8- Mein Schutzengel

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Mi Ángel Guardián 







Louis estaba aturdido con aquel mensaje, Des era un hijo de perra, era el capo al mando de la mafia Americana, en búsqueda y captura por más de 10 años, culpable de miles de asesinatos, y crímenes terribles, era un demonio disfrazado de humano.

Y la pregunta que todos se hacían, ¿Porque la policía no lograba atraparlo? la respuesta era sencilla, a parte de ser un capo y asesino, era un jodido genio, mientras la policía buscaba en un perímetro de Estado cómo unos perrillos tras su hueso, el ya estaba en el Caribe o en el Tassili en Argelia.

Louis no tenía salida, en el momento que quisiera escapar lo encontrarían, y la consecuencia sería fatal, pero estaba esperando el momento adecuado, lo había planeado a la perfección sólo le faltaba una sola cosa. Y Harry se había presentado frente a él, cómo su ángel de la guarda.

Empacó lo necesario, algunos recuerdos que logró guardar con él y su tesoro más preciado, un pequeño panda de peluche, su madre se lo había obsequiado cuando cumplió 5 años.

Cumpleaños feliz... cumpleaños feliz... te deseamos todos... cumpleaños feliz, cantaban sus abuelos y padres mientras su madre llevaba un pastel en forma de un oso con cinco velitas en el centro a la mesa, a Louis le encantaban los osos cuando era pequeño, el cumpleaños de Louis siempre era esperado por todos, su familia, sus amigos y los amigos de sus padres, cómo olvidarlo, nació en un 24 de Diciembre (Noche Buena) y su familia celebraba ambas cosas con gran felicidad. -Louis amor, mira lo que compramos para tí- su madre le entregó el osito de peluche con un gran moño rojo en el cuello, el pequeño castaño sonrió ampliamente con sus ojitos llenos de brillo, lo acerco a él y lo abrazó muy fuerte recostándose sobre él -¿Te gusta?- preguntó su padre con una gran sonrisa -Me gusta mucho- respondió el pequeño castaño. -Cuando te sientas sólo en algún lugar, tendrás éste osito contigo, y él estará en nuestro lugar, cada que lo veas te acordarás de nosotros y no te sentirás solo- le dijo su abuelo mientras el pequeño se sentaba en su regazo -Siempre lo tendré conmigo-

Recordaba aquel momento y las palabras de su abuelo, esas mismas que jamás olvidó, por ello llevaba aquel osito desgastado con él, limpió unas cuantas lágrimas que bajaban por su mejilla, abrazó al osito y lo olió, pero ya no olía a su hogar.

Decidió guardarlo en su maleta pero recordó que su madre le había adaptado un cierre en la espalda del peluche, lo volteó y llevó su mirada en dónde se encontraba sus dos identificaciones, una placa, su pasaporte con su nombre real y su visa como ciudadano americano.

Las tomó y las metió dentro del osito, no era enorme pero tampoco pequeño, las cosas cabían perfectamente, colocó el oso entre la ropa y cerró la maleta, se sentó a lado de ésta y se quedó por unos momentos analizando lo que estaba por venir.

Aguanta, sólo un poco más Louis, todo saldrá como lo planeas, Harry estará a tu lado y todo estará bien

Se repetía una y otra vez en su cabeza, dió un último suspiro, tomó sus cosas y salió de aquel lugar sin más, bajo hasta la recepción del dueño del edificio, y le entregó las llaves al anciano -muchas gracias por todo éste tiempo señor Raynolt, espero que esté bien, en cuanto pueda vendré a dejarle algún obsequio por su cumpleaños- el hombre asintió con una sonrisa débil -cuidate mucho, pórtate bien muchacho, espero verte después- Louis palmeó el hombro del anciano con delicadeza como gesto de despedida y después de eso salió del edificio.

Caminó algunos metros y vió el auto de Harry estacionando, se puso nervioso por un momento pero decidió tocar la ventanilla del copiloto para llamar la atención del rizado, éste volteó en seguida apartando la vista del celular dandole una sonrisa a Louis, quitó los seguros de las puertas, y el castaño abrió la puerta trasera colocando su maleta, la cerró, y después entró al asiento del copiloto

Fürsten (Larry Stylinson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora