—¡Bájame! —Jungwoo entró en pánico, mientras el gran oso lo llevaba lejos de su primo. ¿Este tipo estaba loco? No sólo lo había mordido, sino que también lo estaba llevando a sabe quien dónde, a hacer Dios sabe qué.
Ahora se arrepentía de escabullirse de la manada. Debería haber mantenido su culo en casa y nada de esto hubiera pasado.—Si me arañas la espalda una vez más, —le advirtió el tipo, —te pondré sobre mi rodilla.
Le estrechó sus ojos, mientras clavaba sus garras en el trasero de su captor. El shifter gruñó cuando se detuvo y lo puso de pie. — ¿Qué pasa? — Preguntó. —Sabes que eres mi compañero y espero que sepas del asunto sobre el calor de apareamiento ¿Por qué eres tan terco?
Apenas podía ver a su compañero. Necesitaba sus anteojos. Sin ellos era prácticamente ciego. Miró hacia arriba, a la cara borrosa del hombre, mientras fruncía el ceño. —No tenías que ir como todo un hombre de las cavernas por eso. —Empujó su dedo por el puente de su nariz por costumbre, antes de recordar de nuevo que sus anteojos no estaban allí. —Podríamos haber hablado, antes de que decidieras secuestrarme.
—Sí, lo siento por eso. Mi oso se hizo cargo y todo lo que quería hacer era llevarte a casa.
La voz de su compañero era sedosa y profunda. Deseó simplemente poder distinguir su rostro. Incluso medio ciego, vio lo macizo que era el tipo. —¿Y crees que esa es una excusa aceptable?
—Puede que no sea una excusa —, dijo su compañero. —Pero es esa la razón. —Dio un paso hacia un lado, cambio y corrió hacia Mark tan rápido como sus cuatro patas se lo permitían. Su compañero gritó llamándolo, pero no se detuvo. Pasó por alto a los hombres que discutían, que incluían a su primo y se dirigió a la casa de la manada.
Afortunadamente, en su forma de lobo, veía perfectamente. Sus músculos le ardían tan mal que se sentían como si estuvieran en llamas, pero se negó a detenerse hasta llegar a casa.
Cuando aterrizó en su puerta, apenas podía caminar. Cambio, abrió la puerta y se tambaleó adentrándose. Vernon vino de una esquina,o al menos, pensó que era Vernon. El tipo no era más que un borrón.
—¿Estás bien, Munchkin*? —Era la voz de Vernon. —Parece que has visto un fantasma.
Estaba demasiado cansado para hablar. Pasó por el vestíbulo y se derrumbó en uno de los sofás de la sala, gimiendo, mientras cada centímetro de su cuerpo palpitaba. No había corrido así desde, bueno... nunca. Y ahora sabía por qué. El ejercicio era demasiado agotador.
—Necesito... mis... gafas. —Se dejó caer de espaldas, deseando algo frío de beber, para aliviar su garganta seca. Estaba tan seco que su lengua se pegaba al techo de su boca.
Vernon regresó un segundo después y toco algo contra su cara. Tomó las gafas y se las puso. Todo se enfocó, incluyendo la hermosa cara de Vernon. El hombre tenía un cuerpo para morirse. Sin embargo, se sentía atraído por cada uno de los miembros de la manada de Mark.
¿Quién no lo estaría, cuando todos eran deliciosos?
—Será mejor que te ponga algo de ropa —, le advirtió Vernon, mientras sostenía un cuenco de helado. Olía a fresas. —Sabes lo loco que Mark se pondrá, si te atrapa.
Agitó una mano, deseando que Vernon se fuera. Mark había sido sobreprotector con él, desde que era un mero cachorro, siempre actuando como su padre en lugar de su primo. Cuando los cazadores habían matado a sus padres, Mark lo había acogido y lo había criado.
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Lucas (Luwoo)
Science Fiction-Pero tienes que usar uniforme de sirvienta, nada más. Levantó las cejas. -¿Cómo dices? -Ya sabes -, dijo Lucas. -Uno de esos trajes negros y blancos, con una liga. -Calor marcado en sus ojos. -Sin ninguna otra prenda. Todo su cuerpo se sonrojó. La...