Capítulo 16: "Vas a conseguir que la maten"

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Mi pulso se acelera al igual que mi respiración

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Mi pulso se acelera al igual que mi respiración. Intento no pensar en las muchas cosas malas que pueden pasar a partir de ahora. Las aves me miran fijamente y un escalofrío recorre mi cuerpo.

—No puedes salir —Halcón vuelve a hablar—. Te irás en la próxima ola.

—¿Disculpa?

—¿A dónde es? —se gira a mirar a Búho.

—Paris —contesta tras unos segundos. Halcón asiente convencido.

Frunzo el ceño. ¿Por qué están decidiendo mi futuro como si no estuviera delante de ellos?

—¿Puedo opinar? —pregunto tranquilamente para evitar discusiones innecesarias. Halcón me hace una señal para que continúe. —No quiero irme de aquí. Nunca he salido de Madrid y no saldré ahora que un loco quiere encontrarme. —respiro hondo —. Además, si estoy lejos de vosotros no podréis saber si estoy bien o no.

El silencio se apodera de la sala otra vez. Miro fijamente a Halcón esperando su respuesta. No parece muy convencido a juzgar por su expresión, pero estoy segura de que no es tan tonto como para mandarme a un país que no conozco y hacer que me las arregle prácticamente sola.

—Tienes razón —dice tras un largo período de espera. Hace contacto visual conmigo y se muerde el interior de la mejilla —. Iremos a Milán.

—¿Iremos?

—Vendrás conmigo a mi segunda residencia en Milán.

—¿Qué? —preguntamos todos al unísono.

—No puedes irte con ella a Milán —Cuervo alza la voz —. Te necesitamos aquí al mando de todo esto como siempre hemos hecho.

—Estoy seguro de que podéis hacerlo sin mí —carraspea—. Desde allí será más fácil encontrar a tu hermana —me mira. Asiento.

—Sigo pensando que es una mala idea. ¿Cómo vais a ir? Tu cara está en todos los aeropuertos —me mira—. Y si te ven con Halcón lo meterán a la cárcel.

—Hablaré con Linda para que nos lleve en el avión comercial otra vez. —teclea un número rápidamente y habla. En tan solo unos minutos ya está todo arreglado.

Cuervo se cruza de brazos y niega con la cabeza.

—Halcón piensa en lo que estás haciendo —intenta hacer que entre en razón.

—Salimos esta noche —hace oídos sordos—. No lleves nada, tienes todo allí.

—¡Vas a conseguir que la maten! —Cuervo pierde la compostura tras haber estado tanto tiempo intentando tranquilizarse. Halcón se detiene bruscamente —¿No te importa su bienestar?

—Sí me importa, y por eso mismo me la llevo a Milán. Sabes que tenemos guardias de seguridad en cada rincón. —se acerca a él.

—En el mensaje Thertami te ha advertido que no la reubiques. ¿Enserio crees que no se imaginará que la llevarás a la mansión? ¿Crees que no tendrá espías en Milán? —Halcón se detiene justo delante de él.

Lo llaman HalcónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora