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Domingo

Los adormilados parpados de Shinobu, se abrieron lentamente. Se sentó en la orilla de la cama y observo la habitación con detalle.

- ¿Tomioka-san? – pregunto al aire. Lo busco con la mirada, paseándose por el apartamento - ¿Tomioka-san? – volvió sobre sus pasos y se detuvo frente una de las puertas en el pasillo, según recordaba, esa era la habitación de quien buscaba – Tomioka-san – le llamo asomando la cabeza tras la puerta.

Lo miro profundamente dormido, le daba la espalda a la entrada, la menor lo vio como una oportunidad para entrar a la habitación prohibida. A simple vista, parecía un dormitorio ordinario, las paredes eran lisas con discretos diseños, había un escritorio sencillo junto a la grande ventana, un cuadro colgado del lado contrario, y puertas blancas como pared, al frente de la cama donde el pelinegro descansaba. Debía admitir que tenía un muy buen diseño, al menos a los ojos de la menor. Sin hacer ruido, salió cerrando la puerta tras ella.

°°°

La parte del día que menos le agradaba a Giyuu eran las mañanas soleadas. No tenía nada en contra de un nuevo día, el problema era el sol, esa radiante estrella que osaba molestar sus preciados sueños. El único "sol" que podía soportar y querer es Tanjiro, el chico de la panadería.

Se giro sobre su cuerpo para darle la espalda, pero el sol no solo es molestamente radiante, también es cálido, como la sonrisa del Kamado mayor. Se descobijo y acomodo sobre la cama, le dedico una rencorosa mirada a los brillantes rayos asomándose por su ventana.

- Te odio – dijo entre dientes. Esto no era del todo verdad, pero decir eso se volvió su manera especial de decirle "Buenos días" al único que se toma la molestia de despertarlo cada que el cielo se lo permite.

La extraña sensación no se iba por más que intentara ignorarla, igual que Shinobu cuando recién se conocieron.

Se levanto directo a las blancas puertas de su armario y lo abrió, estiro los brazos al fondo de este para deslizar las corredizas puertas que fingen ser una pared, cerro las cortinas antes de hacer con su rápido chequeo y comenzó.

Decidió empezar por ese extraño haori familiar que sus padres le regalaron, saco la prenda dividida a la mitad, una con un patrón de cubos y la otra de un liso color vino... Esto llevara un largo tiempo.

°°°

La estación de radio favorita de Shinobu se escuchaba como el ambiente de fondo en un restaurante, tienda o cafetería. Tarareaba las canciones moviendo su cadera y cabeza al ritmo de la música, mientras tanto, esperaba paciente a que el panqueque en el sartén estuviera listo.

No se consideraba buena cocinera, pero vaya que lo era, solo cuando se dejaba llevar. Deslizo el esponjoso aperitivo del sartén al plato y prosiguió con uno nuevo.

- Buenos días – susurro en el oído de la menor. Shinobu se estremeció.

- T ¡Tomioka-san! – se giro al mencionado – No hagas eso – se quejo sonriente.

- Lo siento, no quería asustarte – se disculpo sirviéndose un vaso de agua.

- N-no me asuste, solo me...sorprendí.

- Claro – miro algún punto al azar con el vaso en los labios. La menor resoplo y siguió en lo suyo, formando así un silencio profanado por la radio.

Giyuu la miraba de reojo cada tanto, no quería que se ofendiera por la insinuación que llevaba su pregunta, pero quedarse con la duda no era una opción para él, aunque tampoco sabría qué hacer ante las posibles respuestas.

-... Oye Shinobu – llamo algo nervioso.

- ¿Qué pasa?

- Tú... ¿entraste a mi habitación?

Tardo en reaccionar. Por unos fugaces segundos se sintió como un niño descubierto ante su travesura. Lentamente llevo su rostro hacia el mayor, tras otros segundos, ladeo la cabeza y sonrió con los ojos cerrados.

- ¿Tu habitación? – pregunto fingiendo no saber nada.

- Olvídalo, me equivoque – desvió la mirada y volvió a pegar la orilla del vaso a su labio inferior.

Con eso bastaba, Kocho había entrado y explorado el lugar prohibido mientras dormía, buscaría hacerla confesar, pero se encontraba demasiado asustado como para hacerlo

- En fin, el desayuno está listo – llevo el plato a la mesa y se dirigió a la sala.

- ¿No te quedaras? – pregunto, al verla recoger sus cosas.

- Tengo que reunirme con alguien y se me hace tarde – se coloco la sudadera y miro la hora en su celular para después guardarlo – Comeré allá. Hasta luego Tomioka-san – se despidió antes de salir.

- Adiós – murmuro mirando la puerta.

°°°

Miro por quinta vez la hora en su reloj de mano, rechino los dientes molesto y volvió a esconder la misma mano en el bolsillo del pantalón. Estar ahí no es algo que le agrade, menos esperarla, por desgracia no tenia opción.

- Hola Sabito-san – levanto la mano a la altura de la cabeza en forma de saludo - ¿Esperaste mucho?

Y ahí estaba. La molesta chica que no quería ver ni en pintura, y de igual forma estuvo esperando impaciente.

- Te ves enojado Sabito-san – comento burlona.

No respondió y solo entro seguido por ella, se sentaron en la mesa de siempre a esperar que los atendieran.

- Sabito-san.

La ignoro.

- Sabito-san.

La joven se acerco a su mesa con libreta en mano. Hicieron lo de rutina y se retiro apresurada.

- ¿Estas enojado Sabito-san?

Apretó el puño sobre la mesa, la sonrisa de la menor cambio por una ladina.

- ¿Te sientes bien? – se inclino sobre la mesa hacia él – Sabito-san – dijo lentamente.

- ¿Podrías parar? No estoy de humor para soportas el zumbido de mosquitos – pidió irritado.

Shinobu no dejo de sonreír, aunque la sangre le hirvió ante su comentario. Dio un largo suspiro.

- Sabito-san – lo miro – Por ultimo solo te diré que Tomioka-san y yo somos una bonita pareja, eso es todo.

- ¿Qué? – la miro incrédulo.

- Aquí esta su orden – anuncio colocando los platillos frente ellos – Que lo disfruten – sonrió.

- Gracias – dijeron al unisonó. Sabito espero a que la chica estuviera a una distancia prudente.

- Mientes, Giyuu no tiene pareja – dijo desafiante y con un amargo sabor de boca.

Observar los ojos del contrario basto para saber que había logrado su cometido, hundió la cabeza entre sus hombros por unos instantes y cerró los ojos para disfrutar de su dulce malteada... o venganza.

°°°

- ¿Seguro? – cuestiono levemente molesta.

- De verdad, me sentía bien esta mañana – respondió tratando de convencerla.

- Bien, por ahora descansa – le dio una pequeña sonrisa y acaricio su cabeza.





Shinobu: 3

 Sabito: 1

 Makomo: 2 

 Giyuu: 1

Conquistando CorazonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora