3- Rote Zahlen

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Números Rojos





Perdieron la noción del tiempo, para ser exactos eran casi las 7 de la mañana y repentinamente después de una sesión de besos húmedos el más pequeño se había quedado dormido, ¿pero? ¿qué diablos?, Harry no permitía que ningún extraño chico con el que solo tuviera sexo una noche, se quedara en su apartamento, pero sencillamente no tenía la fuerza necesaria para seguir despierto.

Louis no hizo nada al respecto, solo lo sostuvo entre sus brazos esperando que despertara. Él solo calculaba y pensaba exactamente su próxima jugada. «asesino y traficante, pero solo eres un niño jugando a ser malo con un arma entre tus manos, y puede que, en tu juego, termines disparándote, confundiendo el plomo con el acero». Le decía en su mente mientras acariciaba los rizos del más pequeño.

La verdad es que él rizado se veía realmente lindo durmiendo, se removió un poco abriendo los ojos volteando la vista hacia la persona que lo sostenía algo exaltado

- ¿Sigues aquí? - preguntó el menor sorprendido

-Sí, ¿Qué?, ¿pensaste que me iría o que te robaría algo? - preguntó el castaño riendo mientras bajaba sus manos a la cintura de ojiverde y éste se sentaba sobre la cama frente a él -N-no, solo que jamás eh dormido con alguien y es... extraño- el mayor sonrió dándole un pequeño beso tomándolo de la barbilla para después buscar su ropa por la habitación y comenzar a vestirse

- ¿Ya te vas? - preguntó el menor con una expresión triste no tan notoria

-Si, en realidad no quiero incomodarte con mi presencia- dijo, mientras se abrochaba los jeans

-Puedo pagarte más si es lo que quieres- alcanzó a decir el rizado, el mayor bajó la playera que estaba a punto de ponerse y soltó una risa despectiva - ¿Qué es lo que dijiste? -

-Que te pagaré bien si es lo que quieres, te prostituyes ¿no?, el dinero es lo que te dan a cambio de sexo, y yo te pagaré por haberlo tenido conmigo y por quedarte más tiempo- el castaño sonrió de forma burlona y se volteó a ver al más pequeño, acercándose a su boca peligrosamente. -No me rayes niño, dejé de vender el culo- se lo dijo tan cerca que el rizado sintió su aliento en el rostro, y el recuerdo del sabor del tabaco y alcohol en su boca - A, ¿sí? ¿hace cuánto? - preguntó de la misma manera - Desde el día en que me viste por primera vez- contestó con una sonrisa de lado y alejándose del contrario, buscando sus tenis y colocándose la chaqueta para salir de la habitación.

-No me digas niño, no soy un crío y no tienes ni puta idea de quién soy- dijo el rizado con arrogancia. El mayor se quedó quieto y volteo de inmediato volviendo a la cama y quedar cerca del rostro del menor -Se más de lo que tú crees- finalizó dándole un beso y mordiéndole su hinchado labio inferior -Adiós bebé- dijo el ojiazul guiñándole un ojo y saliendo por completo de la habitación, dejando a un confundido Harry desnudo entre las sabanas, ¿qué carajos con la actitud de ese chico?, pasaba de ser lindo a un completo cínico manipulador, pero... le gustaba, de verdad lo hacía, ¿eso era correcto?.

Dicen que cuando dos metales radioactivos chocan, pueden provocar un desastre nuclear.

Se levantó de la cama buscando su ropa interior por algún lugar de la habitación para ponérsela. Abrió los ventanales haciendo salir el tedioso olor a sexo que aún permanecía dentro de la pieza, se quedaría ahí por un rato, tal vez hasta la tarde, todas sus propiedades mantenían todo lo necesario para habitarlas y ésta no era una excepción. Se dispuso a ducharse y quitar el olor a sudor y fluidos que permanecía en su cuerpo.

Quería estar solo, asimilando la oleada de sentimientos que sentía y que llegaron la noche anterior, «te hechicé». recordaba lo que le había respondido a Louis ante su pregunta, sonriendo y negando con su cabeza -parece que la pregunta debió ser mía, tú... me hechizaste-.

Fürsten (Larry Stylinson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora