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Seokjin

— No. — me miró con un puchero. — No hagas eso, eso no sirve conmigo Seo-hyeon.

— Solo es un jodido helado Seokjin. — me miró.

Su madre y mi madre parecen llevarse demasiado bien. Hoy también tenían algo que hacer lo cuál dejaron nuevamente a Seo-hyeon en mi casa. Ahora esta niña quiere un jodido helado, pero no pretendo salir hoy, y menos si no tenemos clases.

— No quiero salir hoy, mira para ver hay en el refrigerador pero ya déjame dormir tranquilo. — susurré lo suficientemente fuerte para que me escuchara.

— Eres un grosero. — rodeó los ojos. — Jinnie por favor. — se subió a mi regazo. Abrí un poco mis ojos encontrándome con Seo-hyeon y sus ojos color océano fijamente en mi.

— Si me das algo te compro hasta la fabrica de helado.

— ¿Que quieres? — empezó a aplaudir un poco.

— Umm... Un beso de buenos días no estaría mal. — ella me miró algo confundida. Hice mis labios un globito, ella poco a poco se acercó a mi hasta juntarlos. Tome su cintura y de un ágil movimiento ella quedó debajo de mi con sus piernas en mi cintura.

Bajé poco a poco mis besos hasta su cuello. Sonreí levemente al ver las marcas que le había dejado ayer, ¿no sabrá que las tiene?
Sus piernas se fueron soltando de mi cintura facilitándome el pasó.
Mis manos tomaron un viaje hasta el final de su camisa, sin dudarlo la subí con lentitud. Ella solo me miraba atentamente.

Sonreí por lo sumisa que se veía en estos momentos, ¿de verdad quiere que la folle?

Le di un corto beso sobre la comisura de sus labios y me alejé de ella. Juguemos un poco pequeña. Ella me miró algo confundida, con sus manos tapó su abdomen y se levantó rápidamente.

— Me voy a duchar. — ella solo asintió y se quedó mirando hacía el suelo. Me acerqué poco a poco a ella, levantó su vista encontrándose con mis ojos. Le regalé una sonrisa de lado y me acerqué a darle un beso.

La volví a poner sobre la cama. Esta ves no me seguía el beso. Joder esta niña es demasiado mal educada. Tome su labio inferior entre mis dientes y le di un pequeño apretón haciendo que ella me empujará lejos de ella.

— Imbecil ¿Que es lo que te pasa? — con su dedo pulgar toco el lugar donde una pequeña linea de líquido rojo salía. — Ayer te dije que dejarás de hacer eso, ¿Por que no entiendes?

— Me besaste luego de que te pregunté si me detenía. — ella me miró a los ojos con enojo. — Y no te lo hice tan fuerte, no te quejes.

— ¿Sabes todo lo que me toca inventarle a mi madre cuándo llegó con un jodido mordisco en mi labio?

— Ay ya pequeña, no es para tanto. — me giré sobre mis talones pero siento como una mano toma la mía haciéndome girar.

— No me interesa si con otras chicas eres así, pero a mi no me vuelvas a hacer eso Seokjin. Yo no soy como esas estupidas ¿entendido? — me miró sería. Reí levemente y ella me soltó del brazo. — Me largó, si mamá pregunta dile que me secuestraron.

— ¿A donde irás? — tomé esta ves yo su brazo.

— No te interesa. — se soltó de mi agarré y salió.

Seo-hyeon

¿Quién se cree? Trató de ser amable soportando lo imbecil e insoportable que puede llegar a ser y el solamente se comporta como un jodido chico necesitado.
No sabía dónde ir, pero a mi casa o quedarme en su casa no era una opción. Estaba caminando por las calles se Seoul, no era demasiado temprano pero aún así había luz en la ciudad.

Unos minutos después ya estaba todo oscuro. Un escalofrío recorrió mi cuerpo al sentir la fría brisa por todo mi rostro. Trate de buscar el camino a casa pero sentía cómo una persona me seguía. ¿Es normal sentir como si te fueran a hacer lo peor?

Camine un poco más rápido. Trate de verme calmada, como si no me estuviera muriendo de miedo por dentro. Al ver una cafetería abierta, sin dudarlo dos veces me adentré a ella, me escondí detrás de uno de los muros y vi como un señor pasaba mirando hacía todas las direcciones. A mi menté vino lo que mi madre me había dado hoy. Con mis manos algo temblorosas, busqué mi celular.

Seokjin

Ya era algo tarde y la chica estupida no había llegado. Admito que ya me estaba preocupando más de lo normal. Trate de buscar algo con lo que calmarme, y ahí estaba mi cuaderno de canciones.

Un nuevo talento descubierto. Escribo canciones las cuales no se los muestro a nadie. No me gusta que las personas sepan de eso ya que luego me preguntarían muchas cosas, y me aburre responder.

Mi celular empezó a sonar, lo tome de la mesa que esta a un lado de mi cama. Vi que era un número desconocido ¿Quien mierda tiene mi número? Algo confundido presioné "contestar"

— ¿Seokjin? — escuché una pequeña voz del otro lado se la línea. — Por favor dime que eres tú. — un pequeño sollozo se puedo escuchar.

— Si soy yo, ¿Quién eres tú?

— Seo-hyeon. — al decir eso me levanté rápidamente. — Por favor.. te necesito.

— ¿Que te pasó? ¿Té hicieron algo? ¿Donde estás? — busqué las llaves de mi carro para empezar a bajar las escaleras rápidamente.

— En una cafetería cerca del centro comercial, por favor ven rápido. — sollozó.

— Ya voy, no té muevas ¿okay?

— E-esta bien. — escuché por último y luego colgó.

Tire mi celular por algún lugar del auto. Lo coloqué en marcha y empecé a conducir a la donde me había dicho Seo-hyeon. Era un poco tarde entonces eso hacía que las autopistas estuviesen desocupadas.
Al llegar a la cafetería con sus indicaciones. Entre a ella y luego bajé mi mirada y ahí se encontraba el vulnerable cuerpecito de
Seo-hyeon.

Subió su mirada hasta hacer que nuestras miradas conectarán. Sus ojos azul océano y su alrededor algo rojos me penetraban.

¿Por que tengo la necesidad de ver sus ojos todo el tiempo?

BLUEBERRY [SEOKJIN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora