Capítulo 6

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Jungwoo preferiría estar en cualquier otro lugar, que dirigiéndose dentro de la casa con Lucas justo detrás de él. Después de desafiar a Lucas al salir, se preparó para una discusión. Lo que había hecho no había sido la mejor elección, pero todavía sentía que necesitaba arreglar esta situación, antes de que empeorara.

Pero todo lo que había logrado hacer, era aumentar la tensión entre él y Lucas.

Lucas le entregó las gafas, pero no le dijo nada. Entró en la sala de estar y se dejó caer en el sofá, dejando caer su cabeza hacia atrás en el cojín, mientras cruzaba los pies debajo de él. Si estaba a punto de gritarle, por lo menos podría estar cómodo, mientras le entregaba el culo.

Notó que Lucas no lo había seguido. Algo golpeó la cocina. Mientras escuchaba, se dio cuenta de que Lucas estaba cocinando. Se debatió si debía permanecer en el sofá o discutir con él. Nada era peor que esperar con en el alma en vilo, que le griten.

Entró en la cocina y se detuvo en la mesa, envolviendo sus manos alrededor del respaldo de una de las sillas de madera. Lucas se mantuvo de espaldas, cortando una cebolla. Golpeaba el cuchillo con tanta fuerza, que debería haber cortado la tabla de picar en dos.

—Adelante, y...

Lucas levantó una mano, aún dándole la espalda. —No. Sólo... No.

Su silencio lo decía todo. Lucas estaba más que enojado, y él no estaba seguro de cómo proceder. Ni siquiera Mark había estado tan enojado antes. No lo suficiente enojado, como para aplicarle la ley del silencio.

Enderezó su columna vertebral, soltando la silla, diciéndose que no iba a discutir con Lucas. No iba a disculparse por hacer lo que creía correcto.

Como si sintiera su resolución, Lucas se volvió y lo estudió. Aquellos ojos verdes se sentían como si vieran a través de él. Lucas abrió la boca, luego apretó los labios y sacudió la cabeza.

—Adelante, dilo.

—No puedo. —Lucas miró al piso. —No estoy muy seguro de qué decir. No importa cuántas veces te advierto sobre el peligro, vas de cabeza a ello. Sigo preguntándome por qué... por qué pondrías no sólo tu propia vida en peligro, sino también la de nuestro hijo por nacer.

Su determinación se desmoronó. En verdad, no había pensado en eso. La línea débil había aparecido sólo el día anterior, y todavía no estaba acostumbrado a la idea de que un bebé crecía dentro suyo. Un escalofrió se estableció en sus huesos, cuando pensó en los riesgos que había tomado. Las cosas podrían haberse ido tan mal.

—Lo siento. — Las palabras no parecían suficientes. Sabía por qué seguía yendo, y no sólo porque Lucas había sido amenazado. Todavía estaba luchando por la libertad de hacer lo que quería. Pero esa no parecía una razón suficientemente buena ahora que se quedó allí, mirando a su compañero.

Lucas se volvió y recogió el cuchillo. Mientras este cortaba, luchaba con qué decir, qué hacer. Si seguía precipitándose hacia el peligro, sin preocuparse por nada más que por sus motivos, arruinaría su relación con Lucas antes de que tuviera la oportunidad de florecer.

Sus hombros se hundieron, cuando se quitó las gafas y frotó las palmas de sus manos sobre sus ojos. Le picaron un poco, por el fuerte olor de las cebollas, pero se acercó más a Lucas. Puso una mano en el hombro de su compañero. —Realmente lo siento.

—Pero lo harás de nuevo. —Dijo Lucas. —No importa lo que diga, pondrás tu seguridad en peligro.

—No, no lo haré. —Su mano cayó del hombro de Lucas. La colocó sobre su estómago. —Fui un estúpido por pensar que podía hacer entrar en razón a esos federales. —Se rio irónicamente. —Si nunca pude hacer que Mark me escuchara, y él es familia, ¿por qué un extraño debería tomar en cuenta lo que tengo que decir?

Lucas (Luwoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora