Capitulo 7

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Nota de la autora... Después que la carta termine te invito a escuchar la canción del link, de ser posible con unos audífonos, en un lugar tranquilo, en paz, solo tú y la lectura. Espero poder transmitir lo que significo este capitulo para mí. Luego me cuentas que te pareció.

Capítulo 7

El almuerzo estuvo monumental, la señora Agustina cocinaba sin comparación; ni si quiera mis niñeras que eran chefs profesionales, cocinaban como ella; pero no, la carne, el pollo, el pescado Esos no eran mis fuertes, tuve que desplazar la chuleta, aunque olía delicioso, pero no más que lo delicioso de ese arroz con berenjena, calabacín, auyama y vainitas, a esas ultimas con el tiempo les había agarrado cariño.

El almuerzo paso con uno que otro momento de tensión de parte Venecia y yo. Aunque la señora Agustina no lo noto, pudimos salir bien libradas de esa.

Debo admitir que la decisión de ser agnóstica la había tomado desde muy joven, en casa nos enseñaron que éramos libre a elegir el credo que más paz nos diese, y en su mayoría, eran todos agnósticos o ateos, aunque eso de ser ateos para mí no tiene sentido, la definición dice, aquel que niega la creencia en Dios o en cualquier acto o hecho que demuestre fe; pero luego salía diciendo creer en sus propias fuerzas.

La conversación con la hija de la señora Agustina sobre nuestros diferentes puntos de vista, me sirvió de relajación, ver la escena con Venezuela, esa niña tenía a mis ojos algo especial. Me despedí de ellas, debía resolver mis propios asuntos, me fui con dirección a casa.

- Bernardo -grite entrando a casa- hermoso mío -sus ladridos resonaron en toda la habitación.

El cachorro traía en su boca un puñado de cartas.

- A ver perro, ¿Quién te manda tantas cartas?

Quizás él que mandaba cartas a mi residencia era una inteligente persona que sabía que yo no tenía teléfono celular, y mucho menos de casa. Comencé a revisar el correo.

- Suscripciones a revistas ambientales, pornográficas y de deportes. -le levante las cejas a Ber- Desechare esta. -refiriéndome a las pornográficas- en definitiva, esto es algo que no me gusta. Recibo de servicios, luz, gas, carta de familia Rilvers, cable, agua, carta de Tess -Sonreí, porque lo más probable es que fuesen la mitad insultos, decidí leerla. -

Para la peor profesora. -esa era la inscripción fuera-

Querida Guadalupe perra Rilvers del puto Ruiz.

La verdad no se quien demonios te crees para no escribirme, te cuento que jamás culmine el estúpido curso de bruja lectora de mentes a distancia. Así que no sé qué diablos pasa por tu greñuda cabeza, para llevar más de un estúpido y triste mes sin escribirme, ni mucho menos venir a verme.

Créeme, debes sentirte sumamente feliz que gaste horas de mi impresionante vida escribiéndote ¡SI! ¡Lees bien, esta puta carta la escribo yo! Mi asistente es una inepta, deberías darle un par de clases; o mejor aún pasarme tu maldita dirección para ir a verte.

Por si lo olvidas, yo sería tu jodida madrina, y ahora me has desplazado, le diré a Kelvin que te torture por tú, torturarme a mí. Eso de verdad no es justo, eres una maldita ingrata.

Ya, disculpa no tengo derecho a jugar con eso. Pero maldición, lo extraño, ¡y también a ti! ¡LISTO! Lo dije; así que deja de ser tan perra ermitaña y permite que mis ojos se deleiten con la madre Guadalupe del puto ambiente.

Tengo que hablarte de algo extraño que me está pasando, siento que hay algo en el pecho que me hace PUM-PUM-PUM cada vez que veo a la estúpida nueva vendedora de expresos en la cafetería. La detesto, porque por su culpa me quedó sin oxígeno cuando estamos en el mismo espacio. Y más aún, siempre quiero ir a comprar un puto café solo que a mí no me gusta esas mierdas. Necesito una amiga.

Nunca más estarás solaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora