Vale, se supone que ahora debo hacer mi trabajo con uno de los chicos mas exasperante, intimidante y misterioso que he conocido. La verdad no me preocupa el hecho de hacer mi trabajo con él, sólo temo por la reacción que podría tener mi madre si se entera que mi compañero de biología es un chico con perforaciones y tatuajes en su cuerpo, Dios, estaría tan exasperada que sería capaz de ir hasta el instituto y hablar con la maestra para que me cambiara de compañero. Tal vez yo sólo podría mantener ese pequeño secreto, al fin y al cabo no es tan relevante, supongo.
- Mamá, estoy en casa. - Grito,cerrando la puerta de detrás de mi.
- Ya voy, ya voy, ya voy. - Grita desde el piso de arriba, y luego la veo bajando las escaleras a gran velocidad. - Y?, qué tal tu primer día?.
- Estuvo bien. - Digo, quitándole importancia al asunto.
- Bien?, sólo bien?. - Dice con el ceño ligeramente fruncido,
- Si, bueno, estuvo genial, todos fueron bastante atentos y los maestros son muy amables, ya sabes. - Dije, forzando una medio sonrisa.
- Me alegro cariño. Cambiando de tema, tengo que irme, la próxima semana tengo un desfile de modas en Chicago, llegaré un poco tarde, vale? - Dice tomando sus llaves.
- Está bien mamá, trataré de sobrevivir. - Le digo, mientras suelto un risita.
- Qué graciosa, adiós pequeña cabeza de chorlito. - Me da un beso en la frente y sale dejándome con una sonrisa estúpida en la cara, la amo tanto.
Subo a mi cuarto y dejo mi maleta en la cama, quito rápidamente mi ropa y entro al baño, una ducha caliente, eso es todo lo que necesito por hoy.
No me doy cuenta de lo tarde que es hasta que despego por primera vez los ojos del libro que he decidido que voy a leer este mes, son las 12:48 p.m. Dejo mi libro en la mesa de noche y apago la lámpara, sólo espero que por la mayor divinidad existente, mañana sea un mejor día.
Abro los ojos lentamente, acostumbrandome a la tenue luz que entra por la ventana, al parecer va a ser un día bastante nublado, mal comienzo.
Bajo a la cocina después de haberme bañado y vestido. Mamá no está allí como normalmente, seguro tuvo que ir al trabajo de urgencia. Esta vez sólo tomo una pequeña tasa de café y salgo sin mis llaves del auto, es dificil resivir ordenes de alguien que apenas conocí ayer, pero no quisiera saber que tipo de temperamento se esconde detrás de esa mirada vacía. No me preocupo por caminar rápido, porque hoy tengo tiempo de sobra.
Estoy a punto de poner mis audífonos en mis oídos cuando escucho el ruido de un motor a mi lado, decido ignorarlo y seguir mi camino, pero aún sigue ahí, así que decido voltear y encarar a quién sea que esté tratando de llamar mi atención. Mi cara es casi que insuficiente para abarcar todo el asombro que tengo, es Harry, está ahí, en su motocicleta, mirandome fijamente, cómo se respiraba?.
- Sube. - Me dice finalmente, después de lo que pareció una eternidad y media.
- Mm, q-qué? - Mi voz suena más irregular de lo que quisiera admitir.
- Que subas. - Dice lentamente.
Parpadeo un par de veces y desde mi cerebro envío la orden a mis piernas para que se muevan, afortunadamente, obedecen. Me acerco a Harry y el extiende un casco hacia mi, lo miro unos segundos antes de tomarlo y ponerlo sobre mi cabeza, después subo mi pierna derecha por la moto y pongo mi trasero en el aciento. No estoy segura de qué hacer con mis manos, sería vergonzoso que yo tratara de poner mis manos al rededor de él y él las quitara, así que decido ponerlas en mis muslos. Como si estuviera leyendo mi mente, harry se gira ligeramente y toma mis manos entre las suyas, y luego las lleva hasta su abdomen, de modo que lo estoy rodeando completamente con mis brazos. Y sin más, arranca su moto y nos dirige al instituto.