Aquella estancia parecía totalmente fuera de lugar, toda la tecnología y el alicatado moderno se había quedado tras la puerta que separaba el pasillo de esta. Techos altos, lámparas con luces amarillentas, paredes color celeste, un ring apartado y muchísimo espacio sin nada alrededor, te daban la bienvenida a un lugar con apariencia de gimnasio clásico de boxeo donde viejas glorias iban a entrenar.
Ojeaste la sala en busca de alguien, pero no parecía haberlo. Tenías curiosidad por saber quién sería ese Peter, pues no recordabas haber escuchado nada de un Peter en los Vengadores con anterioridad.
-Hola.
De golpe una silueta roja apareció colgando boca abajo del techo enfrente de ti, como acto reflejo lanzaste un puñetazo en su dirección, pero este sin problemas lo agarró y pudiste ver como "sus ojos" se agrandaban.
-¡WOW! ¡Eres fuerte!
-Peter, no le des esos sustos a la muchacha. -viste cómo Natasha entraba de forma despreocupada al gimnasio.- Es algo volátil. -con este comentario solo pudiste apartar la mirada, algo avergonzada por aquella nueva realidad en la que te habías visto sumergida.
-Soy Peter. Peter Parker, encantado. -este te soltó el puño y se descolgó del techo para después quitarse la máscara, dejando ver así una cara bastante inofensiva, agradable y joven, enmarcada por unos mechones rizados alborotados de color castaño.
-¿Tú eres el que está detrás de ese tal Spiderman de YouTube? -lo miraste extrañada, espetaste aquello puesto que habías reconocido el traje característico. Su gesto fue de satisfacción.- Yo soy...
Sin dejarte acabar, te agarró de la mano y empezó a zarandearla de forma enérgica, el chico parecía entusiasmado.
-¡TN! Lo sé, es genial que el señor Stark tenga una hija casi de mi edad. Es muy aburrido que estos vejestorios no pillen mis referencias. Me encanta que estés aquí. La verdad es que debe ser genial, enterarte de que Tony es tu padre. Cuando me dijeron que estabas aquí y quién eras, me emocioné muchísimo, de verdad, la mismísima TN Stark, no me lo creo. Encima me conoces, ósea, a Spiderman, pero eso no es nada. He leído lo que sabes hacer es alucinante y...
De golpe Natasha dio dos palmadas y este paró. El muchacho posó sus ojos castaños sobre la pelirroja que no estaba muy lejos de vosotros, aunque ya se encontraba algo apartada y apoyada en una de las columnas de la sala.
-Peter, tendréis tiempo de sobra para hablar de muchas, pero que muchas cosas... Es momento de entrenar. Empezaremos por algo básico, a ver qué sabes hacer a nivel combate. -esta desvió su atención hacia ti.
-Pues hice taekwondo 2 años... pero dudo que te refieras a eso.
Viste como simplemente te dedicó una sonrisa y Peter empezó a separarse un poco de ti, volviendo a colocarse su máscara y adaptando una posición de defensa bastante compleja.
-No te preocupes TN, tendré piedad.
Ante esto solo pudiste tragar saliva e intentar imitar la postura del chico, aunque desgraciadamente te veías bastante novata en comparación. Abriste los ojos como platos al ver que Peter sin previo aviso se abalanzaba sobre ti, sin saber muy bien que hacer te quedaste quieta hasta tenerlo prácticamente encima. Por instinto lo esquivaste con gran facilidad y así, sin saber muy bien como, fuiste esquivando todos los golpes que intentaba darte. Te sentías más ágil y veloz que nunca.
Tras unos minutos sin avances, el muchacho ayudándose de sus telarañas se apartó y te miró desafiante desde la distancia mientras descansaba un poco; tú le devolvías la mirada mientras sentías tu pecho subir y bajar con brusquedad, no te sentías especialmente cansada, pero sí que notabas como tu cuerpo ardía. En aquellos instantes te asemejabas más a un animal salvaje hambriento acechando a su presa que a una persona, habías entrado en el juego y ahora querías seguir incluso más fuerte que antes.
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La Hija de Extremis (Steve Rogers)
RomanceUna mujer castaña iba y venía en sus sueños; estos tan dañinos que no los recordaba o deseaba no hacerlo. Acogida por los Keener a los 12 años y de orígenes desconocidos, se adentró como cualquier otra mañana en el bosque a la carrera para olvidar l...