capítulo 1

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Narrador:

Una peli rosa se encontraba recogiendo hierbas medicinales en el bosque hasta que vio a una mujer albina que estaba a punto de caer en una trampa.

—¡Señorita cuidado!—Dijo para comenzar ha correr empujando la albina.
Cayendo ella en la mayor parte de la trampa, haciendo que la albina solo se hiciera un leve rasguño, está aliviada sintió un dolor punzante en su pierna se dio cuenta de que estaba lastimada gravemente, pero no le dio tanta importancia a su herida. Lo que le importaba ahora era atender a la albina, se sentó como pudo, aún con los ojos lagrimosos y voltio a ver a la albina que estaba llorando como una magdalena, se le hacía raro, ya que solo era un rasguño.

—Te voy a tratar la herida así que no llores.—Dijo sacando de una caja hierbas medicinales y trapos.

Se encontraba vendando el pie de la albina, pero se le hacía raro, ya que la hierbas medicinal que había utilizado tendría que parar el dolor según el libro por la preocupación no había sentido el punzante dolor de su pierna herida ahora estaba peor que antes de que pudiera revisarla escucho unos ruidos provenientes de un arbusto y pasos cuando voltio se encontró con lo que parecían ser guardias de la casa imperial mirándola.

—Ve y avísale al emperador.—Ordeno un guardia al lo que parecía ser un subordinado.

—¿Quiénes son?—Pregunto la oji azul.

—Guardias de la casa imperial.—Respondió secamente.

[•••]

—¡Majestad!—llamo un guardia, ya que el emperador estaba de espalda—Encontramos a dos chicas heridas cayeron lo que parece ser una trampa una señorita peli rosa es la que esta más herida que parece ser seria la otra señorita tiene un rasguño que fue atendido por la señorita, ya que esta llevaba consigo hierbas medicinales para tratar la herida.

—Llévame al lugar.—Ordenó el emperador.

—Si señor.

[•••]

Cuando el emperador fue llevado al lugar se encontró con una peli rosa exigiendo sin dejar que los guardias pudieran revisar su herida, ya que decía que tenía que revisar la herida de la señorita dirigió su mirada a la derecha y se encontró con una albina llorando como si se fuera acabar el mundo vio su pierna que estaba muy bien tratada sin dudarlo cogió entre sus brazos a la ojiazul.

—¡Eh! Que le pasa no ve que estoy en medio de una sección tratando a la señorita. —Dijo tratando de zafarse de los fuertes brazos del emperador teniendo un intento fallido.

—Después la seguirás atendiendo ahora preocúpate por ti misma.—Dijo afirmando el agarre—Traigan a la otra señorita—Le ordeno a los guardias.

[•••]

Ya habían atendido la pierna a la ojiazul llamarón a la puerta teniendo como respuesta un pase dejando ver al emperador se dirigió rápidamente a la ojiazul.

—Soy el emperador Sovieshu encantada de conocerla. —Dijo dedicándole una sonrisa a la peli rosa.

—Puede llármame Ame igual es un gusto conocerlo su majestad le pido disculpas por mi reciente actitud no lo reconocía.

—No se preocupe por ese incidente por lo que debemos preocuparnos es por usted ¿Su pierna está bien?¿Cuántos años tienes? Lamento lo de su pierna ¿Está pálida? —preguntó con notable preocupación el emperador.

—Estoy bien no se preocupe estoy pálida por la perdida de sangre tengo 22 años su majesta.

—Me alegro de que este bien espero que mejore pronto me tengo que retirar espero volverla a ver señorita Ame. —Dijo dirigiéndose a la puerta.
Cuando cerro la puerta no dudo en recostarse sobre ella juraría que escuchaba como la peli rosa cogía un libro y lo hojeaba admitía que era muy hermosa sus ojos que tenían un mar infinito en ellos.
—Soltó un largo suspiro— ¿Que estaba pensando? Enseguida recupero la compostura.

[•••]

—Paso algo en mí, ausencia—Preguntó una peli rubia.

—Si paso algo muy grave el emperador trajo a dos chicas al palacio cuando vino de cacería una tenía una herida grave mientras la otra solo tenía un rasguño que fue tratado por la que estaba más grave seguía llorando desconsoladamente. —reprochaba la condesa de cabellos naranjas—Fue muy molesto asearla ni siquiera mojamos nuestras manos para asearnos, solo para asearla a usted su majestad. —Dijo con una vacilante sonrisa—Pero a pesar de su terrible higiene ostentaba una gran belleza.

—Su belleza solo es superada por la duquesa de Tuania, famosa por ser la más bella de todas. —Contesto Eliza—Siendo sincera su majestad la ojiazul era aún más hermosa que la doncella mugrienta mejor aún ni se comparaba la belleza de ellas dos.

—Aunque ¡claro! Ninguna sobrepasaba su belleza.

—Pero el emperador le dio mucha más atención y la trato con más delicadeza a la peli rosa. —Dijo de nuevo Eliza.

—¿El emperador...?—Preguntó con duda la emperatriz.

—Parecía muy preocupado por ella. —Cepillo el bello cabello de la emperatriz.

—No le veo nada de malo—Respondió la emperatriz.

—¡No sea tan inocente su majestad!—Dijo molesta laura.

—Es cierto que su aire y forma de actuar cambiaron al ver a la peli rosa de modo evidente y se lo contamos por qué siempre velamos por su bienestar, su majestad sería un alivio que toda esta preocupación resultara en vano.—Dijo con una sonrisa cálida.

—Entiendo...—Hablo la emperatriz.

—¿Quiere que la investigemos su majestad?—Dijo la peli naranja.

—No, pero gracias igualmente.

[•••]

Uno de los almuerzos que compartían el emperador y la emperatriz se estaba llevando a cabo.

—Me contaron que trajiste a dos chicas cuando fuiste de cacería y las trajiste aquí...—hizo una pausa—¿Eso es cierto?

—¿Quíen te contó eso?—pregunto ahora él—

—Quien me lo contó no importa. Pregunto: ¿es cierto?—el contrario quedo en silencio—¿su majestad?

—Suficiente. Compartimos apenas dos comidas a la semana tiene que haber muchos otros temas de conversación ¿es muy importante de hablar de eso ahora?—Respondió para así salir de la habitación.

Continuará

Testigo [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora