La Chica Enamorada De Fred Weasley. [Serie De Relatos]

Diez: Lay all your love on me - ABBA

Diez

Lay all your love on me - ABBA

Febrero 96

—¿Te gustarrría salirrr conmigo este San Valentín?

You're the meaning in my life

You're the inspiration

You bring feeling to my life

You're the inspiration

Want to have you near me

I want to have you hear me saying

no one needs you more than I need you (*1)

Hermione no escuchó ni media palabra de esa pregunta. Tenía los auriculares puestos y la música a ese volumen alarmantemente alto, que su madre aseguraba que algún día la dejaría sorda.

Días atrás Fred le había regalado una camiseta con la caricatura de Paul McCartney y aquel casete solo porque sí. Una selección perfecta de las más bonitas baladas que Hermione recibió encantada. Aunque no dejó pasar la oportunidad de preguntarle la razón de tan inusual lista de reproducción. Fred no era de baladas, ella lo sabía muy bien.

Pero él chico simplemente se había encogido de hombros y soltado un "Son las fechas, supongo"

Aquella respuesta no le convenció del todo. Así que se quedó con un misterio y un casete que no paraba de escuchar, tarareando las canciones todo el rato.

—Herrmione ¿quierrres salirr conmigo este San Valentín? —volvió a preguntar Viktor Krum con su fuerte acento extranjero.

Esta vez sí lo escuchó, ella y todos los que estaban en el pasillo del instituto en ese momento.

Harry y Ron, que estaban a unos casilleros del de ella, dejaron de hablar de Fútbol y miraron hacia donde estaban. También lo hicieron Lavender y Parvati desde el otro lado del pasillo.

—¿Qué?—se arrancó los auriculares de un tirón con evidente cara de sorpresa.

La cara de Viktor Krum estaba roja como un tomate. Quien se molestaba en conocer a aquel estudiante de intercambio Búlgaro, sabía de antemano que no le gustaba hablar mucho, menos en inglés, ya que aún no lograba deshacerse del fuerte acento que a veces lograba que la gente no lo entendiera del todo. Hermione solía coincidir con él en sus clases avanzadas, se sentaban juntos en Cálculo y en el taller extra de Literatura. Así que sabía muy bien lo mucho que le mortificaba las miradas de todos los chismosos que los rodeaban y lo muy difícil que seguramente le había resultado pararse ante ella y hacerle esa pregunta.

Por un segundo quedó en blanco con la boca ligeramente abierta, mientras miraba aquellos ojos negros que parecían atravesarla como dos balas. Su corazón dio un salto cuando comprendió todo lo que estaba pasando. ¿Una cita? ¿Le estaba pidiendo una cita a ella?

Aquel muchacho era el sueño de todas las chicas del instituto. El chico extranjero y exótico. Alto y bien formado por las horas de entrenamiento de fútbol, manejaba la pelota por la cancha con la agilidad y la gracia de un bailarín, aunque parecía torpe y tenía un andar desgarbado cuando iba por el pasillo entre clases.

Hermione miró su rostro por un segundo. Sus mejillas rojas por la vergüenza no suavizaban sus pobladas cejas fruncidas y ni nada de su rostro afilado. Era guapo ¡sí que era guapo! Podía sentir la envidia de Lavender y Parvati desde el otro lado del pasillo como el hedor que salía de una cloaca.