Capítulo 13: "Somos quienes elegimos ser"

186 45 12
                                    

La claridad que hay en la habitación me molesta

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La claridad que hay en la habitación me molesta. Parpadeo varias veces intentando acostumbrarme a los rayos de sol. Me siento en la cama apoyándome con una almohada en el hermoso cabecero y observo la escena.

Halcón está todavía durmiendo en el colchón hinchable. Sus mechones castaños le caen sobre los ojos y su rostro irradia paz. Lo bueno de dormir es que dejas de pensar en todas las cosas malas que has hecho a lo largo de tu vida.

Me percato de que tengo las heridas mucho mejor de lo que recuerdo haber tenido anoche, pero entre el sueño que tenía y la bajada de tensión que me dio no consigo acordarme exactamente. Pero eso da igual, lo importante es que no se ha hinchado.

Doy pequeños toques para ver si mis células están vivas lo que me provoca una corriente eléctrica por todo mi cuerpo y me hace ahogar un quejido. Me levanto de la cama despacio intentando no hacer mucho ruido para evitar despertar a Halcón de su quinto sueño y me dirijo sigilosamente al baño.

Una vez allí, mojo mi rostro con agua y la lavo con jabón para eliminar toda la grasa y sudor que se ha acumulado durante la noche. Cuando estoy lista salgo y encuentro al ave deshinchando el colchón.

—Creí que estabas dormido —abro la ventana temiendo romperla de lo frágil que se ve.

—Nunca duermo profundo, es una habilidad que se adquiere con el paso del tiempo —se estira dejando ver, por una pequeña separación entre la camiseta y el pantalón, su abdomen. —Ah, y roncas— añade sonriendo divertido al darse cuenta de mi mirada.

—No es cierto.

—Sí lo es.

Ruedo los ojos para salir del bucle al cual íbamos a entrar de no ser por mi autocontrol. Parece que se le olvidó todo lo que pasó anoche.

—Tranquilo, no volverás a escucharme. Esta noche vuelvo a mi casa —el rostro de Halcón se torna serio y no puedo evitar pensar que una parte de él desea que me quede. Descarto esa idea tonta de mi cabeza y comienzo a hacer la cama. Recuerda a que has venido Elia.

—Como quieras. —Sus secas palabras me toman por sorpresa—. Creo que deberías irte después de como has puesto las cosas aquí.

Me giro y lo miro. ¿Realmente cree que esto es culpa mía? Niego con la cabeza y susurro un "idiota" que, para mi suerte, no ha llegado a escuchar.

—Si salgo ¿Buitre vendrá a por mí?

—No, ya se le habrá pasado —asiento.

—Te entrevisto en diez minutos en el recibidor —salgo al pasillo y cierro la puerta detrás de mí. Me restriego la cara con las manos echando a perder todo el esfuerzo que me ha costado limpiármela y camino hacia el recibidor. Parece mentira que me haya aprendido ya el camino hacia allí.

Me siento en el cómodo sofá y espero con la libreta y el bolígrafo preparados. Mientras espero comienzo a escribir las preguntas que pretendo hacerle. Una vez que termino, sonrío satisfecha. Esto va a ser interesante. Unos minutos después Halcón se sienta en el sofá del frente. Me hace una señal para darme a entender que puedo comenzar. Sonríe de lado. Parece que también quiere jugar.

Lo llaman HalcónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora