5. El comienzo

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Bianca captó la mirada del hombre tan pronto como el se corría lentamente en los pantalones. Captó el olor y lo examinó de arriba a bajo, ofreciéndole una sonrisa amable. Kael se tensó de golpe y le susurró algo al oido a Vikens. Este sacudió la oreja y dejó escpara un gruñido. Ladeó la cabeza cuando vio que Kael salía corriendo hacia su cabaña. Vikens miró a la gatita recién llegada. Era hermosa. Se acercó y saludó a la gatita. 

 -Vaya, ¿eres la cabo? -Preguntó Vikens amablemente, moviendo la cola. Bianca asintió bajando la mirada como si hubiera hecho algo más. 

 -Así és, señor. -Sonrió de lado. Se mordió el labio inferior, un tic nervioso y desvió las orejas en busca de que volviera el guapo y sensual tigre que había visto y que al parecer se había corrido nada más verla. Alzó la mirada levente y lo vio. Allí estaba, de camino, serio. Estaba erguido y todas las mujeres lo miraban hambrienta. Él parecía orgulloso. Cuando por fin volvió todos se giraron ante su presencia, y entonces captaron con la mirada a Bianca. En cuanto la miraron ella sen sonrojó. Tan tímida, tan pura y el instinto animal de Kael resurgió. Necesitaba calmarse entonces volvió frío. 

-Cabo Bianca. -Dijo en un tono de voz seco, tendíendole la mano. Todos lo miraron sorprendido ante su dureza. La gatita tragó y lo miró como si estuviera herida. Kael notó como su cuerpo temblaba y se contenía para no abrazarla con todas sus fuerzas y marcarla como suya. Bianca le estrechó la mano.

 -Señor. -Susurró sin fuerzas. Vikens le dio un codazo y Kael ni se inmutó. Parecía puro hielo.

-Hoy les enseñaré el campamento. Tendrán un día para adaptarse. Espero que tengan dinero o ya les hayan pagado, pasado mañana iremos a la ciudad. Les enseñaré sus habitaciones, como entendarán están vacias y les digo lo de la ciudad para que puedan comprarse cosas. Vamos dos veces al mes. 

Todos lo asintieron y Bianca lo miró. Curioseó todo su cuerpo como la gata curiosa que era. Quería toquetear el cuerpo del macho. Kael soltó un suave ronroneo hacia ella y se estiró. Comenzó a caminar e hizo un gesto con la cola para que todos le siguieran. Había un vallado por fuera. El camino era de tierra. Al fondo estaba el comedor, grande para todos. Eran mesas largas como de banquete mediaval. Al final de dicho comedor estaba la mesa de los superiores. La cocina estaba dentro, a veces cocinaban lo que los militares cazaban. En frente estaba el patio donde se reuninan cada mañana para decir las distintas actividades. Se discurrian unos caminos. Las cabañas de los militares eran com Bungalows unidos, como una calle. En el segundo camino habían muchísimas casas de tres plantas donde convivían. El tercerco va a las pistas de entrenamiento y al gimnasio, aun que en el sotano de casi todas las casas había uno en el sotano. El cuarto iba hacia el bosque. 

 Todos los miraban de arriba a bajo, notando como Kael estaba tenso. Katrina se unió al lado de Kael, tomandole de la mano, Quería relajarlo y enrosocó su cola con la del tigre, entonces él se soltó. Estaba encogido. Katrina lo miró extrañada y él entornó la oreja hacia ella en forma de que luego hablarian. Ella asintió y miró a Vikens, este no paraba de deborar con la mirada a Bianca como casi todos los hombres que pasaban cerca. Tenía el final de la cola levantado en dirección a la gatita que lo miraba como si quisiera pegarse a él, olisquearlo y abrazarlo cual koala. Fue por el segundo camino ya que no pensaba enseñarle por donde estaba su cabaña, ya que se quedarían sin olfato por el olor a sexo. Se paró frente a las casas y comenzó a distribuir. Katrina y Bianca se miraron, ambas coincidan en la misma casa. Kael gruñó y miró  a Bianca, deborandola con la vista mientras Katrina se la llevaba hacia arriba para enseñarle su habitación. Cuando terminó de distribuuir las casas se terminó quitando la camiseta y todas clavaron la mirada en el musculoso hombre. Él se fue corriendo hacia el tercer camino, hacia el gimnasio. 

-¡A las tres os quiero en el comedor! -Gritó antes de desaparecer. Estaba tenso y no lo soportaba. A mitad de camino se desvió. Se internó en el bosque que no estaba vallado, el que les pertenecía. LLegó frente a una cueva que estaba llena de murciélagos. Casi nunca entraban allí. Kael se metió allí y sigilosamente fue avanzando. Esa vez consiguió no hacer ningún ruido de manera que descendió por un camino. Se desnudó hasta quedar en boxers, pues tenía en frente unas vistas maravillosas de un lago con catarata. Aquello estaba más lejos de lo que pensaban por lo que estaba fuera del campamento. Era una zona M. Zonas prohibidas o no investigadas, excepto para misiones especiales. 

Lágrimas de sangre ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora