Cᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 10 [3/4]

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—¿Necesitas trabajar? —pregunta Tae

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—¿Necesitas trabajar? —pregunta Tae.

—¡Oh, mierda! —Corro hacia mi bolso. Para mi alivio no había forma que mi computadora se arruinara por la lluvia, pero no pensé en todos los papeles que tengo allí. Abro mi bolsa de mensajero, que está asentada en un charco de agua de lluvia justo dentro de la puerta, y por supuesto, algo de lluvia entró.

—Mierda, mierda, mierda. —Saco la pila de propuestas de esta mañana, los papeles se aglomeran húmedos, y empiezo a despegarlos, maldiciéndome por no haber cogido la bolsa con tapa. Afortunadamente, solo el tercio superior de la pila está mojado y la tinta no está manchada, pero si los dejo secos y pegados, serán ilegibles cuando los separe.

Comienzo a dejar las hojas mojadas en el suelo. Marilyn, curiosa, trota y comienza a mirarlos.

—Aquí —dice Tae. Extiende dos toallas sobre la mesa de café y mueve los papeles allí, sosteniendo a Marilyn con una palabra.

—Gracias —le digo, refunfuñando contra mi bolsa y los papeles y la lluvia.

Tae se está riendo suavemente.

—Solo eres lindo, eso es todo.

—¿Qué? De ninguna manera. ¿Por qué?

Pongo el último papel sobre la mesa, sus hojas mojadas se despliegan para secarse. Tae me está sonriendo. Se encoge de hombros un poco.

—Tú eres sólo... A veces eres tan profesional y te ves muy intenso mientras trabajas. Luego, al minuto siguiente, apareces aquí empapado, con todos tus papeles mojados, y estás hecho un desastre. —Se acerca más a mí y la suave mirada está de vuelta—. A veces, eres dulce y nervioso y me miras como si no tuvieras idea de lo que está pasando. Y al minuto siguiente, eres todo... espinoso. —Me golpea el culo.

—¡Oye!

—Y a veces —continúa, inclinando mi cara hacia arriba— eres tan sexy que podría besarte durante horas. —Me besa y puedo sentir como me relajo en sus brazos, luego se aleja y me mira otra vez—. Entonces, no lo sé. Hay momentos en los que creo que podrías darme una patada en el trasero si estuvieras lo suficientemente enojado. —Me mira evaluador, pero no digo nada. Me pregunto si podría.

Solo para asegurarme que no se moje, saco la funda de mi laptop y miro dentro. No, mi computadora está completamente seca, gracias a Dios.

—Entonces, ¿necesitas trabajar? Tengo Internet ahora, si lo necesitas.

Lo miro, curioso.

—¿Por qué decidiste conseguirla ahora?

Tae se ve un poco avergonzado, pero dice:

—Bueno, dijiste que lo usabas mucho, así que lo entendí. Pensé que quizás podrías hacer un trabajo aquí en lugar de la biblioteca. Y sé que no amas tu lugar, así que...

ᴀᴍᴅǫᴘ_ᴠᴍɪɴ ||ʟɪʙʀᴏ 1||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora