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Seo-hyeon

— No lo hago frecuentemente. —tocó su mandíbula. — Solo cuándo el llega.

— ¿Sabes que eso afecta tú cuerpo? — el asintió. — No lo hagas más Jin, por favor. — tomé su rostro en mis manos. — No te dañes a ti mismo por tú padre.

El me miró a los ojos. Su mirada se veía triste. Me acerqué a el para así guardarlo en mis brazos, el se aferró a mis brazos. Es un niño pequeño que solo busca cariño por parte de sus padres.

— No me dejes... — susurró aferrándose más al abrazó. — No lo hagas tú también. — sollozó.

— No lo haré Jin. — pasé mi mano sobre su suave cabello. — Estaré siempre para ti.

La noche se basó en unas lágrimas de Seokjin. Su historia no era muy buena. Sufría mucho, ¿cómo una persona así puede sufrir tanto? El no lo merecía, claro que no. Le enseñé como hacer una fogata, era muy miedoso con el fuego. Niño.

— Seokjin el fuego no te llevará por las noches, ¿Que es lo que estás diciendo? — pregunté riendo.

— Si lo hará, eso da mucho miedo. — me miró.

— Confía en mi, nada malo té pasará. Si te llega a llevar le pegaré con un... zapato. — subí mi pie mostrando mi zapato.

— Es algo raro que el chico sea el que le tema a algo y la chica sea la que cuida al chico. — río.

— No es raro, solo que es algo a lo que no se acostumbra. — sonreí.

— ¿Tienes sueño? — preguntó girándose para verme.

— Un poco. — confesé. — ¿Y tú? — arrugó su nariz y negó. — Mañana tenemos universidad, creó que debemos ir.

— No quiero. — me miró a los ojos. — Quiero quedarme aquí... quedarme aquí contigo Seo-hyeon.

— Debemos ir, ya casi estamos por terminar. — el solo tomó mi mano y la llevó a su rostro tapándola con la suya.

— Mañana hablamos. — sugirió. — Descansemos un poco ahora.

— Descansa Jin. — sonreí.

— Tú igual  Seo-hyeon.

Seokjin

Soy una persona que sufre de insomnio. No suelo dormir nada, pero hoy fue diferente. Sentí algo que me hizo dormir. No se realmente que fue, pero creó saber quien es la que me causa eso.

Me giré un poco para encontrarme con su pequeño cuerpecito descansando. Se veía muy bien durmiendo. Cerré un poco mis ojos y luego sentí como un diminuto brazo recorría mi cintura apegándose a mi cuerpo siendo esta su comodidad.

— ¿Que horas son? — me miró.

— diez y cincuenta. — miré mi celular y luego a ella.

— La universidad empezó hace dos horas Jin. — se levantó de golpe.

— Oye tranquila, no nos dirán nada porque faltemos un día. Aparte mi padre es uno de los fundadores, digo que eres mi amiga y ya no te hacen repetir las horas.

— ¿Eso lo haces a seguido? — cuestionó.

— No, en realidad no me importan muchos los estudios. Lo hago porque se que para ti son importantes. — confesé.

— Mi madre me matará. — río levemente.

— ¿Quieres morir de la mejor manera? — pregunté.

— ¿A que te refieres con eso? — sonrió con cierta curiosidad.

Me levanté extendiéndole la mano. Ella me miró por unos segundos y luego la tomó. Camine con ella fuera de la cabaña para así subir al auto y colocarlo en marcha.

— ¿A donde vamos? — habló mirando hacia la ventana.

— No lo se, ¿a donde quieres ir?

— Creía que tenías un lugar a donde ir. — me miró.

— Umm... vi que había una exposición de libros por aquí cerca.

— ¿Te gusta la lectura? — sonrió levemente.

— Jaja no. — ella negó riendo. — ¿Centro comercial? — sugerí.

— Perfecto.

Estábamos algo cerca del centro comercial lo cual nos costo llegar en unos cinco minutos. Bajamos del auto sintiendo el frío aire de Seoul recorrer nuestro rostro. Ella sonreía levemente mientras que su naricita se volvía rojita por el frío.

— Ven. — moví mi mano para que se acercara a mi. Con pequeños pasos se acercó así haciendo que yo la atrapara en mis brazos. — ¿Mejor? — ella asintió levemente.

Entremos al centro comercial ya así sintiendo un poco más de calor. Ella se alejó de mi para así mirar a su alrededor como una niña pequeña. Bueno, eso es lo que es. Una pequeña niña.

— Jin ven. — tomó mi mano así haciendo que caminara detrás de ella. — ¿Recuerdas que un ayer me dijiste que también amabas a The Neighborhood? — asentí. — Aquí hay camisas con su logo.

Me acerqué a la vitrina para así poder admirar un poco más de lo que Seo-hyeon hablaba. Efectivamente habían unas camisas y sudaderas con el triángulo, corazón y la casa. Sonreí al ver como sus ojos se iluminaron al ver uno de sus álbumes.

Tome nuevamente su mano para así ingresar a la tienda. Busque donde había visto los álbumes y luego la miré a ella.

— ¿Cuales son tus favoritos? — pregunté.

— Umm.. — mordió un poco su labio inferior. — 'Wiped Out!' y 'I Love you'.

Tome ambos álbumes, juntó con una sudadera negra algo grande. Me acerqué a la caja para así poder pagar, Seo-hyeon solo me seguía sin decir una sola palabra. Miraba absolutamente todo lo que estaba en esta tienda. Luego de pagar, el hombre detrás de la vitrina me entregó la bolsa donde estaba lo que había comprado.

— Toma. — miré hacía otro lugar extendiendo la bolsa.

— ¿Que? — habló algo confundida.

— Es para ti. — moví la bolsa en mis manos.

— Ohh por dios... — susurró y con delicadeza tomo la bolsa. — Gracias Jin. — me miró con una gran sonrisa.

— No es nada. — empecé a caminar dejándola detrás.

— ¡Espérame! — gritó a mis espaldas. — Déjame comparte algo.

— ¿Que? — me detuve y la miré.

— ¿Que quieres?

— Umm... Soju. — ella frunció su ceño.

— No vas a beber Seokjin.

— ¿Y quien me lo impedirá? — reí levemente. — ¿Tú?

— ¿Puedes parar de ser así de engreído?  — me miró fastidiada. — Cuándo nos llevamos bien, siempre terminamos en una discusión.

— ¿Y que pasa? Es divertido. — levanté mis hombros.

Ella se limitó a contestar. Solo me miró con a los ojos. Una expresión furiosa, pero quería parecer neutra. Suspiró levemente y luego miró hacía otro lugar.

— Te están llamando. — señalé su celular. Ella tomo su celular. Su mirada cambió a una sorprendida. No estaba feliz, no era una cara sorprendida de felicidad y se podía diferenciar.

— Mierda... — susurró y yo la miré.

BLUEBERRY [SEOKJIN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora