El Heredero de Slytherin (3/3)

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           Así era. Remendado, deshilachado y sucio, el sombrero yacía inmóvil a los pies de Harry.

Ryddle volvió a reír. Rió tan fuerte que su risa se multiplicó en la oscura
cámara, como si estuvieran riendo diez Ryddles al mismo tiempo.

—¡Eso es lo que Dumbledore envía a su defensor: un pájaro cantor y un
sombrero viejo! ¿Te sientes más seguro, Harry Potter? ¿Te sientes a salvo?

Harry no respondió. No veía la utilidad de Fawkes ni del viejo sombrero, pero ya no se sentía solo, y aguardó con creciente valor a que Ryddle dejara de reír.

—A lo que íbamos, Harry —dijo Ryddle, sonriendo todavía con ganas—.
En dos ocasiones, en tu pasado, en mi futuro, nos hemos encontrado. Han sido dos ocasiones en que no he logrado matarte. ¿Cómo sobreviviste? Cuéntamelo
todo. Cuanto más hables —añadió con voz suave—, más tardarás en morir.

Harry pensó deprisa, sopesando sus posibilidades. Ryddle tenía la varita;
él tenía a Fawkes y el Sombrero Seleccionador, que no resultarían de gran
utilidad en un duelo. No prometían mucho, la verdad. Pero cuanto más tiempo
permaneciera Ryddle allí, menos vida le quedaría a Ginny...

Harry percibió algo
de pronto: en el tiempo que llevaban en la cámara, los contornos de la imagen de Ryddle se habían vuelto más claros, más corpóreos. Si Ryddle y él tenían que luchar, mejor que fuera pronto.

—Nadie sabe por qué perdiste tus poderes al atacarme —dijo bruscamente Harry—. Yo tampoco. Pero sé por qué no pudiste matarme: porque mi madre murió para salvarme. Mi vulgar madre de origen muggle —añadió, temblando de rabia—; ella evitó que me mataras. Y yo te he visto de verdad, te vi el año pasado. Eres una ruina. Apenas estás vivo. A esto te ha llevado todo tu poder.
Te ocultas. ¡Eres horrible, inmundo!

Ryddle tenía el rostro contorsionado. Forzó una horrible sonrisa.

—O sea que tu madre murió para salvarte. Sí, ése es un potente contrahechizo. Tenía curiosidad, ¿sabes? Porque existe una extraña afinidad
entre nosotros, Harry Potter. Incluso tú lo habrás notado. Los dos somos de sangre mezclada, los dos huérfanos, los dos criados por muggles. Tal vez somos los dos únicos hablantes de pársel que ha habido en Hogwarts después de Slytherin. Incluso nos parecemos físicamente... Pero, después de todo, sólo
fue suerte lo que te salvó de mí. Eso es lo que quería saber.

Harry permaneció quieto, tenso, aguardando que Ryddle levantara su
varita. Pero Ryddle se limitaba a exagerar más su sonrisa contrahecha. Detrás de Ryddle, estaba Lyra levantada. Con una bolsa de algo y metiéndose trocitos de lo que parecía flan a la boca. Harry se preguntó por qué.

—Ahora, Harry, voy a darte una pequeña lección. Enfrentemos los poderes
de lord Voldemort, heredero de Salazar Slytherin, contra el famoso Harry Potter, que tiene de su parte las mejores armas de Dumbledore.
Ryddle dirigió una mirada socarrona a Fawkes y al Sombrero Seleccionador, y luego anduvo unos pasos en dirección opuesta. Harry,
notando que el miedo se le extendía por las entumecidas piernas, vio que Ryddle se detenía entre las altas columnas y dirigía la mirada al rostro de Slytherin, que se elevaba sobre él en la oscuridad. Ryddle abrió la boca y silbó... pero Harry comprendió lo que decía.

—Háblame, Slytherin, el más grande de los Cuatro de Hogwarts.

Harry se volvió hacia la estatua. Fawkes se balanceaba sobre su hombro.

El gigantesco rostro de piedra de la estatua de Slytherin se movió y Harry
vio, horrorizado, que abría la boca, más y más, hasta convertirla en un gran
agujero.

LYRA BLACK, pjo & hpDonde viven las historias. Descúbrelo ahora