las gracias y se vistió. La ropa le quedaba bastante ajustada, pero podía moverse. Todos saludaron firmes, aun que Kael se sentó rápidamente, sosteniendo al preso.
-Coronel Kael. -Asintió y Kael pidió un vaso de agua fría, se la echó a la cara al preso. Este se sacudió entre los musculosos brazos de Kael, sin éxito, pero Kael hizo una mueca, ya que le dio en las costillas, y en la pelea le había dañado. Las mutaciones como ellos se curaban rápido, a menos que el hueso, si está roto no se ponga bien. Niam se dio cuenta, pero no dijo nada. Kael se dio cuenta y sacudió la cabeza, para que no se preocupara, al menos no ahora.
-¡Soltadme gatos de mierda! -Gritaba el prisionero. Kael le abofeteó repetidamente hasta que se calmo, ante la atenta mirada del Teniente General.
-¿Quién eres? -Preguntó el Lince, mirando cicatriz. Tanto como Houmus, Kael, Enok, Katrina, Usura y pocos más sabían que significaba aquellas cicatrices. No eran de peleas, eran signos de tortura. A aquel joven lobo lo habían torturado y le habían comido el cerebro. Enok llegó rápidamente, alertado por Vikens. Lo ya mencionados anteriormente se miraron, y luego centraron la mirada en Kael, este apretó la mandíbula. Aquello solo podía significar dos cosas, o habían Traidores Homo-Canis, queriendo venganza a los HK por robarle el territorio hace tiempo, o la versión que más les asustaba a todos. No por lo que era, sino, por la reacción que podía tener en Kael. Eliria, la ex-novia de Kael era una tigresa blanca. Pero también era una traidora. Había enamorado a Kael y lo había utilizado para conseguir todos los planes del Ejercito Felino. Eliria en realidad siempre había estado con los perros, de echo, tenía hasta pareja canina. Cuando Kael se enteró de todo, en la guerra enfureció, matando a casi todos los caninos. Lo único que le frenó fue el amor que sentía por aquella mujer, que era más poderoso que su odio. Ella le había hecho la cicatriz en el ojo, y no solo en el ojo, en el corazón y el alma. Kael nunca superó aquello.Todos se inclinaban porque Eliria quería venganza por la muerte de su novio Doberman, por la muerte de todos sus congéneres. Kael empezó a temblar cuando el lobo comenzó a hablar.
-¿Sabes a quien me he follado Kael? -Río histérico.- A Eliria. Le he comido todo el coño Kael, y no sabes como gemía. -Siguió. Kael tenía los ojos cerrados, el temblor comenzó a aumentar. -Me dijo que follaba mucho mejor que tú, mejor que Dobb.Kael se levantó de golpe y lo colocó contra la pared. Las rayas se hacían más grandes. Se estaba transformando de ira.
-¿Sabes lo que me importa eso ami? Nada, ella es una zorra traidora. Debería estar muerta, si la maté, fue porque era un imbécil. Pero las cosas cambian. De eso hace 17 años, lobito. Si te ha follado ha sido solo para traerte hasta aquí. Esto es una trampa, es un callejón sin salida. Te ha mandado para joderme, ella creía conocerme. Gilipollas. -Rugió, temblando de puro odio.- Tus cicatrices, te han torturado y cuando te han lavado bien el cerebro te han mandado con ella, para convencerte del todo.
-¡Mientes sucio bastardo! -Gritó el lobo, iracundo. Riendo. -Tienes rabia, porque yo... -Antes de poder seguir hablando, Kael le pegó un puñetazo en la mandíbula.
-Esto es un aviso. ¿De dónde vienes y qué quieren? -Bufó él. Kael de nuevo preparó el puño.
-¡Kael! -Levantó la mano Houmus. Kael se detuvo de golpe. Girándose en redondo. Hizo frente a su superior, sin decir palabra se fue a su cabaña. Katrina hizo amago de ir con él, pero Vikens la retuvo. -Katrina, Usura, Enok, venir un momento. -Susurró Houmus. Ellos asintieron.
-Esto se esta complicando. -Susurró Enok, llevándose las manos a sus grandes orejas de Serval. -Kael no soportará tanta carga. Si Eliria ha vuelto a las andas sabe el punto débil de Kael.
-Esto es un desastre. Yo hace poco capté un débil olor a perros, pero creí que renovaban sus fronteras. El olor de este -Señaló con la cola Usura al lobo.- Es distinto. Es uno de los Traidores. Si han llegado a esto significa que son muchos. Es cierto que cuando perdieron la guerra quedaron bastantes indignados, pero creímos que que no llegarían a esto, es decir.. que reflexionarían. -Negó suspirando.
-Mañana le diremos a Vikens que a los recién llegados los lleve por las fronteras, a ver si pueden encontrar algo fuera de lo normal. Lo primordial es Kael, después de tanto tiempo aun no lo ha superado.
-Es cierto, habrá que estar alerta. Meteremos en una celda al lobo. Quiero que Aden e Itro, los gemelos Gatos Monteses lo interroguen. -Houmus dejó escapar un largo suspiro y miró hacia la cabaña de Kael. Se escucharon débiles gritos. Luego un portazo. Kael hizo su aparición, enfadado. Luego cerró los ojos. Miró al lobo, retenido por Vikens.
-Por favor, encerrarle antes de que le arranque la yugular a mordiscos. -Rogó. Houmus hizo una señal y asintió. Los gemelos Gatos Monteses, se lo llevaron entre aullidos. Luego se sentó en su sitio habitual. La comida ya estaba servida. A su lado Katrina y Enok lo miraron preocupados. Kael sacudió la cabeza, apretando la mandíbula sacudió las orejas, indicando que comenzaran a comer. Kael a penas pudo comer, notó como el estómago se le revolvía. Dejó de comer y se fue hacia su cabaña, pero comenzó a tambalearse. Usura lo miró preocupada. Kael se arrodilló y comenzó a vomitar.
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Lágrimas de sangre ©
Novela JuvenilUn mundo. Varias especies. Una guerra. Un secreto.