Al abrir los ojos, no sabías cuánto tiempo habías estado en aquella camilla, pero te sentías descansada, aunque con el cuerpo algo entumecido; las únicas luces que iluminaban la sala, eran las de la decena de monitores que había allí.
Aparte del zumbido que desprendían los ordenadores y algunas de las máquinas, te diste cuenta de que múltiples voces conversaban más allá de las paredes del laboratorio. Ojeaste a tu alrededor y observaste que ya no estabas conectada a nada, por ello lentamente te incorporaste y bajaste de la cama, poniendo rumbo hacia la procedencia de las voces.
-Pues a mí me cae bien. -escuchaste decir a una voz ya conocida.
-El problema no es como nos caiga, Bruce. -sospechaste que dijo el pelirrubio por su tono seco y serio.
-Quizá debamos encerrarla, cómo hicimos con mi hermano. -esta te hizo fruncir el ceño, aquella no la conocías y ya parecía que te odiara.
-No creo que esa sea una opción. ¿Natasha?
-Tampoco lo creo. Es joven y acaba de saber que tiene ese tipo de poderes, si es que se pueden llamar así. -contestó al reclamo una voz de mujer en un tono también seco.
-Hemos intentado estabilizarla. Ella ya pasó por este procedimiento hace 10 años igual que Pepper, pero no parece que ahora mismo funcione. Tony ha estado comprobando si Pepper tiene rastro de Extremis en su cuerpo y no es el caso, así que lo de la chica es más complicado.
-Es una bomba. -replicó la voz que parecía odiarte sin conocerte.
-Igual que yo, en cualquier momento se me puede ir de las manos y convertirme en el otro tipo.
-No se asemeja a su caso.
-¡Os recuerdo que es mi hija! Pero si queréis, podéis continuar sin incluirme en la conversación. Lo de encerrarla no me parece un mal plan, si no fuera porque es una persona y no un mono de feria. -contestó Stark molesto y le siguió un resoplido de Rogers.
-¿Eso convierte a mi hermano en un mono de feria?
Ibas caminando por el pasillo a paso lento y sin hacer ruido, pues las voces cada vez estaban más próximas y no querías que se dieran todavía cuenta de tu presencia para saber cómo continuaba aquella conversación que giraba en torno a tu persona. No tardaste demasiado en llegar a un arco enorme que daba paso a una sala amplia de colores metálicos y detalles azules, en una mesa en el centro de la sala había 3 figuras sentadas y otras 3 de pie; reconociste a Banner, a Tony y a Rogers... las tres figuras nuevas eran una mujer de cabellera roja, un hombre corpulento de melena rubia y otro de cabello corto y castaño que portaba lo que parecía una bolsa con flechas en la espalda.
Desde la distancia te pudiste permitir analizar uno a uno los ocupantes de aquella sala, aunque no te hizo falta demasiado para saber junto a quién te encontrabas.
-Bien, Tony. ¿Qué planes tienes para ella entonces? -dijo el capitán mientras seguía con la mirada al de perilla, quien no paraba de dar vueltas por la sala.
-Está claro que estabilizarla. Necesito tiempo para estudiar su caso; encontré la fórmula para hacer el método más estable. Lo descubrí estando resacoso una vez, así que no me tomará mucho tiempo.
-Su caso es diferente, Tony. -Musitó Banner.
-¿Entonces alguna idea mejor? -Contestó vacilante Stark.
-Entrenarla, podría formar parte del equipo. -dijo una figura esbelta que apareció por otra puerta contigua a la sala. Este iba trajeado enteramente de negro y portaba sobre uno de sus ojos un parche.
-No sabemos que puede hacer, ya has visto que no es un Soldado Extremis normal. -comentó la pelirroja.
-Pero sabemos lo que si puede hacer. Tengo a gente trabajando en la búsqueda de sus informes, pronto sabremos más o simplemente deberemos jugar a prueba y error.
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La Hija de Extremis (Steve Rogers)
RomanceUna mujer castaña iba y venía en sus sueños; estos tan dañinos que no los recordaba o deseaba no hacerlo. Acogida por los Keener a los 12 años y de orígenes desconocidos, se adentró como cualquier otra mañana en el bosque a la carrera para olvidar l...