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 Sus pensamientos viajaron lejos, siete años atrás, a cuando aún estaba un poco roto y agrietado. Viajó a una época donde su hermana seguía con vida. Y entonces regresó a él, sonrió ante el recuerdo. No recordaba exactamente la manera en la que brillaban sus ojos, ni lo amplia que podía ser su sonrisa y era lo que más le dolía. Si tan solo pudiese retroceder el reloj, arreglaría lo que había roto, podría demostrarle que la luz siempre contrarrestaba a la oscuridad. 

—Vaya Kim, debiste pensarlo tal vez solo siete años antes —bufó para si mismo, su pulgar e índice sosteniendo la piedra que colgaba del collar en su cuello—. Como te digo ahora que tú eres la razón. 

 Tal vez, debía intentar quedar menos sin nada que hacer en el trabajo. 

 Amaba ser Vante, era todo lo opuesto al niño tormentoso de secundaria llamado Taehyung. Era un fotógrafo codiciado y reconocido, aunque anónimo, tenía un estudio de fotografía, hacía exposiciones a finales de cada trimestre del año. Vivía en una linda zona de Seúl, le regaló un lindo departamento a su madre en Daegu, recuperó su amistad con Seokjin eventualmente, mantenía su comunicación con Jimin, y aún así, había una pieza faltante en su vida. Se recordó que lo había dejado para que fuese feliz, entonces, pudo estar tranquilo. 

—Cariño —una voz masculina se hizo escuchar, el hombre ni siquiera se molestó en tocar la puerta, ya era costumbre suya entrar de esa manera, Taehyung levantó la mirada y le sonrió de manera ladeada—. Oh no, no me sonrías así que me derrito. 

 Taehyung se echó a reír negando con la cabeza, se levantó del asiento detrás de su escritorio, donde le daba las revisiones a sus últimas fotografías y caminó hasta detenerse frente al chico, acomodo con cariño las solapas de su camisa a botones, Seojoon no combinaba para nada con aquel estudio tan artístico, por la forma en la que siempre iba de traje. 

—Debes dejar la manía de llamarme cariño —riñó Taehyung sacudiendo pelusas inexistentes de la impecable vestimenta del pelinegro, quién parecía atento a cada movimiento del más bajo. 

—Tae... —susurró él, acariciando con las yemas de sus dedos una mejilla del menor—. Déjame... 

 Taehyung sonrió triste, apoyando momentáneamente su mejilla en la palma de la mano del mayor, para luego echarse hacia atrás. Hubiera dado lo que fuese por corresponderle. Hola, era Park Seojoon, pero su terco corazón no entendía, era lo único que había permanecido congelado durante todo estos años, en el mismo lugar, con el mismo sentimiento hacia la misma persona. 

—No quiero lastimarte Seo, ¿Está bien? —susurró Taehyung, para luego sonreír bonito y balancearse sobre sus talones, despreocupado. 

 Joder, que lo perdonaran Dios y los Ángeles pero Seojoon estaba perdidamente enamorado de Kim Taehyung, tan pero tan enamorado, que ahí se iba a quedar, hasta esperar una muestra de reciprocidad. Ese hombre de cabello castaño y alborotado, quién vestía siempre con ropas anchas y boinas, quién observaba el mundo con tanto interés, quién trataba bien incluso a una mosca, lo tenía cautivado. Seojoon era su contratista y administrador, quién le ayudaba a llevar los números del estudio, pero soñaba con llegar a ser algo más. 

—¿Por qué no dejas que te demuestre que puedo ser el indicado? —susurró Seojoon de pronto, acercándose nuevamente a Taehyung, ésta vez se atrevió a sostenerlo de la cintura, su corazón latió desbocado. 

 El menor humedeció sus labios, intentando sentir algo, cualquier cosa, con aquel tacto cálido sobre su cuerpo.  Obtuvo todo lo contrario, solo entumecimiento. 

No puedes ser el indicado, porque no eres él. 

—Seojoon... —buscó que decirle, pero ya le había sido bastante claro tantas veces, y él parecía no entenderlo, Taehyung terminó uniendo sus frentes y cerrando sus ojos, no queriendo ver como le rompía el corazón una vez más—. Eres el indicado, pero no para mí. 

Good Reputation- Taekook/Vkook.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora